Con mucho entusiasmo, la población estudiantil, docentes, director, padres y madres de familia del Centro Escolar La Confianza (CELCO) se preparan hacia los desfiles del 15 de septiembre, a desarrollarse el próximo domingo en el centro de la ciudad de San Miguel, una acción que pareciera normal en cualquier centro educativo, pero que aquí se respira como una novedad.
El director de la institución, Herry Rodríguez, mencionó que este año volverán a incorporarse a los desfiles patrios, tras una pausa de más de 25 años, debido a los factores de violencia e inseguridad en la que se encontraban, a causa de las pandillas.
Aproximadamente cuatro meses es el tiempo que llevan ensayando la banda y las cachiporristas, con instrumentos que poco a poco han ido adquiriendo. Este era uno de los factores por los que habían dejado de participar, mencionó el director, por el saqueo de los instrumentos.
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Historial de violencia
"Esta escuela fue baleada en dos ocasiones, como en el 2009 al 2012 aproximadamente, por eso la alegría de los padres de familia hoy que los niños van a desfilar es más grande de ellos que de los mismos muchachos, porque hay señoras que dicen, 'director, nosotros no pudimos hacer esto cuando éramos alumnos'. Esta escuela era saqueada constantemente, compramos en ocasiones algunos instrumentos, en menos del mes rompían candados, puertas y techos y se llevaban todo", relató el director de la institución.
En años anteriores, manifestó que los actos cívicos quedaron cortados debido a que, en cada ocasión que iban a dar inicio, la escuela se empezaba a llenar de "mareros". En esos momentos, comenzaban a despachar a los estudiantes para su seguridad. "Solo los maestros sabíamos lo que estaba pasando", agregó.
Solamente llegaron en dos ocasiones agentes en patrullas para brindar seguridad, porque se empezó a rumorar entre los miembros de pandillas que el personal educativo tenía contacto con la PNC, y eso podría poner en peligro a los estudiantes y personal educativo.
"Actos en la tarde jamás se daban porque era la hora más peligrosa, en la mañana estábamos con los niños; era tanta la inseguridad, y en muchas ocasiones los maestros estuvieron a punto de decaer, mi trabajo no era andarles revisando planificaciones, mi trabajo era andar dándoles ánimos a ellos", expresó el director.
Estudiantes que asisten a ese centro educativo, de kinder a bachillerato, llegan de 14 colonias aledañas y de dos cantones; por eso conforma la escuela rural más grande del departamento de San Miguel, oscilando de entre 800 a 900 estudiantes cada año.
El director expresó que una de las satisfacciones más grandes que se llevará de su labor en esta escuela, es "la gente que Dios puso" a trabajar a su lado, maestros y maestras -en su mayoría- que le respaldaron cada vez que intermediaba, a través del diálogo, cuando habían trifulcas de pandilleros, las cuales ponían en riesgo la vida de estudiantes que salían del centro educativo.
Hurtos constantes
Además de los instrumentos musicales, en varias ocasiones robaron alimentos que el gobierno entregaba a los niños y otro tipo de material didáctico, dejando con grandes dificultades a la institución para continuar los periodos lectivos. Para las autoridades y docentes fue "un camino escabroso y lleno de minas" que tuvieron que recorrer, narró el director.
Para que los niños tuvieran acceso al agua, con mucho esfuerzo el personal educativo de su bolsa compró una bomba, misma que también fue hurtada y para una escuela como La Confianza, que pertenece a la zona rural y con la población estudiantil más grande del distrito, era insostenible comprar otra cada vez que hurtaban.
"Por eso decidimos hacer este tipo de servicios de hoyo seco (letrinas), porque ya no era necesario que los niños estuvieran ocupando agua; aquí se robaron alimentos, instrumentos, es que se robaban todo, los cafetines en cada momento los saqueaban", añadió el director.
Agregó que la situación llegó a tal punto que los docentes ya no ejercían autoridad, niños de 4° y 5° involucrados en pandillas eran quienes daban las órdenes en las escuelas; los maestros y directores callaban y la situación no solamente era enfrentarse a los menores, sino también a sus familiares, y que no podían orientarles por temor, pues en los corredores era habitual que más de algún miembro de pandillas se encontrara "controlando" el lugar.
Enfermedades y esperanza
A raíz de esa situación, manifestó que cuatro docentes de la escuela murieron en el periodo de auge de la violencia en el país, quienes desarrollaron diferentes tipos de enfermedades como diabetes e hipertensión, por el estrés y preocupación de lo que sucedía en este centro educativo migueleño.
Quienes superaron esta etapa ahora y se mantienen en la planta docente de la escuela, ahora deben luchar por sobrellevar estas enfermedades, pero el personal que ha quedado de ese entonces se siente motivado para seguir sirviendo al alumnado con la instrucción educativa, ahora al margen de toda violencia.
"Cómo no celebrar, este año yendo al desfile del 15 de septiembre, son 32 años de director con el Ministerio de Educación, son 25 años de director en esta escuela, qué regalo más grande me ha dado el presidente con la seguridad, nosotros estamos agradecidos por ello", enfatizó Herry.
"Nosotros el viernes nos quedamos con uno de los mejores valores que es el que celebramos a diario, la tan añorada paz, que finalizó en 1992, pero que desgraciadamente finalizó la guerra de guerrillas y entramos a lo que fue la guerra de pandillas, que es lo que más daño le ha causado a nuestro pueblo salvadoreño y en particular a nuestra niñez y adolescencia", dijo Herry Rodríguez.
Así, ahora que se ha logrado solventar el tema de la seguridad en el lugar, se vuelven a incorporar a las actividades cívicas, después de todas estas situaciones difíciles que tuvieron que afrontar durante un cuarto de siglo. Por eso, este 15 de septiembre será especialmente festivo en el Centro Escolar La Confianza.