“¿Te acordás que me las debés? pues ahora es mi turno, ahora vos me vas a divertir a mí”, le dijo Noé Balmore Palma González a uno de los dos hombres que habían sacado de una barra show de Usulután, en la noche del 13 de julio de 2019. Era Miguel Ángel Martínez Arrieta, un reconocido distribuidor de drogas de esa zona de Usulután.
Para entonces, Palma González era un agente policial de la STO (Subdirección Táctica Operativa de la Policía), de los llamados “jaguares”, que días antes había tenido un altercado con un hombre que frecuentaba el night club Oasis Club Bar, que funcionaba en la calle que conduce al municipio de Santa Elena, departamento de Usulután.
Para vengarse, Palma González pidió ayuda a sus colegas policías, de quienes sabía eran de un grupo de exterminio de pandilleros y que también se dedicaban al sicariato, a matar y robar a personas inocentes, según consta en las investigaciones judiciales contra al menos 35 personas que se hacían llamar “Grupo de exterminio Paz o Muerte” de la zona oriental.
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Cinco días después, Franklin Alfonso Chávez, alias “Cachuchín”, colaborador de la banda de policías y soldados, se había enterado de los planes de la banda para matar a Martínez Arrieta y a Yefri Benjamín Turcios Ramos. Y se ofreció a ayudar.
En la llamada que Chávez le hizo a Josué Enmanuel Machado Martínez (otro miembro de la banda de policías), le dijo que les iba a colaborar en ubicar a los dos sujetos que iban a matar a petición del policía Palma González, ya que le beneficiaba que los mataran, porque eran su competencia en el negocio de la cocaína.
Chávez les dijo que le pagaría a Ástrid, una mujer que trabajaba en bares nocturnos, como el Oásis, para que controlara los días que los dos sujetos llegaban a dejar droga.
Matar por venganza y para eliminar competencia
En este caso, Milton Arnoldo Gómez, uno de los vigilantes del Oasis, estuvo de acuerdo en colaborar con Palma González.
El 13 de julio, el vigilante le dijo al policía de los “jaguares” que los dos objetivos llegarían a dejar droga ese día, porque no tenían mucha en el establecimiento.
Montaron el operativo vistiéndose de policías y soldados. Llegaron al club. Los vigilantes, incluyendo Miton Gómez, ya sabían a lo que iban y los dejaron entrar. Encañonaron a las víctimas y los sacaron.
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“Yo no te he hecho nada, si te he hecho algo, disculpame”, respondió Matínez Arrieta al policía Palma González, cuando este le dijo que era su turno de “divertirse”.
Pero el policía no lo escuchó. Tomó el radio policial que andaba y, aparentemente, se comunicó con sus demás compañeros policías de su sección, para preguntarles si había alguna novedad.
Le respondieron que no había ningún problema, que todo estaba libre.Después de escuchar eso, la banda tomó rumbo a la carretera hacia El Espino hasta el cantón El Cañal, de Concepción Batres, y buscaron un lugar desolado, por si las víctimas gritaban.
Uno sugirió que los llevaran a los cañales del sector conocido como La Pedrera. Cuando llegaron, el policía Palma González, que llevaba a Martinez Arrieta, le ordenó que se hincara y lo comenzó a interrogar sobre dónde escondían las armas, la droga y el dinero.
Aquel solo le respondía que si algo le había hecho, que lo perdonara. De súbito, el policía de élite sacó un cuchillo y comenzó a torturarlo. Luego le pegó una patada y lo mató, disparándole varias veces en la cabeza con una pistola.
Luego Palma González se dirigió a donde el otro hombre que habían sacado del bar nocturno, Yefri Benjamín Turcios Ramos.
“Ya ves lo que le pasó a tu amigo, pues el mismo destino vas a correr vos si no hablás ahorita”, amenazó.
Ante el silencio de Yefri, el policía lo tiró al suelo y lo mató de la misma manera que a Arrieta Martínez. Cuando los registraron, solo les hallaron unas bolsas pequeñas con cocaína.
Con el crimen, el policía Palma González se había cobrado las ofensas recibidas y al mismo tiempo, Franklin Alfonso Chávez, "Cachuchín”, había eliminado a su competencia en la distribución de drogas en bares nocturnos.
Ante hechos como este, mientras la Fiscalía parece que va logrando condenas para quienes participaron en esa banda criminal compuesta por policías, militares y civiles, en algunos casos el brazo de la justicia no alcanza a la mitad de los acusados, que lograron evadir sus capturas.
Palma González está prófugo, al igual que Pedro Juan Centeno, alias Selena, quien en el 2021 buscó un cargo en la alcaldía municipal de Ereguayquín en representación del partido Gran Alianza por la Unidad Nacional, mismo por el cual Nayib Bukele llegó al poder.
Palma González y Centeno tienen órdenes de captura judicial y difusión roja por parte de Interpol, según fuentes judiciales y fiscales. En la web sus nombres también aparece como salvadoreños buscados por ser delincuentes.