Rebeca es una adolescente de 16 años que, a su corta edad, ha decidido tender una mano de ayuda a quienes más lo necesitan.
Tras enfrentar una condición médica conocida como epilepsia refractaria, y además vencer la enfermedad mediante intervención quirúrgica, Rebeca fue movida por el sentimiento de compasión, dedicación y ayuda hacia los demás. Así dio inicio a la creación de la Fundación Compasión Púrpura de El Salvador.
Compasión Púrpura es una fundación que se encarga de velar por la niñez y adolescencia salvadoreña que padece una de las enfermedades más frecuentes del Sistema Nervioso Central, es decir, la epilepsia refractaria.
Según un artículo especializado publicado por la Revista Habanera de Ciencias Médicas, esta enfermedad se caracteriza principalmente por generar crisis recurrentes a nivel cerebral, dando como resultado constantes convulsiones que pueden ser controladas mediante medicamentos.
En algunos casos, los pacientes que viven con este trastorno, deben someterse a la cirugía de epilepsia, que consiste en extirpar una pequeña parte del cerebro en donde se originan las convulsiones.
Para Rebeca experimentar en carne propia la pérdida de la conciencia y la sensación de soledad que provoca una crisis de epilepsia, no pudo dejar de pensar en las demás personas que atraviesan la misma situación y que, además, no tienen los suficientes recursos económicos para adquirir los medicamentos que ayudan a controlarlas.
Rebeca fue sometida a ese proceso, el 20% de su cerebro fue retirado. De acuerdo al testimonio de la joven, tras superar esa etapa de su vida, y al ser dada de alta, no pudo evitar reflexionar:
“Hay tanta necesidad en mi país y tengo que ayudar a los niños con epilepsia”, expresa. ”Le pregunté a mi médico (radicado en Estados Unidos) si podía venir a El Salvador junto a otro de mis doctores. Me dijo que sí y así fue cómo empezó todo esto. Nos dimos cuenta de la necesidad que hay acá y así fue como nació la fundación”, recuerda.
Desde entonces, para Rebeca y su madre, Roxana de Figueroa, la labor de dar a conocer la fundación se ha convertido en una lucha constante.
En ese sentido, la fundación propone tres objetivos fundamentales para ayudar a los demás y crear conciencia en las personas que desconocen el tema, y/o, que atraviesan la enfermedad.
Finalidad y trabajo de la fundación
La fundación tiene tres apuestas como principales objetivos, las cuales constan en brindar educación sobre la epilepsia, especialmente a maestros, médicos, terapeutas y familiares de niños que padecen la enfermedad.
Sumado a ello, buscan contribuir al equipamiento médico de los hospitales de la red de salud pública para garantizar atención de calidad a los pacientes que sufren la enfermedad y, además, hacer posible la donación de medicamento anticonvulsivante a niños y adolescentes que pertenecen a familias de escasos recursos.
Para hacer posible cada uno de los objetivos planteados, la fundación dispone de diversas campañas que ayudan a generar ingresos y solventar los gastos que requiere la adquisición de equipo médico y distribución de medicamentos.
Por ejemplo, una de las campañas más populares y con mayor impacto que promueve la fundación es “El osito que ora”.
Esta campaña consiste en la venta de osos de peluches a personas que desean colaborar con la fundación, con esto, se logra llevar esperanza a los niños que se encuentran hospitalizados a causa de diversas enfermedades en los centros de atención médica nacional.
Cada peluche contiene una tarjeta en donde se plasma una plegaria por la vida del paciente que recibe el osito (en su mayoría niños); la postal que acompaña al osito tiene escrito el nombre de la persona que decidió comprarlo. De esta forma, se brinda un apoyo y esperanza a nivel espiritual para quienes se encuentran en la peor etapa de alguna enfermedad.
Además, para cumplir con el objetivo de concientizar a la población sobre el tema de la epilepsia, al donante del osito le es entregada una pulsera con el hashtag #PrayingBear (osito que ora) y #Epilepsy.
En concreto, con la venta de ositos la fundación logra tres cosas: brindar esperanza a los niños enfermos y padres de menores hospitalizados, crear conciencia sobre la epilepsia por medio de la entrega de pulseras a quienes adquieren el osito y, con las ganancias obtenidas, lograr solventar ciertos gastos para la adquisición de donativos de medicamentos anticonvulsivantes.
Sumadas a estas actividades, Rebeca, fundadora de Compasión Púrpura, participa en convenciones y simposios a los cuales acuden médicos de todos países, esto, para atraer ayuda, compartir su experiencia y aprender más del tema.
Metas por alcanzar
Para el año 2023, específicamente en el mes de abril, la fundación tiene programado desarrollar un simposio al que acudan profesionales internacionales de diversas áreas para abordar el tema desde distintas aristas.
Como parte de la apuesta 2023, la fundación tiene planeado dar a conocer en su totalidad la importancia de contar con perros de servicio para que las personas que padecen de epilepsia puedan optar por esta alternativa viable en cuanto al manejo de la enfermedad.
Como una apuesta extra, Rebeca Figueroa anhela poder fundar una clínica de atención integral para pacientes con epilepsia. En ella plantea brindar atención nutricional, psicológica, neurológica, terapia oral por medio de clases de inglés y terapia por medio de clases de música.
Si usted desea apoyar a Fundación Compasión Púrpura, puede visitar el sitio web oficial www.compasionpurpura.com, en donde obtendrá detalle de cómo apoyar a la niñez y adolescencia que padece la enfermedad, mediante donativos y apadrinamiento. Con ello se logra mejorar la calidad de vida de las personas que padecen esta enfermedad, pero tienen recursos limitados.
También puede contactarse con la fundación a través de redes sociales; en Instagram como Fundación Compasión Púrpura, por medio de correo electrónico en: info@compasionpurpura.com y mediante el número telefónico +50379148008.