Las creaciones artísticas con mensajes proinmigrantes y por la comunidad LGTBI de la salvadoreña Johanna Toruño han llegado a miles de personas, quienes pueden observar sus carteles en sitios públicos o en las redes sociales, como Instagram, en donde tiene una comunidad con 159,000 seguidores.
El impacto de su trabajo le valió en 2019 que la Fundación Herencia Hispana e Instagram le dieran uno de los cuatro reconocimientos a los creadores latinos por expresar sus identidades a través de #YoSoy; el homenaje se dio en los Premios Herencia Hispana (Hispanic Heritage Awards No. 32 )
Johanna emigró a Estados Unidos cuando tenía 10 años. Estudió letras y actualmente vive en Los Ángeles, California; anteriormente vivió en New York y en su niñez en Richmond, Virginia.
¿Puedes explicar tu arte?
Mi arte está dedicado a la gente de la clase media, la clase que trabaja en este país, la gente queer (LGTB), trans, la gente inmigrante como yo. Para mí, mi trabajo fue la solución que yo encontré para combatir todos los anuncios que están en la calle, todos los comerciales de papel, todos los posters que son de marcas, para comprar cosas. Yo creé mi trabajo, para darle al público, arte que se pueda acceder en las calles, como nosotros que estamos trabajando, yendo para el trabajo, caminando para el bus. El arte público es súper importante y se ha usado por muchos años, para traer a los mensajes de activismo al frente de las calles y del público.
¿Cuándo hablamos de activismo, cómo tu arte ayuda a visibilizar la situación de la población migrante en EE. UU.?
Yo creo que el arte público, en muchas generaciones, se ha usado como una herramienta para transmitir mensajes que, normalmente, no se ven en maneras tan públicas. Para decir los sentimientos de las personas, del público. Por eso yo digo que el arte público es el arte de la gente, del pueblo.
Johanna Toruño ha llevado su arte a las calles de Los Ángeles para plasmar un poderoso mensaje sobre la lucha migrante. Con sus murales, Johanna busca visibilizar las luchas y sueños de la comunidad inmigrante, conectando su experiencia personal con la de miles que, como ella, han dejado su huella en la ciudad.
Tu arte y ese enfoque hacia los migrantes te ha llevado a reconocimientos. ¿Fue un trabajo en especial lo que llevó a ese reconocimiento?
Yo empecé mi arte en la ciudad de Nueva York. Y yo nunca pensé que poniendo posters en la calle con mensajes pro, y todo eso de la gente, iba a llegar a todo esto, porque de un día al otro mi vida cambió totalmente. Un día yo vi un Instagram de un canal de noticias supergrande y después todo explotó por las redes sociales, y ahí cambió todo.
¿Qué decía ese arte que habías puesto?
Creo que el primero que puse hablaba sobre el tema de no explotar a las personas morenas y latinas, especialmente hablando de cómo este país mete a los inmigrantes y las personas de color a la cárcel.
¿Cómo ha marcado tu carrera artística, tu expresión artística, el hecho de ser salvadoreña migrante?
Es todo, ser un inmigrante salvadoreño es la razón por la que yo tengo experiencia para el arte que hago. Sin ser inmigrante, sin ser salvadoreña, yo no tendría la experiencia de la vida para poder hacer el arte que yo hago.
Además de esa expresión artística, tú te desarrollas en otras áreas, ¿cuáles son?
Para mi el arte ha sido el número uno, pero en este arte que yo he podido fundar, me ha llevado a otros pasos, como ir a universidades, organizaciones como Stanford, Colombia, diferentes universidades del país y del mundo. Fui a Italia, este mayo, a hacer una residencia de arte para poner mis posters en Bolonia. Me ha llevado a diferentes pasos, también trabajo para negocios, personas, para hacer sus diseños para ellos, pero todo regresa al punto que yo siempre he pensado que el arte es para el público, es de la gente, no del comercial o capitalismo.
Cuando vas a hacer un mensaje que vas a plasmar, ¿cómo llegas a concretar esa idea que va a quedar plasmada?
Depende de lo que estoy pasando, lo que estoy pensando, de lo que está pasando en el país.
Describe al migrante que está aquí, a través de tu arte.
Yo creo que muchas de las personas que han conectado con mi arte son como yo, que han tenido esa experiencia de ser inmigrante en este país, de ser hijos o hijas de inmigrantes. Yo creo que eso es una experiencia muy particular que muchos tienen en común, y cuando nosotros hablamos de esas experiencias lo sentimos más cerca, porque todos vivimos esa experiencia de inmigrante que es bien especial. Difícil a veces, todos tenemos una experiencia diferente, pero al final del día para mí los inmigrantes somos todos.
Cuando hablamos del inmigrante, a veces nos quedamos en esa idea del migrante que viene a lavar platos, a hacer los trabajos más básicos, pero ¿hasta dónde podemos llegar como migrantes?
Para mí los inmigrantes son todo en este país, nosotros trabajamos en muchas áreas diferentes, la gente piensa que solo están limpiando casas, Y no hay nada malo con eso. Para mí un inmigrante o una persona que trabaja en lo que sea, es honrado. Vive una vida honrada, pero nosotros estamos en diferentes profesiones y carreras artísticas.
El inmigrante de la población LGTBI tiene una situación más dura que enfrentar, cuando recién llega o tiene más oportunidades que las que le ofrece su país de origen.
Sí, yo creo que eso es como cualquier situación. Uno vive diferentes vidas. A veces muchas personas, muchos inmigrantes encuentran una vida diferente, aquí pueden encontrar una familia.
Tu arte también está enfocado en esta población para visualizarla.
Sí, no solo eso, sino también para traer todos esos mensajes al frente para todas las personas y para normalizar la vida de las personas.
¿Cuál ha sido el mensaje más difícil de plasmar en tu arte?
Para mí, honestamente, ninguno es difícil, porque sí lo tengo, lo digo, y yo estaré orgullosa de lo que pongo.
Yo creo que a veces la gente tiene reacciones diferentes (a los mensajes en los carteles), depende en lo que ellos piensan. Para mí el arte se vive en la calle y cuando el arte vive en la calle, las personas tienen su reacción y su propia historia.
¿Después de plasmar tu arte en diferentes partes, te quedas viendo la reacción de la población?
Sí, a veces sí, especialmente cuando es un día bonito y no estoy de carreras, me gusta quedarme por ahí. He visto muchas reacciones muy lindas en estos últimos ocho años que tengo haciendo esto profesionalmente. Por eso lo hago, por la gente y por las reacciones que ellos tienen y la relación que ellos tienen con mi arte, porque cuando yo le pongo en la calle, ahí se queda y ellos tienen su propia relación con el arte.
¿Regresas después de algún tiempo, a ver qué ha pasado con ese mensaje que has dejado en una pared?
Sí, claro, porque yo vivo aquí. Vivo en esas comunidades o paso por la calle, cuando voy a la universidad o porque voy a la tienda o al gimnasio o lo que sea. Yo paso en esa misma calle, entonces yo puedo ver, a veces el arte ya no está ahí, porque lo han quitado o han puesto otra cosa, pero ese es el juego del arte público, tiene su propia vida, y si ya no está, la pongo otra vez o encuentro otro lugar, u otra pared para ponerla.
Los mensajes en los carteles están en inglés, ¿hay mensajes en español?
En español casi no. Lo que yo pienso es que a veces, como todos los latinos hablamos el español de diferente manera, unos usan unas palabras, otros usan otras palabras, como por ejemplo, una pajilla, para muchos es pajilla, aquí los mexicanos le dicen popote. Una o dos veces lo he hecho en español (carteles), pero siempre alguien tiene que decir: 'Ah, pero esa palabra no es la que se usa'. Yo digo bueno, entonces no lo hago en español.