Las miles de capturas que reporta el gobierno bajo el argumento de que todos son miembros o colaboradores de pandillas responde a otra lógica, la de limpiar a todos aquellas estructuras de la MS que entraron en desacuerdo con el pacto que mantienen con el gobierno actual, según el investigador y periodistas estadounidense Douglas Farah.
En una entrevista dada a la radio YSUCA, Farah dijo que está claro que sí hubo ese pacto al inicio del actual gobierno inclusive antes de la parte electoral, y que estaba relacionado con manejo de fondos, promesas para incluir a clicas de las maras en cosas específicas de los gobiernos de Nuevas Ideas y el proyecto Cubo, además de privilegios en las cárceles.
Pero a juicio del investigador, es obvio que este pacto se rompió por alguna razón y que este ciclo ya lo hemos visto muchas veces en el proceso de las treguas.
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"Hay una paz y se rompe la paz porque la negociación falla, porque una parte falla en su compromiso, (se produce) un auge de violencia muy grande y después cuando se arreglan baja rapidito la tasa los homicidios, como hemos visto en este caso. Subió tres días, bum, bum, bum, llegó a su máximo auge y luego cayó a nada, algo que es imposible sin una negociación entre partes", afirma el también periodista.
Para Farah, quien ha investigado la situación salvadoreña relacionada con las pandillas, el tráfico de drogas y la corrupción entre otros temas, considera el descenso radical de los homicidios es "un indicador muy fuerte" de que el gobierno llegó a otro pacto con las pandillas.
"El resto es casi puro show, están eliminando clicas de pandillas que no están de acuerdo. Están encarcelados, están en estas redadas y a la vez el presidente Bukele está aprovechando el estado de emergencia para desquitarse de varios enemigos", apuntó.
El gobierno ha estado manejando mediáticamente el régimen de excepción como una estrategia de combate frontal a las maras y hasta la fecha reporta más de 20,000 capturas. Sin embargo, hay denuncias no solo de personas capturadas sin vínculos con esos grupos delictivos, sino que además han sido detenidos de forma arbitraria, de que no se les informa la razón de la acción y no informan debidamente a sus familiares siquiera de a dónde están siendo encarcelados.
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Incluso hay personas capturadas bajo este régimen que han sido asesinados en las prisiones sin que las autoridades den una explicación sobre ello.
Para Farah en todo esto hay "una parte oscura" que aún no se ha podido descifrar, pero cree que hay una parte de la ranfla histórica (máximos jefes) que está comprometido con Bukele y hay nuevos grupos saliendo. Por otro lado hay líderes de la pandilla 18 que también están en negociaciones, presuntamente con el gobierno y que se están aprovechando de esta arremetida contra lo que él llama los MS "incómodos".
"Creo que están quitando la parte incómoda de la MS, que están estorbando, que quieren regresar a su mística histórica, que estaban en desacuerdo con la ranfla histórica... creo que vamos a ver un reacomodo interesante. La 18 está sacando provecho en este momento y parte de la MS también", afirmó Farah.
No extraer a cabecillas es parte del pacto
Preguntado sobre esa especie de contradicción en el gobierno actual de que por un lado arremete y mantiene un discurso contra las pandillas pero por otro lado rechaza extraditar a Estados Unidos cabecillas de la MS, Farah dijo que esta es una de las "tantas cosas del gobierno de Bukele que son de doble cara, se dice una cosa y se hace otra" y que parte del pacto original que mantiene con las pandillas tiene que ver con la no extradición de la "ranfla" histórica que pide Estados Unidos.
"Bukele no puede extraditarlos por temor a tener una guerra civil o un baño de sangre de parte de las maras, y porque ya no están algunos en la cárcel. Para él es una situación bien complicada en este momento", analizó Farah.
Un ejemplo de los altos cabecillas reclamados por Estados Unidos que ya no están en la cárcel de máxima seguridad y se desconoce si ha salido libre es Elmer Canales Rivera, alias "Crook", en diciembre pasado.
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Por estas presuntas negociaciones con pandillas, por impulsar una controversial ley que impuso el bitcoin, por la corrupción e incluso por los insultos a funcionarios del gobierno estadounidense, como el caso de la exembajadora Jean Manes, el entrevistado dijo que no solo la administración Biden siente mucha desconfianza por Bukele sino también la gran mayoría de los republicanos.
Esa desconfianza, añade, es algo difícil de borrar y desmentiría lo que le puedan estar prometiendo los lobystas que Bukele ha contratado para mejorar las relaciones con Washington de que todo volvería como al principio con el regreso de un gobierno republicano.