Sobre la 9a. calle oriente del centro de San Salvador, una peculiar fila de motocicletas antiguas llama la atención, sus variados colores contrastan con el interior de un local con tonalidades claro-oscuras, características de los talleres mecánicos.
Se trata del legendario taller Vespa Service, un centro especializado único en su tipo en El Salvador. En este lugar se reparan y hacen restauraciones exclusivamente de motos Vespa Piaggio.
Óscar Salguero y su hijo no solo comparten el mismo nombre, la pasión por las motocicletas les ha llevado a convivir durante las jornadas laborales. Los dos son mecánicos de estos legendarios motores.
Óscar Salguero, padre, tiene 77 años, se encuentra con estos legendarios motores en 1962, justo antes de cumplir 15 años. Ingresó a trabajar a la compañía CineFoto Massi & Co., que era la distribuidora de la marca en el país, ese fue el inicio de una historia llena de muchas satisfacciones y como él lo menciona, “un amor a primera vista con la Vespa”. Luego en 1975 se independiza de la compañía y pone su primer taller en la calle Gerardo Barrios de la capital y en 1982 se trasladó al local actual.
La pasión por las motocicletas de su hijo no vino sola, “yo desde los cinco años le traje una motito chiquita, una 50 cc y luego venía aquí (taller) y se quedaba”, agrega Salguero en referencia a su hijo.
Óscar Salguero, hijo, tiene 35 años, desde los 21 trabaja al lado de su padre. La mística de las motos Vespa le llamó la atención desde un primer momento, “es bien diferente a la mecánica tradicional de los motores de moto normales, es bien especifico el mantenimiento”, sostiene el joven al referirse al trabajo en específico que también tiene que ver con las restauraciones completas de estas máquinas. “Cuando empecé a trabajar con mi papá, yo no lo vi a largo plazo, pero hoy que ya involucre tanto, no me veo en otro trabajo”, comenta el joven.
Óscar Salguero, padre, cuenta sus experiencias, se sienta en una pequeña oficina al fondo del taller, predominan los adornos, fotos antiguas y reconocimientos. Maneja al dedillo cada reparación realizada a las motos de sus clientes, las lleva anotadas con su puño y letra.
Mientras revisa sus anotaciones y acomoda papeles no quiere terminar la conversación sin señalar algo que le parece importante. “La moral, la ética y los valores son determinantes tanto en el trabajo como en la relación de padres”, comenta, mientras agrega sentirse satisfecho con el trabajo de todos los días.