La ciudad de San Salvador, corazón y capital del país, pasará a ser el megamunicipio central de la nación, cuando después de las elecciones municipales de 2024 absorba como distritos cuatro territorios que ahora son alcaldías: Ayutuxtepeque, Mejicanos, Cuscatancingo y Ciudad Delgado.
Cuando eso pase, pasará de tener un territorio de 72.25 kilómetros cuadrados a 141.6 de superficie; cuando eso pase, saltará de 335,097 personas a 705,808 como población total a gobernar.
Es decir que quien gane esta macroalcaldía tras los comicios del 3 de marzo de 2024, administrará una capital con prácticamente el doble de territorio y población, a comparación del municipio de San Salvador anterior. Un cambio más en esta ciudad, que ha sido la capital del país desde 1840.
Para comprender los principales retos que vendrán para la próxima administración, sea que se mantenga Mario Durán (Nuevas Ideas) como alcalde o que llegue otra persona, El Diario de Hoy conversó con dos expertos en urbanismo y administración municipal: Andrés Espinoza, quien trabajó en la gestión de San Salvador en diversos periodos desde finales de los 90s, incluido el de Nayib Bukele; y Héctor Silva Hernández, actual concejal de San Salvador por el partido Nuestro Tiempo.
Para Espinoza, el primer reto al que se va enfrentar esta nueva alcaldía es un tema administrativo. “¿Cómo administrar cinco alcaldías en una sola alcaldía? ¿Cómo se integran cinco aparatos, que ahorita son distintos, en uno solo? Además de esto, ¿y las ordenanzas, y los impuestos, y las tasas? En cada municipio cobran distinto, los postes por ejemplo, unos cobran más y otros menos. Lo mismo para cementerios, mercados, recolección de basura, tratamiento de desechos, no todos cobran disposición final de desechos. Al que no le están cobrando algo, y ahora se lo van a cobrar, ahí va a haber problema, o por lo menos descontento”, describió Espinoza, sobre el caótico panorama que se la plantea a quien dirija el nuevo San Salvador Centro.
MAPA: Esta es la nueva distribución oficial de municipios en El Salvador
Silva comentó que este panorama se da por la manera en que se aprobó el bajar de 262 a 44 municipios a nivel nacional: sin debate, sin participación ciudadana, sin una planificación clara.
Ambos analizaron la remodelación del Centro Histórico, y coincidieron en que se ha priorizado “la monumentalidad sobre la humanidad”, como resumió Espinoza.
“A mí me gusta mucho cómo está quedando el Centro Histórico. Me encanta, me fascina la Binaes, me fascina ver el Mercado Central como está. Pero se ha empezado por la parte de atrás, no se ha resuelto la parte de adelante, que es el ser humano. Se ha dejado de un lado al ser humano. No estoy de acuerdo en eso. Por lo menos hay que llevarlo a la par”, analizó Espinoza.
El especialista valoró que “si yo quito a 44,000 familias de las ventas de la calle, simplemente no las puedo hacer a un lado. Mi obligación como funcionario es que el Estado, y parte son las municipalidades, es responsable de que la gente tenga comida, vivienda, vestido, salud, estudios. Pero nadie está viendo esa parte”, expresó.
La solución, aclaró Espinoza, no es regresar al desorden que existía con las ventas en la calle. “Lo que yo quiero, y hemos puesto alternativas en las mesas de diversos alcaldes, es que la gente no necesite la acera para sobrevivir como única alternativa”. Entre sus propuestas, llamó a fortalecer la inversión en la red de mercados.
Sobre este tema, el concejal Silva consideró que “se han hecho muchos proyectos que buscan que la ciudad se vea más bonita hacia afuera, que podás ver un San Salvador que es bonito para las fotos, para eventos especiales, que puede ser anfitrión de eventos de calidad mundial. Pero tenemos que empezar a preguntarnos adónde está la sustancia y cuál es la sostenibilidad de esto. Estamos haciendo estas cosas pero, ¿con qué objetivo, cuál es nuestra planificación? ¿Para quiénes estamos construyendo esta ciudad? Es una realidad en San Salvador, que se va terminar ampliando a los otros municipios”.
Lo que está de fondo, según Silva, es que la recuperación de plazas públicas y parques, “¿va a servir como una estrategia de integración para la ciudad o para la sociedad, o un ejercicio de exclusión? Hay falta de puntos de encuentro para la ciudadanía en los diferentes estratos. Pareciera que en este momento los espacios públicos funcionan a costa de los más pobres, de los más vulnerables”.
El retiro de comerciantes por cuenta propia ha sido sistemático en el Centro Histórico, en una balanza que preocupa a ambos entrevistados: el espacio recuperado se ve estético y agradable para turistas, pero las ventas ambulantes se han quedado sin opciones para subsistir, un fenómeno que, de ampliarse en el nuevo San Salvador Centro, causaría un fuerte impacto en esta población de escasos recursos.
Espinoza, quien fue gerente de mercados de San Salvador en administraciones pasadas, describió que “sé que a algunas organizaciones de vendedores les han dado el Mercado Tinetti. Fui al Tinetti. Vi que habían pintado el Tinetti, pero adentro seguía igual. Olvidate de su apariencia interna, es que se veía sin clientes. Si metés al vendedor y no vende, ¿qué va a pasar? Se va. Eso lo vengo diciendo más públicamente desde que estaba Norman Quijano. El problema no es el vendedor, es el comprador. Si usted logra mover al comprador, el vendedor se va a ir solito y lo va a seguir”.
La falta de opciones para comerciantes por cuenta propia es uno de los principales retos para el nuevo San Salvador Centro, coincidieron Silva y Espinoza.
Además, Espinoza remarcó que se está gentrificando el Centro Histórico, y lo ejemplificó así: “ahí anda un video de un muchacho que va a la nueva Biblioteca, y dice qué bonito, fantástico y todo… hasta que se va al restaurante, y ve que un Panini cuesta 14 dólares. ¡Un panini, 14 dólares! ¡Sin bebida! Ese restaurante es totalmente excluyente. Y ese es el problema de convertir el Centro Histórico en un centro comercial, en un mall. Por eso hay que resolver el problema de la gente, que no necesite la calle como alternativa. Cuando hacés la inversión que estás haciendo y te venden un panini a 14 dólares, le estás quitando el Centro Histórico a todos nosotros, y se lo estás dejando solo a un sector privilegiado, que puede pagar 14 dólares”.
Agregó Silva en cuanto a los mercados capitalinos que, de cara a la futura megamunicipalidad, en cuanto a las ventas ambulantes “lo que tenemos es una gran oportunidad de aprender de los errores. En San Salvador, la apuesta que se ha hecho en concepto para la construcción de mercados ha resultado ser una apuesta que no es coherente con la realidad de la ciudad en la que vivimos. Se le ha apostado a estos mercados que plantean ser muy modernos, seguros, eficientes, pero en realidad no han funcionado para la gente”, y puso como ejemplo la baja venta que señalan comerciantes con locales en el Mercado Cuscatlán y el Hula Hula.
Es clave, agregó el concejal por Nuestro Tiempo, descentralizar los centros de abasto, ya que “San Salvador tiene 24 mercados y de esos 17 están ubicados en un radio de menos de dos kilómetros cuadrados. Esto es algo que hay que pensar no solo para los comerciantes por cuenta propia, para que puedan trabajar dentro de los mercados, sino para la población. Hay que acercarles los mercados”.
Las tasas: dolor de cabeza anunciado
Para Silva, sería un error que la nueva administración de San Salvador Centro eleve las tasas municipales por servicios como alumbrado eléctrico, recolección de basura, cementerios, mercados, etc.; o cobrar lo mismo en los diversos municipios (ahora distritos), ya que “nunca ha sido tan caro vivir en El Salvador como ahora, y más en San Salvador”.
“Si homologamos las tasas que se pagan en San Salvador en este momento y ponemos a la gente en Cuscatancingo, en Ciudad Delgado, en Mejicanos, a pagar esas tasas, eso va a significar un golpe importante en el bolsillo de la gente”, valoró el funcionario municipal, quien correrá para una diputación por San Salvador en las próximas elecciones por Nuestro Tiempo.
La mejor opción, según Silva, deberá ser una “redistribución de recursos” de todo lo que capte de tasas municipales la nueva administración; y comentó, como concejal vigente, que sí hay recursos disponibles para ello, si se administran de forma eficiente.
“La Alcaldía de San Salvador tiene el presupuesto más grande que ha tenido en toda su historia, que por primera vez sobrepasa los 200 millones de dólares. Es cinco veces el presupuesto del Ministerio de Medio Ambiente, por ejemplo. Si queremos invertir en estos territorios y homologar el trabajo, tenemos dos opciones: o subimos las tasas, que para mí no es opción; o la otra opción es distribuir. Si habrá un presupuesto centralizado, le tocará poner a San Salvador para ayudar a la inversión pública de los otros municipios, para mejorar sus servicios básicos”, explicó, todo ello “bajo una premisa simple: la persona que vive en la San Ramón se merece la misma calidad de servicio que la persona que vive en La Escalón”.
Más liderazgo y no perder identidad
Espinoza consideró que es clave que no quede en letra muerta el respeto a las tradiciones culturales de cada localidad, y que por tanto, deben ser incluidas en el presupuesto global de San Salvador Centro.
“Se dice que se van a respetar las fiestas patronales de cada quién. Si hay festival de la yuca en Mejicanos, ¿quién lo va a pagar? Si soy de Mejicanos y pago mis impuestos en ese distrito, el dinero va a la alcaldía central”, matizó el especialista en urbanismo y gestión municipal.
También llamó a tener más liderazgo y eficiencia en que “los servicios básicos de verdad funcionen”, y puso como ejemplo que “en Mejicanos, Ayutuxtepeque y Cuscatancingo, el problema del agua es gravísimo. La alcaldía tiene que hacer algo por su gente, no solo decir que le toca a ANDA. Tal vez no decide, pero tiene que liderar procesos, para que el que decida se preocupe por sus ciudadanos”.
Lejanía con las autoridades
Espinoza añadió que, para la población de las alcaldías que ahora serán distritos, será un problema el no tener cerca a las autoridades centrales, para que resuelvan los problemas de sus comunidades.
“El ciudadano de Ayutuxtepeque, que vive a la par de una cárcava, va con el alcalde ahora, que está a tres cuadras. ¿Va a ir a San Salvador a visitar a quien quede alcalde? Al vecino, el alcalde le quedará más lejos. El acceso a la autoridad. Antes lo tenía enfrente, lo veía pasar, sabía dónde vivía, le reclamaba. Hoy, el alcalde se vuelve un superalcalde. Política, ideológica, administrativa y socialmente, ahora está lejísimos. Entonces, el vecino va a ir con el jefe del distrito, pero no tiene el poder del alcalde. Y el jefe del distrito va a trabajar sobre las prioridades del alcalde, no necesariamente las del distrito”, comentó el especialista.
Silva lamentó a su vez que, bajo la nueva ley, la población de los distritos no tiene “opinión o influencia respecto a quién va a ser la persona que va a hacer esas funciones de jefe de distrito, este nuevo esquema que se ha planteado no permite la participación de la ciudadanía”.
El concejal advirtió además, sobre un peligro en estas jefaturas de distrito, que “si es un espacio que se utiliza para cumplir con cuotas políticas y seguir con el clientelismo que caracteriza a la política salvadoreña, entonces los únicos beneficiados serán los jefes de distrito o los alcaldes o concejales que puedan ocupar estos puestos como espacios para llenar una cuota”.
También criticó Silva que “no hay criterio en la ley para elegir a alguien que sea un representante comunitario o un líder de sociedad civil en ese territorio, pareciera que todo está hecho para que el jefe de distrito pueda cubrir una cuota de clientelismo que sigue funcionando en El Salvador”.
Comunicación y transparencia
Quienes dirijan el nuevo San Salvador Centro deben “mejorar la comunicación entre la institución y la ciudadanía, que la institución esté realmente al servicio de la gente. No existen canales efectivos de comunicación entre las alcaldías y las instituciones, en los cinco territorios”, indicó Silva.
Ante esta falta de vías de comunicación, “la ciudadanía se va casi obligada a recurrir a las denuncias públicas en redes sociales, hay gente que no lo hace por miedo, pero pareciera que la única forma de lograr que la alcaldía te resuelva un problema o te brinde un servicio, por el cual pagás, dígase recolección de desechos sólidos, la intervención del CAM por bares o discotecas cerca de la casa, que la gerencia de desarrollo urbano intervenga una calle que está mal, etc; pareciera que la regla se ha convertido en que tenés que plantear algún tipo de denuncia pública”, lamentó el funcionario capitalino.
“Tenemos tantas herramientas tecnológicas a disposición, que esto debería de ser fácil, crear canales de comunicación funcionales entre la ciudadanía y las alcaldías”, aportó.
Finalmente, Silva señaló como reto transversal para toda la administración del próximo San Salvador Centro que haya una verdadera transparencia de cara a la ciudadanía, en el uso de los recursos públicos.
“Hay reservas de información proactivas; cuando la ciudadanía la pide, le dicen que no existe, o no se la dan, o le ponen cualquier tipo de trabas para hacerlo. La institución debería estar en el interés de hacer la mayor cantidad de información pública accesible a la ciudadanía, y no al contrario”, señaló.
Resolver todos estas problemáticas será un reto importante para quien se siente en la silla edilicia de San Salvador Centro el próximo año, pues en el nuevo marco de solo 44 municipalidades a nivel nacional, su rumbo determinará en buena medida el paso del país entre 2024 y 2027.