El río Lempa es innegablemente una fuente de vida para miles de salvadoreños que viven en sus riberas subsistiendo de la pesca artesanal, turismo en sus aguas o simplemente la reciben potabilizada en sus viviendas del Gran San Salvador.
Para ambientalistas e investigadores el Lempa es considerado “la columna vertebral” de El Salvador por las bondades que aporta su cauce al territorio.
El 70% de la población del Gran San Salvador recibe agua potabilizada por la planta Las Pavas, renombrada Torogoz, aunque es el más conocido, no es el único beneficio que aporta este río a los salvadoreños.
Teodoro Romero, consultor independiente en desarrollo económico territorial y miembro del equipo que publicó el libro “Río Lempa caudal de vida”, donde se exponen todas las bondades que el río ofrece a Centroamérica, especialmente al territorio salvadoreño, señaló que no solo San Salvador se abastece de agua potable sino que también otras ciudades aledañas.
“La cuenca abarca aproximadamente el 50% del territorio nacional, por ser tan grande tiene varias ventajas, primero la producción de agua es importante porque de esta cuenca se abastecen la mayoría de ciudades con sistemas domiciliares, perforaciones de pozos o directamente del río”, señaló Romero.
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El río Lempa aporta, para el caso de El Salvador, un volumen o caudal de 11,mil millones de metros cúbicos de agua al año, provenientes de las lluvias que caen directamente en el territorio y de los flujos que ingresan de países vecinos, captados en la cuenca que corresponde a Honduras y Guatemala.
Según los datos compartidos por la Mancomunidad del Río Lempa, la cuenca representa el refugio de una amplia biodiversidad y es el hogar de 3.9 mil personas que viven en sus alrededores en su mayoría subsisten de labores agrícolas, pesca artesanal y el turismo que se puede realizar en algunos puntos altos de la cuenca.
Alrededor de su cuenca también existen varios bosques y áreas protegidas entre ellos el bosque San Diego La Barra, en Santa Ana, La Montañona en Chalatenango, el bosque de Cinquera, bosque La Joya, El Montecristo, entre otros, “estos bosques no solo son hogar de una variedad de animales sino que también ayudan a purificar el aire”, dijo Romero.
El Lempa sostiene cuatro humedales con categoría de sitio Ramsar (que goza de importancia internacional, según el tratado ambiental de la UNESCO en 1971).
Durante su recorrido por el interior del país el Lempa alimenta cuatro centrales hidroeléctricas, que proveen de energía limpia, cubriendo un 28% de la demanda energética nacional.
La agricultura en el valle del alto Lempa, valles interiores al norte de San Vicente y Usulután son algunas de las principales zonas de cultivo por las condiciones de tierra y los sistemas de riego formados para estas áreas.
“El potencial agrícola es grande, también se generan siembras de ladera para cultivar granos básicos que se aprecian desde que uno va por la carretera. Es una tierra muy productiva e incluso para la diversificación”, agregó Romeo.
Otro de los llamados cultivos, es la crianza de tilapias en San Pablo Tacachico y Suchitoto donde se tienen plantas procesadoras para el tratamiento que deben recibir estos peces antes de ser importados en su mayoría a Guatemala.
La pesca también se desarrolla de forma artesanal para la subsistencia; sin embargo, organizaciones como la Mancomunidad ya han advertido que estos peces no son aptos para el consumo humano debido a que son especies bioacumulativos de mercurio, plomo y otros contaminantes usados cuenca arriba para la extracción de metales preciosos.
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Acciones de rescate
Recientemente los gobiernos de El Salvador y de Estados Unidos, anunciaron un movimiento financiero de compra por $1,000 millones de bonos que tenía en circulación en los mercados internacionales, esta acción se ha realizado como canje de deuda por la naturaleza, por lo que sus ahorros generados permitirán destinar fondos a un programa de conservación de la cuenca del río Lempa.
Según el anuncio, los ahorros serán destinados a financiar el Programa de Conservación y Restauración del Río Lempa, que tendrá una duración de 20 años.
$200 millones financiarán directamente el Programa, $9.75 millones por año, y $150 millones más serán destinados a crear un fideicomiso, esto con el objetivo de asegurar su sostenibilidad.
El programa iniciará en 2025 con una fase de diagnóstico, detalló Catholic Relief Services (CRS) y el Fondo de Inversión Ambiental de El Salvador (Fiaes), quienes gestionan las acciones.
Entre los compromisos adquiridos por las autoridades se encuentra:
- Establecer una entidad del área para supervisar la conservación y los trabajos de restauración de la cuenca del río Lempa.
- Aprobar un Plan Nacional de Recursos Hídricos Integrados.
- Desarrollar protocolos para la emisión de permisos de uso de agua.
- Definir mecanismos de retroalimentación pública y quejas por violaciones a la Ley Nacional de Recursos Hídricos y la Ley Ambiental.
- Establecer estándares para calcular los costos relacionados a los servicios de agua potable y saneamiento.
- Así como declarar 75 mil hectáreas de zonas recarga de acuíferos como protegidas.
“En este caso el Gobierno de El Salvador ha tomado una decisión en el sentido correcto de transformar ese canje de deuda, pasen a ser parte de un fondo que puede ser administrado, nos parece sensato y muy positivo”, dijo Héctor Alonzo Aguirre, gerente general de la Mancomunidad del Río Lempa, “no obstante no es suficiente, debe haber una Ley que amarre estas inversiones y otras estratégicas de Estado para que recuperemos este río en el plazo más corto posible, no lo vamos a hacer en 5 años con suerte en 25 años, no son inversiones de Gobierno, sino de Estado”, aclaró.