¡Un milagro de navidad! Eso es Cecil Dawe, un canadiense de 55 años que se ha dedicado a crear momentos de magia e ilusión en los niños de diferentes comunidades empobrecidas del territorio nacional.
Su carisma y curiosos rasgos físicos hacen que el singular traje rojo del personaje navideño le quede como anillo al dedo. Cecil detalló elsalvador.com que en más de una ocasión los más curiosos han tirado de su barba o picado su estómago para confirmar si se trata de un disfraz o el Santa real.
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El “Jo jo jo de verdad” como muchos niños lo han llamado se prepara con semanas de anticipación haciendo campañas para recolectar juguetes, víveres o fondos para llevar un poco de alegría a tres puntos específicos en su lista: La Barra de Santiago en Ahuachapán, Los Chorros y San Martín. En dichas comunidades no solo entrega juguetes sino también una canasta de víveres para aproximadamente 200 familias de los menores.
Grande, robusto y con una barba natural, cautiva la atención de los niños quienes generalmente son reunidos en casas comunales para celebrar con piñatas, juegos, bailes y un modesto refrigerio junto a Santa. Y en algunas ocasiones su grupo de ayudantes compuesto de voluntarios disfrazados de elfos.
La aventura de Cecil como Santa inició en el 2001 cuando tenía un año de haberse establecido en el territorio salvadoreño e iniciado a ejercer como maestro de inglés, por lo que portó el traje con fines académicos. Pero ante la necesidad que lo rodeaba, surgió la idea de recolectar donativos para ayudar a las familias que más lo necesitan.
Ese año está fuertemente marcado en la mente del canadiense que experimentó por primera vez en su vida un terremoto. Y por la magnitud de esos movimientos telúricos Cecil se estremece y recuerda con “horror” como todo se sacudió, una anécdota que no pierde la oportunidad de contar a sus alumnos más jóvenes.
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Curiosamente y aunque Cecil tiene más de dos décadas en el país, no habla bien el español, haciendo que los niños crean aún más que están de frente a un personaje que ha venido de tierras lejanas para darles un presente.
Ángel Rivas, un amigo cercano, señaló que el docente “es un milagro de Navidad. No sé cómo hace Cecil, pero de alguna forma hace peticiones a través de las redes sociales logrando donativos, acá en la familia siempre le ayudamos para armar los regalos y entregarlos”.
Todo es válido para cumplir la misión de Santa, por lo que Cecil y la familia Rivas se une para pedir donativos de juguetes entre los alumnos del maestro, amigos, campañas en redes sociales, el evento “Un desayuno con Santa” e incluso la venta de comida rápida para la noche de luces en San Salvador.
Quienes deseen contribuir con la noble labor de este Santa Claus, quien ha entregado su corazón a la niñez salvadoreña, pueden contactarlo a través de sus redes sociales “Cecil Santa”. Todos los aportes son valiosos debido a que el canadiense no cuenta con el respaldo de organizaciones.