La última vez que se realizó el mantenimiento de las bordas del río Lempa fue en 2018, afirmaron los representantes de las comunidades de la zona baja del caudal, dividido entre Jiquilisco en Usulután y Tecoluca en San Vicente.
Uno de ellos habitantes de Jiquilisco mencionó que anualmente se realizaba el mantenimiento, como un proyecto gubernamental ejecutado a partir de 2009, bajo la dirección del Ministerio de Agricultura y Ganadería a través de la División de de Riego y Drenaje durante el gobierno de Mauricio Funes. Y antes de finalizar ese quinquenio, Funes ordenó el traslado del proyecto a la Comisión Ejecutiva del Río Lempa ( CEL).
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“Eso (el proyecto), se retomó a partir de las inundaciones de la depresión tropical 12E en el 2011…En ese tiempo el presidente que estaba, ordenó a la CEL que invirtiera fondos en la zona”, recuerda José Santos Guevara, presidente de la Asociación Intermunicipal de Comunidades Unidas Para el Desarrollo Económico y Social del Bajo Lempa (ACUDESBAL).
El proyecto del mantenimiento de bordas fue extendido en 2014, con la llegada del gobierno de Salvador Sánchez Cerén, e incluso se compró una maquinaria específica para esa tareas.

Tras la llegada del gobierno de Nayib Bukele, las máquinas fueron trasladadas a la construcción de la presa El Chaparral (cuyo nombre fue cambiado a Central Hidroeléctrica 3 de Febrero), por lo que desde hace seis años no le han dado el mantenimiento en las bordas, y temen en los estragos que pueda ocasionar el rebalse del río, como sucedió durante el huracán Mitch, explican.
Algunos habitantes comentan que se está interviniendo en los drenajes madre del sistema principal, lo cual es una acción favorable que de alguna forma a mitigar el problema, sin embargo reiteran que son necesarios los trabajos de reparación de las bordas.
La comunidad manifiesta que desde el 2011 hasta el invierno pasado no se han registrado inundaciones, porque la borda se construyó con los estándares adecuados de retención del cauce, y se había mantenido así con los trabajos de mantenimiento,en que los tramos dañados eran reparados o levantados nuevamente de forma oportuna.
Actualmente, uno de los puntos vulnerables se encuentra en el sector de Mata de Piña, donde hay 4.5 kilómetros dañados tras una tormenta tropical .
Según los habitantes, antes de la borda al río había un aproximado de 500 metros de distancia calculando 300 metros de espacio de tierra de márgen entre el cuerpo de agua y las parcelas, pero ahora el río ya alcanza la borda, lo que significa que con el paso de cada invierno el margen de espacio ha desaparecido, quedando expuestas las parcelas con el cauce.
“Toda la borda desde la comunidad Mata de Piña hasta la comunidad Babilonia requiere mantenimiento, porque hay muchas zonas críticas, bien deterioradas y que cuando el invierno es copioso, pues hay un alto grado de riesgo de que se pueda desbordar el río”, José Santos Guevara, presidente de (ACUDESBAL).
Daños actuales

La comunidad ha reportado una grieta por el desplazamiento de la tierra que forma la borda, lo cual podría ocasionar el cauce del río se desvíe por ahí y desemboque en medio de las comunidades La Caseta, El Mono, La Mata de Piña o La Papalota.
A inicios de marzo, el líder de la asociación acompañó a una comitiva formada por la gobernación de Usulután y representantes de la comunidad La Caseta, contiguo a San Marcos Lempa, para verificar el estado de las bordas
La comunidad quedó preocupada porque a pesar de la gravedad de la situación la reparación no tiene fecha, pues les explicaron que no habría una pronta solución debido a que se debían hacer estudios y analizar qué podían hacer.
Guevara, líder de la comunidad, dice que la grieta ya alcanza unos 50 metros de longitud, y que el río va haciendo otro cauce, afectando terrenos.
“Nosotros fuimos ahí, incluso andaba una diputada. Ella andaba… Y solo dijeron que ellos no prometían intervenir nada, pero que iban a hacer algunos estudios a ver si podían como colocar algo de piedra para evitar el deterioro tan rápido que lleva, no hablaron de resolver el problema de raíz.”, expone Guevara.
La Asociación Comunidades Unidas del Bajo Lempa (ACUDESBAL), surgió por el desastre que dejó el huracán Mitch en el año de 1998; desde entonces tratan de incidir con los tomadores de decisiones en busca de apoyo para solventar algunos problemas; sin embargo siempre se han encontrado con “falta de voluntad política”, explican.
“El gobierno de Japón donó 5.5 millones de dólares, que con eso fue que se construyó lo más fuerte de la borda, sino saber cómo nos hubiera ido enseguida, porque ya el río había entrado con todo. En ese tiempo no había borda”, relató Guevara.
La asociación desconocen cómo ha quedado el proyecto de la reparación de bordas, bajo qué directriz, si se seguirá o no, por ello en nombre de más de 10 comunidades piden al gobierno mediar para evitar un problema mayor en el que puedan verse comprometidas las vidas de los lugareños, por no tratarlo a tiempo.
Además alertan de que esto no es un problema exclusivo del Bajo Lempa, habitantes de otras comunidades bajas cerca de grandes afluentes tienen el mismo riesgo; como por ejemplo en Tecoluca y Puerto Parada por estar cerca del Río Grande; así como comunidades ubicadas en la parte bajo de los ríos Jiboa y Paz.
Las comunidades consideran que la falta de proyectos de bordas en los principales ríos del país es un problema que debería de atenderse con prioridad, para evitar gastar en otro tipo de ayudas post emergencias.
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