Víctor Flores Menéndez dirige Biscuit Factory, un restaurante fundado por sus padres, que ahora funciona en la colonia San Benito de San Salvador y se dedica a la venta de café y panadería.
Desde esa trinchera, Víctor está orgulloso de brindar su aporte al desarrollo del país, rescatando herencias de la cultura salvadoreña a través de la generación de productos con materias primas cultivadas y procesadas en El Salvador.
“El país necesita lo mejor de un ser humano”, resume Víctor sobre la contribución que una persona puede hacer a su patria de origen. “Hemos nacido en este país con una misión, hacerlo grande, hacerlo conocido y destacarlo con cosas buenas”. complementa.
“El salvadoreño es creativo, alegre y trabajador”, describe y señala que esas cualidades no siempre se toman en cuenta para sacar provecho de todo lo bueno que el país puede aportar a su gente y al mundo.
Amor, lealtad, servicio y ganas de hacer las cosas bien son valores que, en opinión de Víctor, deben destacar en las acciones y actitudes de los salvadoreños que pretenden construir y transformar la realidad de El Salvador.
Una realidad que él mismo describe como llena de cambios. “Algunos para bien, otros no tan buenos”, dice y augura que requerirá de mucha sabiduría el saber hacia dónde dirigirse o qué esperar de los tiempos que corren.
Habrá que “seguir haciendo patria desde la trinchera de cada quien”, explica y analiza que la meta debería ser apostar por el desarrollo y el bienestar común.
Biscuit Factory
Desde el negocio que fundaron sus padres, Victor está complacido de poder generar empleo para familias que, junto a él, sienten pasión por el café y todo lo que esa prática implica para los salvadoreños.
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“Creamos cultura de café todos los días”, expresa Víctor sobre su política de consumo de lo local para incentivar la herencia cafetalera del país. Sin embargo, acepta que El Salvador no es un país fácil para los emprendedores pero se siente orgulloso que el negocio de sus padres haya cumplido 23 años de funcionamiento como una marca ya reconocida por los salvadoreños.