Rosa del Carmen, de 31 años, ha dejado a sus siete hijos en su casa, entre ellos dos gemelos de siete meses, quienes todas las noches lloran por ella hasta quedarse dormidos.
Todas las noches sus hijos preguntan por su madre. Ricardo Fernando Orellana, su padre no tiene una respuesta certera que darles a los menores. “Los grandes entienden un poco la situación, pero con los pequeños es difícil, todavía estaban de pecho y por eso lloran mucho durante la noche y les ha tocado agarrar pacha, pero no es lo mismo”.
Hasta el 29 de agosto, Rosa y Ricardo, juntos, eran vendedores ambulantes. Ese era su trabajo para sacar adelante a sus hijos.
Eso hacían hasta el pasado 29 de agosto, cuando unos policías se acercaron a donde ambos estaban vendiendo para capturarla a ella.
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Desde entonces, los días han sido difíciles para los siete pequeños que, como cientos de menores han quedado desamparados debido a que sus padres han sido capturados durante los más de seis meses que el régimen de excepción lleva en vigencia.
“El policía solo me dijo que se la iba a llevar por hacerle daño, ‘me cae mal’ fueron las palabras; además dijo que yo me hiciera cargo de los niños”, comenta Ricardo.
La pareja vive en Santa Ana. Ricardo comenta que por años se han dedicado al comercio informal. “Ella no se metía con nadie. Nosotros salíamos a vender tomates, cebollas, frutas y luego regresábamos a la casa. Así era todos los días”, detalló.
Desde que Rosa fue arrestada, Paola, de 9 años, y Daniela, de 5, han tenido que ayudar a su padre con la crianza de sus hermanos; a su corta edad ellas han tenido que asumir el rol de Rosa en el cuido de sus hermanos de siete meses y sus otros hermanos.
“Extraño a mi mamá”, comenta entre lágrimas Daniela, desde su timidez.
Por su parte, Paola atiende a los más pequeños y le ayuda con las cosas de la casa a su padre. Aunque su carga en el hogar se incrementó de manera abrupta, continúa sacando adelante sus estudios. Sin embargo, la ausencia de su madre y sus nuevas responsabilidades, le están pasando factura. Su padre lo nota, dice, en el estado de ánimo de la niña.
“Ella (Rosa) estaba pendiente de todos; les ayudaba en las tareas. Ahora es más difícil, pues tenemos que ayudar todos en la casa, además de que estamos muy preocupados por ella”.
Mientras observa a su padre tender la ropa, Paola carga a uno de los gemelos. Mientras Ricardo se encarga de otros oficios, ella es la encargada de cuidarlos a los dos niños de siete meses. “Acá lo voy a chinear”, le dice a uno de los gemelos mientras éste se toma la pacha.
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Niños perdiendo su infancia
Expertos en derechos humanos advierten que la situación en que han quedado los hijos de Rosa vulneran los derechos de la niñez y la adolescencia; también lamentan el silencio de instituciones gubernamentales encargadas de proteger a ese sector de la población.
Zaira Navas, jefa jurídica de Estado de Derecho y Seguridad de Cristosal, explicó que los niños que asumen las responsabilidades de cuido pierden sus derechos.
“Las mujeres representan el 11% de las personas detenidas, en muchos de los casos son cabezas de hogar, proveedoras y encargadas del cuidado de los menores y cuando son capturadas el cuidado de niños pasa a terceros” asegura Navas.
La abogada agrega que un menor que asume el cuidado de sus hermanos asume la responsabilidad para la cual no está preparada. “Debe dejar de lado sus derechos y asumir responsabilidades propias de un adulto, dejando sus estudios, sus intereses, deja de disfrutar su niñez por asumir una labor meramente de adulto”.
Según Navas, “No hay una respuesta integral y si con estas medidas se está buscando la seguridad integral de los salvadoreños tendría que haber medidas a la par para los adolescentes y niños queden en una situación de riesgo”.
“Los niños viven en un ambiente de miedo y de desconfianza hacia las autoridades, por el discurso cada vez más invasivo porque los menores tienen acceso a la información, no solo por las campañas mediáticas del gobierno sino porque lo viven en carne propia, ejercida por la policía y militares, avalada por las autoridades estatales”, agregó Navas.
La letrada argumentó que “No hay programas de protección por parte del Estado para los menores que están en una situación crítica, para los niños y niñas que han quedado sin su madre y padre y que les toca quedar a cargo de sus hermanos; y agregado a eso habría que preguntarse quién queda a cargo de estos menores porque en lugar de protegerlos se les pone en mayor riesgo”.
Ricardo lamenta la difícil situación que le toca vivir a él y a sus hijos sin el apoyo de Rosa. “A veces salgo a vender o sale mi cuñada y mi hija de 11 años para tener algo que comer y así irla pasando, porque los más pequeños no pueden quedarse solos”.
En los primeros días de septiembre, Ricardo viajó a Cárcel de Mujeres para pedir información sobre su pareja, pero no obtuvo mucho pues solo le dijeron que estaba ahí y que la iban a trasladar. Después de eso no ha sabido nada de Rosa. “Desde hace un mes, no sabemos dónde la tienen.
Mientras el Estado mantiene encarcelada a Rosa en alguna prisión, la vida de sus siete hijos transcurre cargada de responsabilidades y dificultades económicas.