El profesor Mario Davis Arias Rivera, de 44 años, falleció el lunes y fue sepultado ayer. Él es uno de los últimos reos muertos mientras estaban en centros de detención tras haber sido capturados bajo el régimen de excepción.
Con Mario, la cantidad de muertos entre el 4 de abril y el 6 de junio, rondaría los 40 casos de reos que murieron mientras eran conducidos de los centros de detención donde estaban recluidos, hacia hospitales públicos, en estado de salud tan graves que algunos no lograron sobrevivir el trayecto de 12 kilómetros que separa centro penal de Izalco y el hospital nacional Jorge Mazzini, de Sonsonate.
El profesor que trabajaba como director de un colegio privado de Santa Tecla y era pastor de una comunidad evangélica, fue capturado la noche del 10 de mayo, mientras participaba de una cena con miembros de su iglesia para festejar a las madres en su día, según detallaron parientes de la víctima. Familiares y amigos señalan que en el centro penal de Quezaltepeque no les quisieron recibir las medicinas que el profesor necesitaba.
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En el caso del director, la causa de la muerte fue debido a un “enfisema pulmonar”, afirmaron algunos de sus parientes, lo cual es una falla en los pulmones, detallaron. Sin embargo, son muchos los casos en que los familiares de los reos fallecidos aseguran que sus parientes fallecieron a raíz de torturas recibidas mientras estaban presos.
En algunos casos, las familias aseguran que los reos murieron a consecuencias de torturas debido a que, al revisar los cadáveres, han encontrado huesos fracturados, laceraciones en la piel, moretones y heridas profundas en la cabeza.
Uno de esos casos es el de José Luis Moreno Terán, de 18 años, quien el domingo anterior fue sepultado en el cementerio de Atiquizaya, donde vivía y fue capturado el 4 de abril, bajo cargos de pertenecer a grupos de pandillas, lo cual fue negado por sus familiares.
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Bajo la observación internacional
Las continuas violaciones a derechos humanos de personas que han sido detenidas bajo el régimen de excepción ha hecho que organismos internacionales como Human Right Watch y Amnistía Internacional, hayan señalado al gobierno salvadoreño como violador de derechos humanos.
Casos de tortura en centros penales
En un comunicado difundido el pasado 2 de junio, Amnistía Internacional asegura que ha documentado casos de tortura y malos tratos al interior de los centros de detención, en los cuales los miembros de pandillas ejercen control dentro de las celdas, lo que aunado con las condiciones extremas de hacinamiento resulta en violaciones al derecho a la vida y a la integridad personal. Amnistía Internacional señala además que dentro de las prisiones hay graves problemas de salubridad, escasez de alimentos e implementos básicos para la higiene de las personas detenidas.
Hasta el 28 de mayo, Amnistía Internacional registraba “al menos 18 personas muertas bajo tutela del Estado durante el régimen de excepción. Dada las precarias condiciones carcelarias, existe el temor fundado de que el número de víctimas fatales pudiese incrementar en los siguientes días”.
No obstante, hasta el 6 de junio, registros periodísticos y de organizaciones de derechos humanos como Cristosal, indican que la cifra había alcanzado, por lo menos, 35 muertos.
“La política implementada con la supuesta justificación de reducir la violencia en el país a toda costa, encuentra su máxima expresión de ensañamiento en estas muertes bajo la custodia del Estado. Las autoridades salvadoreñas deben investigar todas las muertes arbitrarias inmediatamente y no permitir ni una más”, dijo Erika Guevara Rosas.
Sobre las más de 30 personas que han muerto en centros de detención, el ministro de Seguridad, Gustavo Villatoro, dijo ayer, en la entrevista Frente a Frente, que “muchos de ellos pueden tener un origen por un padecimiento anterior, por una desnutrición o por deshidratación”.
“Recuerda que muchas de esas capturas que se están haciendo, más que todo en el área rural, no tenemos el dato de cuántos días llevan esas personas sin ingerir alimentos”, respondió Villatoro al entrevistador Moisés Urbina.