Vivir sin un servicio sanitario que cuente con las condiciones mínimas, o incluso no tenerlo en casa, es una realidad a la que se enfrentan cientos de familias salvadoreñas.
De acuerdo con la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM) de 2022, el 93.9% de la población cuenta con un servicio sanitario ya sea dentro o fuera de la vivienda; pero un 6.1% restante se ve en la necesidad de usar instalaciones compartidas con otras familias para depositar sus excretas, cuando el tratamiento eficiente de estas es crucial para evitar focos de infección.
Pero no toda la población tiene el mismo tipo de sanitario, ni en las mismas condiciones.
Los resultados de la encuesta indican que, a nivel nacional, el 33.4% de los hogares posee servicios sanitarios con conexión a alcantarillado; 24.4% usa una letrina propia; 24.1% cuenta con un inodoro conectado a fosa séptica, 6.5% debe utilizar una letrina común o compartida con otras familias y encontrarse fuera de los hogares, 5.4% tiene una letrina abonera privada.
En la encuesta, hay un 6.2% que no detalló su acceso a un sanitario o letrina.
Para reflejar esta realidad, El Diario de Hoy hizo un recorrido por hogares en la zona rural de Panchimalco. Parte de las letrinas de la zona visitas acompañan esta publicación.
Tratamiento de aguas grises
La forma en la que las personas deciden deshacerse de las aguas sucias que salen de su propiedad es de vital importancia, debido a la contaminación y daños que estas pueden causar a la salud.
Las aguas grises son todas las que provienen de las duchas, lavamanos, lavadoras y otras de uso doméstico en los hogares, las cuales usualmente no reciben la atención requerida y terminan siendo desechadas en las cunetas de las calles.
Como ejemplo, a inicios de mayo, el Juzgado Ambiental de San Miguel ordenó identificar las viviendas que vierten las aguas residuales a una quebrada de La Unión, ubicada en el final de la 8a. Avenida Sur, del sector La Palma, del barrio San Carlos, en la cabecera departamental. Esto tras hallazgos de contaminación en la zona.
La Encuesta (EHPM) de 2022 determinó que el 61.5% de las casas sacan el agua a las calles o la dejan fluir al aire libre en terrenos, mientras que el 33% de la población tiene acceso a los alcantarillados que sacan las aguas de su vivienda, una situación más regulada en las zonas urbanas.
Un 2.3% de la población restante utiliza fosas para depositar las aguas y 1.6% la vierte indiscriminadamente en ríos o quebradas aledañas a su hogar.