En el reparto La Campanera, las cumbias y temas navideños no faltan, suenan a alto volumen entre los pasajes. En uno de ellos vive Betty, de 33 años, y la encontramos preparando las gallinas que serán la cena navideña de su familia este 24 de diciembre.
Mientras termina de quitarles las últimas plumas, y sin quitarle la vista a las aves, declara: “Ya no vamos a estar con el Jesús en la boca. Cuando veíamos que ellos venían (los pandilleros) nos entrabamos a la casa”, y continúa platicando. Describe como eran las pasadas celebraciones de la Nochebuena en su vecindario; a las 9 de la noche ya nadie salía de sus casas, pues mientras avanzaba la noche el ambiente se volvía más peligroso. “Llegaba un momento en el que ya no se sabía si eran cohetes o balazos”, recuerda.
A su testimonio se suma el de Dora Alicia, de 67 años. Para ella, lo más alegre de esta Navidad es que será la primera vez en años que las familias se podrán reunir con sus parientes que viven en otros lugares. “Hay gente que vendrá por primera vez”, recalca.
Dora Alicia tiene 25 años de vivir en La Campanera. Gran parte de esa vida se ha dedicado al comercio informal; venta de ropa, frescos y “otros chuches”. Conoce muy bien los tiempos violentos de la comunidad y desea que para el otro año el ambiente de paz se mantenga. “Estamos más tranquilos”, dice.
El patrullaje de policías y soldados en La Campanera viene desde años atrás, pero desde inicio del régimen de excepción es permanente. Los militares se mantienen en distintos puntos, y alertas, pues al conversar con algunos de ellos, este afirmó que aún hay peligro, que todavía hay pandilleros en la zona, pero que se esconden.
En otra la colonia de Soyapango, en Las Margaritas 4, Marta sale al balcón de su casa. Ella, por su fe evangélica, no celebra la Navidad, pero su hija que vive a cuatro casas, sí lo hace. “Hasta hace poco me daba miedo salir hasta la casa de mi hija”, comenta. Ahora se siente más tranquila y sin miedo pues antes, no cualquiera entraba a esa zona.
En la parroquia Cristo Rey de Las Margaritas, integrantes del subcomité parroquial preparan adornos florales para la misa de noche buena. Mauricio Aguilar, el más joven del grupo, comenta que hasta este año pudo integrarse a las celebraciones católicas que hacen en la zona de La Campanera y la Santa Eduviges, “La parroquia tiene a cargo varias iglesias en estas colonias y este va a ser primer año que nos vamos a juntar para la fiesta de la Sagrada Familia”, comenta.
Aguilar afirma que aunque los horarios de las misas de las fiestas navideñas se mantienen a la misma hora, antes eran pocos, porque solo asistían los locales, este año esperan a familiares y hermanos de iglesia que llegarán de otras colonias.
Valeria Estrada, que ayuda en la decoración, desea para estas fiestas de fin de año que se mantengan en paz. “La iglesia necesita sustentarse, la violencia también le afecto, ahora esperamos que más personas se sientan con la confianza de venir”, dijo.
En la comunidad Primero de Diciembre, que está sobre el bulevar del Ejercito, era un lugar donde cada persona que entraba debía pagar extorsión. Ahora hay soldados por todas partes y no hay pandilleros.
La joven Dayana es madre de una niña y un niño. Vive desde hace 15 años aquí y expresa que el cambio es notorio, aunque admite que a algunas personas los policías y soldados se las han llevado injustamente. “Ahorita está más tranquilo, espero que para el otro año nos podamos sentir igual, pero también esperamos que a las personas inocentes se les haga justicia” expresa.
La Primero de Diciembre sigue siendo un gran asentamiento precario. Tiene 15 años de haberse fundado con la toma de un terreno privado que servía de botadero a cielo abierto para toda la basura de Soyapango. La mayoría de casas son de lámina y algunos no tienen servicio agua potable domiciliar y los que sí la tienen la reciben desde este año.
Según Gerson, quien es padre de familia, comenta que en años anteriores se aseguraban que la puerta de la casa debía estar cerrada a las ocho de la noche. “Mi familia que vive en el bulevar Venezuela no viene aquí desde hace cinco años. Hace poco me visitaron. Yo tampoco podía ir donde ellos, pero posiblemente este año pase la navidad allá”, comenta.