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“No se sabe si es agua o lodo lo que llega por las tuberías”, población del cantón San José

Tanto los residentes de la comunidad, como en la escuela y la clínica utilizan el agua sin tratar que es llevada desde un río, a través de tuberías, hasta las casas. Hoy en invierno, más que agua, las tuberías les llevan lodo, dicen residentes. Así han vivido desde hace 50 años.

Por Insy Mendoza | Jul 06, 2024- 15:06

Video: EDH

El agua que se consume en los hogares del cantón San José, en el distrito de Ciudad Barrios, en San Miguel Norte, está sucia y no es apta para consumo humano. No tiene ningún tipo de tratamiento porque les llega directamente de la parte alta donde está la quebrada y el río El Porvenir hasta los hogares, a través de un rudimentaria tubería, hecha por los mismo residentes.

En invierno, el agua en las pilas o barriles es de color café y  en esas condiciones la usan para los oficios del hogar, bañarse, limpieza; e incluso, cuando no hay otra opción, es usada para preparar alimentos porque esa es la realidad que enfrenta desde hace 50 años la comunidad, formada por 65 viviendas y 500 personas.

El hecho de tomar agua sucia o contaminada les provoca daños en la salud. Constantemente se enferman del estómago, tienen diarreas, vómitos, parásitos, problemas en la piel y otras infecciones, expresa la comunidad. 

Para mitigar el problema, toman agua de algunos nacimientos que hay en la zona, pero tampoco está potabilizada, aunque ellos creen que es más limpia si se compara con la del río  de la quebrada.

Hace 50 años, la comunidad construyó un sistema de  tuberías de PVC, que recorre varios kilómetros, para llevar, por gravedad, el agua que cae directo de la quebrada al río. 

La tubería llega a un tanque de captación, luego sigue el recorrido hasta llegar a  cada  una de las casas; también a la clínica médica de la localidad y a la escuela.

Wilber Antonio Hernández, tesorero de la directiva de la comunidad y del comité de agua, narra que los pobladores construyeron el proyecto comunitario, motivados por las grandes necesidades de tener acceso al agua. Ahora él y sus dos  hijos, menores de edad, se dedican a darle mantenimiento a las tuberías y el tanque.

Pero no está en su capacidad, ni recursos, el poder potabilizar el agua. Para garantizar que el agua sea de consumo humano, tiene que estar clorada dentro de los parámetros que establece la norma salvadoreña de agua potable, de 0.3 a 1.1 pp/m (parte por un millón).

Pero en San José, durante el invierno, lo más que hacen es limpiar tres veces por semana la tubería y el tanque porque es cuando las crecidas de los ríos arrastran todo tipo de basura, desde pampers, botellas, toallas sanitarias, latas hasta recipientes de insecticidas; todos esos desechos quedan atrapados en la pequeña cisterna que conecta con la tubería.

“Toda esta agua la ocupamos para bañarnos, a veces los niños de la escuela toman esa agua. Toda esta agua es sucia y queremos pedir que nos ayuden con un proyecto; es una batalla que venimos atravesando y no hemos encontrado ningún apoyo de la alcaldía ni del gobierno”, lamenta Hernández.

Los pesticidas que son tirados al río son algunos de los contaminantes del agua. Foto EDH/ Menly González

Hernández expresa, además, que los niños son los más afectados porque constantemente están padeciendo de diarreas, vómitos y otras enfermedades;  y cada vez que se hacen los exámenes salen con parásitos.

 “A veces los niños de la escuela no llevan agua o se les termina el poquito que llevan de la casa, que es agua de algún pozo o de los nacimientos; y para no aguantar la sed lo que hacen es tomar agua del chorro, aunque esté sucia”, explica.

Otros residentes de la zona aseguran que las diferentes administraciones de la alcaldía de Ciudad Barrios (hoy distrito) han tenido conocimiento de la necesidad de que en el cantón se construya un proyecto de agua potable, o al menos que les ayudan a darle un tratamiento de acuerdo con los parámetros del Ministerio de Salud. 

Juan José Quintanilla, presidente de la asociación de desarrollo comunal del cantón San José, dice que la comunidad está en total abandono, al referirse a que ninguna institución del gobierno o la alcaldía aparecen para ayudarles a resolver su problema.

“Hemos llegado a hacer solicitudes a la alcaldía, que nos ayuden con un proyecto de agua, pero nada nos han resuelto. La gente sigue consumiendo agua 'chuca', con esa nos bañamos, agarramos agua para lavar los trastes, y no tenemos soluciones de que nos vayan a dar agua limpia”, agrega Quintanilla.

Además, comenta que  en la Unidad de Salud sus autoridades conocen de la falta de acceso al agua potable. “Saben del problema porque hasta ellos mismos agarran de esa agua y la gente que llega a pasar consulta consume del agua sucia, y los doctores de ese lugar nos han dicho que por estar agarrando de esta agua nos estamos enfermando”, comenta Quintanilla.

Los habitantes suben el cerro desde donde baja el agua, en un camino de alrededor de una hora para llegar hasta donde se recolecta el agua y limpiar la redesilla de la basura que se le acumula. Foto EDH/Menly González

Iván Salgado vive en San José y dice que durante el invierno hay días que no pueden usar el agua ni para lavar la ropa o bañarse de lo sucia que llega hasta su casa.

“Con esa agua chuca se cocinan los frijoles, el café y todo eso, hasta nos bañamos con esa agua; en el invierno no se sabe si es agua o lodo lo que nos está llegando por las tuberías a las pilas”, añade Quintanilla, presidente de la adesco.

En el Centro Escolar cantón San José hay un letrero cerca del chorro de una pequeña pila que advierte: “No Tomar”. Está ahí para recordarle a los niños que no deben beber de esa agua. Aunque los tanques de la escuela sí los llenan con el  agua del río, pero la usan solo para hacer las limpiezas en las instalaciones.

La directora de la escuela, Sonia Hernández, se suma a la petición de la comunidad de tener servicio de agua potable en el cantón. “Últimamente los niños han estado enfermos por el agua, han estado con diarreas porque esa agua viene de una quebrada y en ese lugar anda el ganado, el agua por lo general viene sucia, y supongo que cuando los animales entran a la quebrada, el agua se ensucia”, lamenta la docente.

En los ríos, cuando hay cultivos en la parte alta, hay contaminación de los lixiviados de los insecticidas y los herbicidas, todo eso llega a ellos. Además, si los animales defecan o lo hacen las personas en esa zona, "esto puede causar enfermedades como la fiebre tifoidea, gastrointestinales, problemas en la piel  y parasitismo; el agua que se consume sin ser tratada es fuente de parásitos”, explicó una fuente del Ministerio de Salud que pidió reservar su nombre, por temor a sanciones laborales.

La profesora explica que  cada niño lleva desde su casa el agua que consume “pero a veces no les alcanza el agua porque traen un pichinguita (recipiente pequeño) y se ven en la necesidad de tomar de esa agua sucia, y es ahí donde se enferman con diarreas, vómitos; incluso hasta unos compañeros docentes”. 

Comenta que recientemente han observado en el agua hasta lombrices.

En ocasiones, cuando los alumnos se ven afectados por los dolores de estómago durante la jornada de clases, los docentes les preparan un té de hierbas de orégano. 

La escuela del cantón es afectada con la falta de agua potable, aunque a los estudiantes se les indica que deben llevar su propia agua para beber, muchas veces es la misma de los grifos. Foto EDH/ Menly González

En la escuela, que tiene una población de 145 alumnos desde parvularia a noveno grado, para preparar los alimentos deben ir a traer el agua a un vertedero natural, que está a  ocho calles de distancia, dentro  de una propiedad privada, cuyo  dueño les permite llegar para  acarrear el agua.

Otra de las necesidades expuestas por la comunidad es la reparación de la calle principal del cantón, la cual  tiene varios tramos en pésimas condiciones y carece de mantenimiento.

Se buscó la versión de las autoridades del distrito de Ciudad Barrios, la asistente de la oficina trató de comunicarse con el encargado del distrito, pero dijo que no pudo localizarlo.

La unidad de salud y sus empleados se abastecen de la misma agua y no siempre esta abastecida con los medicamentos indicados. Foto EDH/ Menly González

El 25 de junio se buscó la versión de los encargados de la Unidad Médica del cantón pero las instalaciones estaban cerradas. Trabajaron hasta en horas del mediodía y colocaron un aviso en un página pegada en las instalaciones, avisando que se encontraba cerrado del 26 al 30 de junio por vacaciones.

“Con esa agua chuca se cocinan los frijoles, el café y todo eso, hasta nos bañamos con esa agua; en el invierno no se sabe si es agua o lodo lo que nos está llegando por las tuberías a las pilas”.

Juan José Quintanilla, presidente de la adesco.

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