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"Mi hijo ama aprender, pero el sistema no está listo para él": madre de niño con Altas Capacidades

A sus seis años Ricardo Turcios, ha demostrado un alto nivel cognitivo, se encuentra estudiando primer grado, y desafortunadamente en el mismo salón se debe atender tres secciones de forma simultánea.

Por Abigail Parada | Mar 24, 2025- 04:30

Ricardo, un niño de seis años con un diagnóstico de altas capacidades. Pertenece a la Fundación de altas capacidades de El Salvador.  Foto EDH/Emerson Del Cid
Ricardo, un niño de seis años con un diagnóstico de altas capacidades. Pertenece a la Fundación de altas capacidades de El Salvador. Foto EDH/Emerson Del Cid

Con solo seis años, Ricardo Turcios, ya desafía los conocimientos matemáticos de su madre, una docente enfocada en esta rama de la educación. El menor es un apasionado por los números, la astronomía, la geografía y los avances tecnológicos. 

Desafortunadamente sus conocimientos y la rapidez con la que su mente trabaja no siempre son valorados por el personal docente, llegando a etiquetarlo erróneamente con déficit de atención o hiperactividad.  

Cada día su talento innato se enfrenta a una serie de desafíos dentro del sistema educativo, que no está preparado para atender a niños con altas capacidades como él.

Actualmente, estudia en un aula compartida con alumnos de primero, segundo y tercer grado en un centro escolar público de la Costa del Sol. Esta situación, lejos de potenciar su aprendizaje, dificulta aún más la atención individualizada que necesita para desarrollar su potencial.

Su madre, Iris Turcios, explicó que la profesora tiene aproximadamente 30 niños en el aula y que le resulta complicado brindar atención diferenciada a su hijo.

 “Ella tiene muchos niños que atender y para ella, Ricardo es solo un alumno más”, lamentó en entrevista con El Diario de Hoy.

Los padres de Ricardo han emprendido una larga búsqueda de opciones que le permitan recibir una educación acorde con sus habilidades, pero enfrentan limitaciones debido a la falta de instituciones preparadas para atender a niños con Altas Capacidades a nivel nacional. 

"Ricardo aprende rápido y necesita desafíos mayores, pero en su escuela actual no tienen los medios para atender sus necesidades", agregó.

Incluso, Iris ha recibido recomendaciones de colegas para no seguir estimulando el aprendizaje del menor. 

“Mis compañeras de trabajo me decían que no lo estimulará mucho, que el niño era muy chiquito y que podía afectar en su desarrollo”, comentó.

Niños con Altas Capacidades luchan por la inclusión y el reconocimiento
Ricardo, un niño de seis años con un diagnóstico de altas capacidades. Pertenece a la Fundación de altas capacidades de El Salvador.
Ricardo, un niño de seis años con un diagnóstico de altas capacidades. Pertenece a la Fundación de altas capacidades de El Salvador. Foto EDH/Emerson Del Cid

Bullying y aislamiento: el otro desafío

A la falta de apoyo educativo se suma el problema del acoso escolar. Ricardo inició su escolarización en una institución más grande, pero el desconocimiento de los docentes y el acoso escolar hicieron que sus padres buscaran una escuela con menor afluencia de alumnos.

José Luis Pineda, su padre, se siente impotente al ver cómo su hijo es tratado de manera diferente en el aula. 

"Es frustrante ver que no es comprendido en la escuela y que, en lugar de potenciar sus habilidades, lo perciben como inquieto o diferente", expresó.

La psicóloga Rebeca Sánchez de Medrano, especialista en niños con Altas Capacidades, explica que estos menores suelen enfrentar problemas de socialización debido a la diferencia de intereses con sus compañeros. 

"Muchos niños con Altas Capacidades disfrutan de temas que no son comunes para su edad, como la astronomía, la historia o la filosofía. Esto provoca que sean etiquetados como 'raros' y que sus compañeros no los comprendan", indicó.

Además, el acoso escolar es una constante en sus vidas. "Algunos niños intentan encajar regalando cosas o imitando conductas de otros, pero terminan sintiéndose más aislados. Otros optan por dejar de participar en clase para no ser señalados como sabelotodos. Esto genera ansiedad, inseguridad y, en algunos casos, depresión", advierte la psicóloga.

La niñez con altas capacidades es un reto pendiente para Educación en el país
Ricardo, un niño de seis años con un diagnóstico de altas capacidades. Pertenece a la Fundación de altas capacidades de El Salvador.
Ricardo, un niño de seis años con un diagnóstico de altas capacidades. Pertenece a la Fundación de altas capacidades de El Salvador. Foto EDH/Emerson Del Cid

El riesgo de problemas emocionales

El entorno inadecuado para su desarrollo también representa un riesgo emocional para los niños con altas capacidades como Ricardo. 

La frustración por la falta de desafíos académicos y la dificultad para socializar pueden derivar en problemas emocionales como ansiedad, depresión o baja autoestima.

Para la especialista tratar los procesos emocionales de un menor bajo este aspecto es más complicado debido a su neurodiversidad. 

"Actualmente, él sigue entusiasmado, pero temo que llegue el día en que se sienta tan incomprendido que ya no quiera ir a la escuela", expresó su madre con preocupación.

Sánchez de Medrano recalca que la falta de un entorno estimulante puede hacer que los niños con Altas Capacidades pierdan el interés por aprender. 

"Si no se sienten retados, su motivación disminuye y pueden empezar a ver la escuela como una obligación en lugar de un espacio de crecimiento", explicó.

Faltan programas para potenciar el desarrollo

La familia de Ricardo espera encontrar una solución que le permita desarrollar sus habilidades en un ambiente que fomente su crecimiento tanto académico como personal. 

Además, hacen un llamado a las autoridades educativas para que implementen programas de capacitación para docentes en el manejo de niños con Altas Capacidades, asegurando así un sistema educativo más inclusivo y equitativo.

"Todos los niños merecen la oportunidad de aprender de acuerdo con sus capacidades. No queremos que Ricardo pierda su amor por el conocimiento solo porque el sistema no está preparado para él", concluyó su madre.

Ricardo, un niño de seis años con un diagnóstico de altas capacidades. Pertenece a la Fundación de altas capacidades de El Salvador.
Ricardo, un niño de seis años con un diagnóstico de altas capacidades. Pertenece a la Fundación de altas capacidades de El Salvador. Foto EDH/Emerson Del Cid

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