“Ahora lo que pienso es que para los militares ser joven es delito. Uno sale a la calle y si es joven, no sabe qué le puede pasar porque ha sido tildado de pandillero y nada que ver… No sé qué da más miedo si ver a un soldado o a un ladrón en la calle”.
Estas palabras resumen el sentir de R. Z., un joven de 20 años de edad que labora en un negocio propio y fue capturado sin razón alguna en el operativo militar del pasado 8 de abril en Ciudad Credisa, en Soyapango. Esto en medio del régimen de excepción impulsado por el Gobierno de Nayib Bukele y que está vigente desde finales de marzo. Su identidad ha sido resguardada por su seguridad.
En declaraciones a El Diario de Hoy, aseguró que su captura se dio por órdenes el ministro de Defensa Francis Merino Monroy debido a que “no había dado frutos el operativo” en su localidad.
El Diario de Hoy pidió postura del Ministerio de la Defensa sobre la denuncia de la detención arbitraria hecha por este joven residente de Ciudad Credisa. Con ese fin, este periódico se comunicó con el jefe de prensa de la Fuerza Armada vía mensaje de Whatsapp la tarde del sábado, pero al cierre de esta nota no hubo respuesta.
"Como no debo nada, ni me afligí"
El joven relató a El Diario de Hoy que lo capturaron alrededor de las 8:30 p.m. cuando caminaba por el pasaje donde reside tras finalizar su jornada de trabajo.
“Cuando iba a entrar a mi casa, yo los vi de lejos (a los soldados) que venían corriendo, pero como no debo nada, ni me afligí, entonces fue que me jalaron y me metieron a un callejón que está cerca de donde vivo. Empezaron a regístrame y a preguntarme dónde estaban los demás y como yo no sabía nada me empezaron a golpear”, narró.
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El joven añadió que los golpes los recibió en las costillas y espalda luego de que lo revisaron y no encontraron su celular.
Al preguntarle si consultaron por nombres específicos, él respondió: “no, solo me preguntaban que dónde estaban los demás, como queriéndome dar a entender que yo era algo (pandillero)”.
Además, afirmó que un hombre al mando de los militares ordenó que le pusieran cinchas de plástico en la muñeca de la mano. El maltrato físico siguió hasta que lo sacaron del callejón donde lo tenían porque había niños y mujeres que vieron la forma en que lo golpearon.
“Capturado por mirar”
Los soldados “fueron a sacar a un señor que vivía enfrente y que vio lo que estaba pasando”, dijo el joven y precisó que a este hombre le quitaron la camisa y lo retuvieron junto a él en el pasaje.
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“Nos apretaron las cinchas como no tiene idea, igual ando marcado de las muñecas porque no circulaba la sangre”, comentó. Luego de eso el joven escuchó que a través de una llamada les pidieron inspeccionar si ellos tenían vínculos con grupos criminales.
“Uno de ellos (soldado) dijo que no teníamos nada, pero en eso fue que llegó un hombre de particular que andaba encapuchado para decirles que nos subieran a la colonia porque iba a llegar el ministro (Merino Monroy)”, describió.
Fue esa la razón por la que los trasladaron hasta otro lugar donde estaban en una fila los demás detenidos en esa redada, que por cierto eran sus vecinos y conocidos.
“Ellos (soldados) decían que ya no tenía cinchas para ponerles y empezaron a quitarnos las cintas de los zapatos para ponérsela a ellos y fue cuando nosotros preguntamos qué porqué nos tenían detenidos. Un soldado se acercaba a decirnos que si seguíamos murmurando nos iba a torturar”, precisó.
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El joven destacó que otro soldado les dijo que eso les sucedía por vivir en una colonia pobre y que iban a pagar justos por pecadores.
“Una persona que iba con nosotros dijo que cuando él tuviera dinero iba a comprar una casa en otro lado para no tener que estar lidiando con eso, y el soldado le dijo que a él le iba a tocar aparte y que lo iba a golpear por lo que había dicho”, indicó y aclaró que solo fue la amenaza en este caso.
Una de las principales críticas a estos procedimientos es que en ocasiones asemeja un espectáculo que una estrategia de seguridad. Esto lo reafirmó el joven al referir que “nos pusieron cámara, luz, nosotros estábamos de espalda, y estaban tomándonos fotos hasta con drones”.
Añadió: “Luego fue que llegó el señor ministro (Merino Monroy) y preguntó que cómo andábamos todos y le dijeron que de nosotros nadie debía nada”.
“Y dijo él (Merino Monroy), porque yo escuché, que a nosotros nos pusieran como colaboradores porque no había dado frutos el operativo y que ya iban varias veces que sucedía eso”, pormenorizó.
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Al preguntarle al joven si considera que su detención fue para tapar que no habían capturado a verdaderos delincuentes, él contestó: “Sí, si en eso cuando ya nos tenían a todos fue que empezaron a decir que faltaba uno, entonces vino él Merino (Monroy) y dijo que lo grabaran”.
Detalló que el funcionario “empezó a correr como entre en medio de los carros como si estaba haciendo un operativo y todas las personas que andaban detrás de él, grabándolo para que se viera como que él andaba haciendo algo y ahí agarraron a otra persona que es vecino de nosotros y le dijeron que solo lo iban a registrar”.
“Capturado para llenar una cuota”
Según el joven, el último hombre que capturaron tiene 56 años y fue detenido simplemente para llenar una cuota.
“Subieron al señor y dijeron ‘ya estamos completos’ y nos fueron a formar en toda la calle principal a arrodillarnos y a tomarnos fotos”, relató. Posteriormente los trasladaron a una delegación policial de Sierra Morena, Soyapango, donde asegura que les dieron un trato diferente pues les quitaron las cinchas de la mano, les dieron agua y hasta les dieron permiso para ir al baño si querían.
Al finalizar el relato, reflexionó: “ahora no sé qué da más miedo si ver a un soldado o a un ladrón en la calle porque los soldados podrían pegar como sucedió en mi caso”.
Ante este panorama, tanto él como sus vecinos detenidos piden al gobierno que les ayude a limpiar su imagen porque “nos dañaron al subir fotos a redes sociales como unos pandilleros, arrodillados, sin camisa, amarrados de las manos”.