Los talcigüines son personajes que se visten completamente de rojo y con capuchas, como demonios, provistos de su tradicional látigo de cuero, con el que azotan a los habitantes de Texistepeque, Santa Ana. Esta tradición forma parte de una de las costumbres más conocidas de la Semana Santa en El Salvador.
Origen de la tradición
Esta tradición evoca el retiro que vivió Jesús en el desierto durante 40 días y 40 noches y fue tentado. La batalla de los Talcigüines contra Jesús es un ejemplo de la lucha del bien contra el mal, en la que termina ganando siempre el lado bueno, la bondad y el sacrificio.
De acuerdo con la tradición, los talcigüines se encargan de “limpiar los pecados” de los visitantes; el recibir latigazos es una forma de penitencia por los pecados cometidos. Ellos recorren el parque central y calles principales de Texistepeque buscando a personas de distintas edades para “purgarlas” de sus pecados de esa forma.
Así se realiza el rito
La tradición inicia con una misa en la parroquia de San Esteban, frente al Parque Central, a las 8:00 a.m. Los feligreses colman la iglesia, mientras otros asistentes a la celebración se quedan a los alrededores. Al finalizar la misa, todos los talcigüines se reúnen a un costado de la iglesia para terminar de alistar los últimos detalles.
Luego comienzan a salir corriendo desde el interior de la parroquia para ir por todas las calles, principalmente el Parque Central del lugar para repartir latigazos a los asistentes y “limpiar” sus pecados. Mientras sucede esto, una persona representando a Jesús, con su túnica morada, en su mano derecha lleva una campana y en la izquierda una cruz y que arrastra varios metros, va venciendo a los talcigüines que se encuentra.
Para esto, al llegar a cada esquina, Jesús busca en los cuatro puntos cardinales a los talcigüines escondidos y levanta la cruz. Aquéllos salen de su escondite y realizan una batalla en la que caen vencidos ante Jesús.
Posteriormente, al recorrido por todas las calles principales, Jesús llega frente a la iglesia y va venciendo a cada uno de los talcigüines, luego de pasar su campana y poner su cruz sobre el rostro, estos se rinden formando una larga fila. Este es el momento culmen de la tradición.
Tradición familiar
En la representación participaron 59 talcigüines, quienes deben ser originarios del lugar para poder formar parte de esta tradición.
Algunas personas llevan años de experiencia azotando. Uno de ellos es René Pérez, con 25 años siendo talcigüin. Sus dos hijos menores de edad también forman parte del grupo selecto. “Ellos comenzaron a ser talcigüines cuando tenían 2 o 3 años. Lo único que les pedían era que pudieran caminar”, comentó René.
Así hay muchos habitantes de Texistepeque que han pasado de generación en generación esta costumbre muy ferviente de este distrito y que esperan cada Lunes Santo para poder ser partícipe de ella.
Una tradición centenaria
Se estima que la tradición de los talcigüines ronda los 150 años de existencia. Además, la palabra talcigüin viene del nahuat significa “hombre endiablado”, por eso el traje típico hace alusión al maligno.
Anteriormente solo participaban cuatro talcigüines, que representaban los cuatro puntos cardinales. Estos personajes se encuentran con Jesús, representado también por un habitante de Texistepeque, en cada una de las esquinas de la cuadra cercana a la parroquia San Esteban, donde realizan una danza, como representación de la lucha de Cristo por vencer las tentaciones.
Esta danza se repite durante tres horas, pasado ese tiempo, Jesús vence a todos los demonios y sus tentaciones, para luego caminar sobre ellos y limpiar sus pecados.
Asistentes
Cada Lunes Santo, a Texistepeque llegan miles de visitantes llegar a ver esta festividad, sobre todo de pueblos y ciudades cercanas, como Santa Ana, pero cada vez hay turistas de todos los puntos del país.
La tradición es muy llamativa para los extranjeros, como en esta ocasión que llegaron estadounidenses y alemanes.
Es común ver en las cercanías ventas de bebidas, así como puestos de comida tradicional de la fecha, además de poder comprar recuerdos y tomarse fotografías con los encapuchados de rojo.
