El cáncer de riñón, aunque considerado un tipo de cáncer poco común, tiene una presencia significativa a nivel mundial. Cada año, aproximadamente 400,000 personas son diagnosticadas con esta enfermedad, y de ese total, 170,000 mueren debido a ella, según el Cancer Research Institute. Ante esta realidad, el Día Mundial contra el Cáncer de Riñón, celebrado cada tercer jueves de junio, en este año el 20 de junio, se convierte en una fecha importante para divulgar el valor de la prevención y la detección temprana.
Según el doctor intensivista Emilio Salazar, la detección temprana del cáncer de riñón es un desafío considerable. "Detectar el cáncer de riñón antes de que aparezcan los síntomas es muy difícil, porque la mayoría de los casos no presentan síntomas evidentes en sus primeras etapas", explica Salazar.
En muchos casos, el diagnóstico ocurre de manera incidental durante una ultrasonografía abdominal realizada por razones no relacionadas con la sospecha de cáncer.
Una vez identificado un posible tumor renal mediante ultrasonido, se requiere una serie de estudios adicionales para confirmar el diagnóstico. Estos incluyen análisis de sangre, pruebas de función renal y estudios de imágenes avanzadas como la tomografía abdominal y pélvica o la resonancia magnética nuclear. "Es fundamental realizar estos estudios complementarios para obtener una visión completa del estado del tumor y planificar el tratamiento adecuado", subraya Salazar.
Aunque la detección temprana es compleja, existen síntomas que, al aparecer, deben ser motivo de preocupación y consulta médica inmediata. Los principales signos incluyen sangre en la orina, dolor en la zona de los riñones y la palpación de una masa en la región renal. "Si una persona experimenta estos síntomas, es crucial realizar los estudios diagnósticos necesarios para detectar posibles tumores renales. Generalmente, estos síntomas se manifiestan cuando el tumor ya tiene un tamaño significativo, superior a los 10 centímetros", comenta Salazar.
La detección tardía del cáncer de riñón, cuando el tumor ya ha metastatizado, complica el tratamiento y reduce significativamente la tasa de supervivencia a cinco años. Por ello, la atención médica temprana es esencial para mejorar el pronóstico del paciente.
Varios factores de riesgo están asociados con el cáncer de riñón. La exposición a metales pesados como el cadmio y el plomo, la contaminación ambiental y el tabaquismo son algunos de los más destacados. "El tabaco contiene toxinas cancerígenas que no solo afectan los pulmones, sino que también pueden causar cáncer renal", advierte Salazar.
Además, el estilo de vida juega un papel crucial en la prevención del cáncer de riñón. La obesidad y la hipertensión arterial se han relacionado directamente con un mayor riesgo de desarrollar esta enfermedad. "Mantener un peso saludable y controlar la presión arterial son medidas preventivas importantes", enfatiza Salazar.
También una alimentación equilibrada, rica en frutas y verduras, baja en carbohidratos y evitar alimentos procesados, es fundamental para reducir el riesgo de cáncer renal. Asimismo, una rutina diaria de actividad física y la eliminación total del tabaco son prácticas recomendadas para mantener la salud renal.
El Día Mundial contra el Cáncer de Riñón no solo es una oportunidad para recordar a quienes han sido afectados por esta enfermedad, sino también para promover acciones preventivas y educativas. Este día busca sensibilizar a la población sobre la importancia de un diagnóstico temprano y un tratamiento oportuno.
El cáncer de riñón puede afectar a personas de cualquier edad, aunque es más frecuente en individuos mayores de 45 años, con un pico de incidencia entre los 65 años. La educación y la concienciación sobre los factores de riesgo, los síntomas y las medidas preventivas son esenciales para combatir esta enfermedad.