El sueño de David Josué es llegar a ser un abogado defensor para ayudar a personas inocentes de bajos recursos económicos.
Su deseo de ayudar a los desprotegidos nació debido a que él proviene de una familia que ha luchado para superarse y buscar un mejor futuro. El padre de David murió cuando él tenía cuatro años y su madre tuvo que hacer un enorme esfuerzo para sacar adelante a sus hijos.
El hermano mayor de David se vio obligado a recorrer el peligroso camino de la migración para poder ayudar a su madre, mejorar las condiciones económicas de su familia y para que sus hermanos menores tuvieran acceso a educación superior.
Con la ayuda de sus dos hermanos mayores, David Josué Mozo Argueta logró graduarse en diciembre de 2020 de una licenciatura en Ciencias Jurídicas, según consta en un título de la Universidad Panamericana, que la familia muestra con orgullo.
Sin embargo, el sueño de David ha sido truncado después que el 1 de marzo de este año un grupo de policías llegarán a su casa, como en busca de un peligroso criminal, encañonando con sus fusiles a todos, incluso a un niño de siete años. Luego se lo llevaron con la excusa que solo le harían unas preguntas y que pronto regresaría.
Ante la insistencia de su madre y su hermana de una explicación del por qué se llevaban al joven, los agentes dijeron que “no estaban obligados a decir nada”.
Cuando los familiares llegaron hasta la policía más cercana, en el municipio de San Rafael Cedros, les comunicaron que quedaría detenido “por el régimen”.
La familia aboga por la inocencia del joven debido a que David actualmente se encontraba realizando sus prácticas jurídicas en el área civil de la procuraduría auxiliar de San Vicente, de la Procuraduría General de la República, PGR, según una constancia emitida en marzo de este año, por la Unidad de Práctica Jurídica y Profesional de esa institución.
El carnet extendido al joven para que pudiera realizar su trabajo en esa institución tiene vigencia hasta marzo del próximo año.
Además, entre junio de 2017 y diciembre de 2018 David realizó sus horas sociales en la oficina fiscal de Ilobasco. Al mismo tiempo, trabajaba en un taller de un cuñado.
A pesar de que la familia cuenta con la documentación que demuestra los arraigos del joven capturado, relatan que esta no fue tomada en cuenta por el juez durante la audiencia inicial, debido a que la diligencia fue colectiva.
Misael, hermano del joven capturado, explicó que en la audiencia grupal realizada en un juzgado especializado en San Salvador lo procesaron con varias personas totalmente desconocidas para David y su familia.
El joven fue enviado al penal La Esperanza, conocido como Mariona, mientras siguen las investigaciones. Es acusado por la Fiscalía General de la República por el delito de asociación ilícita.
“Le han truncado sus sueños, han manchado su honor, su vida, su carrera. Todos aquellos que somos profesionales en distintas áreas sabemos del enorme sacrificio que se tiene que hacer para llegar a ser profesionales en este país”, agregó Misael.
La familia ha solicitado una audiencia especial, con el fin que se tomen en cuenta los documentos que demuestran el arraigo del profesional, pero no han tenido respuesta, debido a la saturación por la gran cantidad de casos que están pendientes en las instituciones correspondientes.
Misael, el hermano de David, pide a las autoridades que lo dejen en libertad, al igual que todas aquellas personas que han sido capturadas de manera arbitraria.
Misael hace un llamado a las autoridades para que se respete la Ley y se cumpla el artículo 11 de la Constitución de la República, que establece que ninguna persona puede ser privada de la libertad sin ser previamente oída y vencida en juicio.
“Somos una familia que respeta las leyes de Dios y del país, ninguno de nosotros tienen un antecedente penal o policial. Somos personas que contribuimos en la generación de empleos de otros jóvenes. Solo pedimos justicia”, expresó el hermano de David.
La captura de David además de generar preocupación e impotencia a toda su familia, ha provocado un daño psicológico en el niño que fue encañonado por los agentes durante la detención.
El menor de forma inmediata presentó vómitos y no quería ir a estudiar “por temor a ser asesinado por la policía”, señaló la familia. Tanto el joven detenido como sus parientes son parte de una iglesia adventista.