“Hay que normalizar lo normal”, en pleno 2024 los temas relacionados a la higiene menstrual y los productos femeninos continúan estando ocultos para la sociedad esto a pesar de sus pasos agigantados en materia de comunicación y tecnología.
El cuerpo femenino inicia su proceso de cambio biológico y psicológico aproximadamente a los 8-9 años antes de la llegada del primer periodo, para este punto es necesario que las menores conozcan sobre los cambios que se avecinan, señaló la doctora Esperaza Aparicio, ginecóloga y especialista en salud sexual y reproductiva de Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).
La curiosidad propia de la edad hace que las niñas busquen información relacionada a este tema; sin embargo, la especialista sostiene que es responsabilidad de padres y educadores acercar la información adecuada debido a que el fácil acceso a internet podría conducirlas a prácticas erróneas.
“Cada vez los promedios de edad en que las niñas van desarrollando van siendo más anticipados, las causas realmente hay muchas hipótesis, pero faltan estudios, algunos hablan de las variantes de los alimentos, el entorno y factores químicos”, dijo la ginecologa argumentando que “una cosa es clara los niños cada vez son más maduros a temprana edad, no como en décadas anteriores”.
Diferentes estudios indican que las niñas llegan cada vez más temprano a la pubertad, marcando como un punto de partida la pandemia por Covid-19, entre las principales causas arrojadas por los análisis se encuentra la obesidad, la exposición al estrés e inclusive se habla de la pérdida del sueño como un factor de trastorno hormonal.
“Idealmente deberíamos estarle hablando sobre estos temas cuando tienen 8 años, debido a que el gran promedio está próximo a experimentar la menstruación”, señaló la ginecologa uno de los puntos que ella destaca es la necesidad de ofrecerles información de fuentes confiables debido a que en la currícula escolar los temas de educación sexual son incluidos a partir de 6°.
“Yo les cuento el chiste cuando estaba estudiando mi maestría, mi niña tenía como 13 años, no se imaginan cuantas veces yo pensé hablar de este tema con ella porque no encontraba por dónde empezar, soy mamá, soy ginecóloga, pero no me educaron en el tema de educación sexual. A veces adolecemos de esa visión amplia del enfoque de educación sexual, derechos humanos y cuidado de la salud. Cuando yo decidí hablar con mi hija de ese tema ella me dijo -¿qué quiere saber?- Ya lo había visto en internet”, explicó entre risas la experta.
Para la ginecóloga los temas relacionados a la higiene menstrual deberían ser abordados no desde una mirada reproductiva sino desde una mirada integral en la cual este cambio sea naturalizado “que tengan la confianza de hablar y preguntar”.
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El quinto signo vital
La presión sanguínea, el ritmo de respiración, pulso cardíaco y la temperatura corporal son los 4 signos vitales que un profesional de la salud chequea para establecer un panorama del estado de salud de un paciente.
Cuando uno de ellos cambia puede indicar mejora o deterioro de la salud, aunque no ofrecen datos puntuales. Pero en el caso de las mujeres existe un “quinto signo vital”, altamente complejo y que puede ser capaz de entregar información sobre el funcionamiento de algunos órganos, pero curiosamente tienden a reflejar tranquilidad cuando sin explicación aparente este llega a desaparecer.
Trabajos publicados en revistas médicas sostienen que el ciclo menstrual puede ser catalogado como el quinto signo vital, debido a que brinda la oportunidad de conocer el estado global de la salud tanto física como emocional, pero debido al tabú que rodea el tema es poco utilizado.
El entorno juega un rol clave “si la niña tiene todas las condiciones para un desarrollo psicomotriz adecuado desde la infancia, va a tener su maduración corporal y psicológica a la edad que le corresponde, el desarrollo de su periodo menstrual, a lo mejor no postergado porque pueda tener una condición de desnutrición”, agregó la especialista.
La doctora sostiene que es necesario dar a conocer una actualización de los índices de anemia en el país como se realizaba en años anteriores. “Las niñas siempre salían más bajas porque en la casa preferían alimentar al varón”, agregó.
La última actualización de datos ronda 10 años atrás, los resultados indican que el 50% de los bebés menores a un año tenían anemia.
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Riesgos de un desarrollo temprano
Las niñas que entran a la pubertad a una edad temprana se encuentran expuestas a diferentes riesgos uno de los más visibles es la depresión, debido a que su forma de vida cambia y son tratadas de una forma diferente.
Al ser consideradas “señoritas” a los 9 años o menos también son abruptamente tratadas como adultas que están expuestas a riesgos como acoso, agresiones sexuales u otros.
“Hay tantos mitos entorno a esto, porque realmente la vida de una niña cambia cuando entra a este periodo, antes jugaba y participaba igual que los chicos, pero el día que tiene su periodo ya no sale a jugar, porque comúnmente se le dice que ya no es niña ´es mujer´ y se convierte en factor de riesgo, hasta ahí le llegó la libertad para compartir con los padres”, explicó la ginecóloga.
“A veces hay una gran ansiedad de las niñas por saber que es el periodo, pero después no quiere tener eso como dicen ellas, porque culturalmente les coartan o las mutilan para desarrollar actividades con libertad” concluyó.
Exclusión de la vida pública
La UNFPA expone que hay una variedad de factores afectan la manera en que son tratadas las personas durante la menstruación. Por ejemplo, existe la percepción de que la menstruación es sucia o vergonzosa.
También hay restricciones autoimpuestas, como por ejemplo temen participar en actividades escolares, atléticas o en reuniones sociales.
“A veces hay una gran ansiedad de las niñas por saber que es el periodo, pero después no quiere tener eso como dicen ellas, porque culturalmente les coartan o las mutilan para desarrollar actividades con libertad”, concluyó.