Un arco en medio de la calle da la bienvenida a Tapalhuaca. La luz de la mañana hace que las casas de adobe o las tejas de barro tengan un color naranja que las hace atractivas a la vista.
A la mitad de la calle principal que lleva al parque central está Don José (nombre ficticio para proteger su identidad), junto a su perrito "Flaquito", llenando un tambo de agua con un pequeño dispensador de agua potable para que él y los más de tres mil habitantes, según los registros electorales del 2024, puedan hacerse de agua para sus hogares.
Don José cuenta que todos en el pueblo se mantienen alertas, ya de un momento a otro se puede escuchar otro "retumbo", que a diferencia de otras zonas de San Salvador como Soyapango, San Martin, Santa Tecla y más, viene acompañado de vibración de la tierra.
"Ayer todas las paredes de la casa se movieron por esos temblores", comentó don José, mientras su perrito se queda quieto, sentado, observando los alrededores como esperando que suceda algo.
Para Don José y otras personas del pueblo, es normal ver soldados en los alrededores del pueblo, porque a 3.8 km se encuentra el Centro de Adiestramiento de la Fuerza Armada Hacienda El Ángel, lugar donde hay un polígono de tiro, pero también se utiliza para destruir artefactos explosivos en manos del Ejército, los que por su antigüedad ya no son seguros de utilizar, como granadas, municiones o bombas. A las explosiones controladas de estos artefactos les llaman “demoliciones” en lenguaje militar.
Es normal que los soldados que llegan para ser entrenados sean desembarcados en el parque del pueblo y luego caminan alrededor de dos horas para llegar a la base militar, ubicada en una hondonada entre montañas, pero desde hace unos días ha aumentado la cantidad militares que llegan a la zona.
"Esas son bombas que están detonando allá arriba los soldados", dijo con seguridad José, refiriéndose a las explosiones que se han escuchado hasta en San Salvador.
El Diario de Hoy se acercó al lugar para verificar. A lo largo del camino, las personas que ahí viven comentaron con total seguridad que los retumbos que se han hecho conocidos en distintas zonas del país son provenientes de las detonaciones de grandes explosivos.
"Es de tener cuidado cuando se escucha ese retumbar. A algunas familias les han caído esquirlas en los techos, o cerca de ellos, cuando están trabajando en sus terrenos. Por suerte no han salido heridos", comentó un habitante de Tapalhuaca, mientras intentaba calmar a sus vacas, que se ponían inquietas al más mínimo ruido producto del estrés causado por las fuertes explosiones de los últimos días.
Las detonaciones fueron confirmadas por múltiples personas de los cantones y los caseríos a lo largo de los 3.8 km de camino hasta la hacienda.
La gran mayoría entrevistados comentaron los fuertes sonidos van acompañados de temblores y nubes de polvo se levantan sobre el área de adiestramiento militar. Las personas mayores saben que es algo normal que se escuchen detonaciones en la zona militar, pero lo que ha ocurrido en los últimos días es totalmente nuevo.
Un veterano de la guerra civil que vive en Tapalhuaca asegura que los explosivos que están siendo detonados son de grandes dimensiones y recuerda a los estallidos de las bombas que lanzaban los aviones sobre territorios guerrilleros. "Son de alrededor de 500 libras. Los atan y los detonan a una distancia prudencial para ellos", dijo el veterano.
Además, agregó que se trata de material que es traído desde un "polvorín", es decir, un almacén de equipo explosivo.
"Si a uno de adulto lo asusta el escuchar ese gran estruendo y ver cómo se mece la tierra, imagine lo que les hace a los niños o a los recién nacidos", comentó una lugareña que se queja por la situación.
A 300 metros de la entrada de la hacienda El Ángel, hay alrededor de siete casas. En una de las más grandes, las personas comentaron que el techo fue afectado por una esquirla que cayó del cielo, por lo que tuvieron que repararlo con sus propios recursos.
Cerca del área de adiestramiento, este medio se encontró con un grupo de soldados vistiendo calzonetas, camisetas y cargando sus fusiles. Comentaron que estaban regresando a la base militar de bañarse en unos nacimientos cercanos, ya que en la hacienda no hay agua, ni tampoco electricidad.
Pasaron por una casa para pedir carga para sus celulares. Algo sorprendidos por la presencia de periodistas, entablaron una charla. Se les informó que este medio andaba tratando de investigar sobre el origen de fuertes retumbos que se han escuchado en varios puntos de la capital, que es un misterio hasta su origen y que las autoridades, como Medio Ambiente, no han dado una respuesta certera, pero confirmaron que no se trata de actividad sísmica y que “podrían ser efectos de actividades humanas, como maquinaria pesada, vehículos grandes o trabajos de construcción”.
“¿Hasta allá se siente?, acá como revientan a la par de uno se le mueve todo, no pensé que se sintiera hasta esos lugares”, dijo uno de los soldados.
Otro militar dijo que se han estado haciendo demoliciones, pero que ya terminaron con todos los explosivos el 4 de diciembre. Desde ese día también desaparecieron los misteriosos retumbos sentidos en la capital.
El Diario de Hoy buscó la versión oficial del Ministerio de Defensa por medio de una solicitud de información enviada por correo al oficial de información, el Cnel. y Lic. Jaime Antonio Navidad Guillén, pero hasta el cierre de esta nota no ha habido respuesta. También se intentó conctar vía WhatsApp con personal de comunicaciones del ministerio y tampoco hubo respuesta.
Los pobladores de Tapalhuaca entienden que tienen que convivir con la zona militar, pero las magnitudes de las detonaciones les parecen fuera de lugar y creen que se debería informar a la población sobre lo que está realmente sucediendo. Además de los inconvenientes ya nombrados, algunos piensan que de alguna manera se podrían ver afectadas las fuentes de agua de las que se abastece la población.