El régimen de excepción no ha evitado que pandillas obliguen a salvadoreños a dejar sus casas. Así lo señaló Jonatan Sisco, abogado administrativo de la unidad de Anticorrupción y Justicia de Cristosal.
El pasado martes, la bancada oficialista y sus aliados aprobaron una tercera prórroga a la medida excepcional, por 30 días más. La medida está vigente desde el pasado 27 de marzo con la justificación de “combatir la delincuencia”.
Expertos han reiterado que no es necesario este régimen porque las autoridades ya cuentas con elementos jurídicos, financieros y tecnológicos.
Funcionarios del oficialismo han destacado “los logros” de esta medida. No obstante, Jonatan Sisco considera que es importante explicar a la población que “el Estado no está cumpliendo con su deber de investigar los delitos cometidos por pandillas”.
Recordó que Cristosal ha informado públicamente que "todavía se siguen dando desapariciones forzadas perpetradas por pandillas".
Y efectivamente desde enero hasta el 24 de junio, la organización ha registrado 589 personas en situación de desplazamiento forzado interno en El Salvador. El 73.7% fueron desplazadas por acciones de las pandillas y el 2.7% por servidores públicos.
“El régimen de excepción no ha evitado que pandillas obliguen a salvadoreños a dejar sus casas y esto es grave porque el Estado está incumpliendo su función de investigar, perseguir y prevenir el delito, pero también se están dando violaciones a Derechos Humanos ocasionadas directamente por el Estado: personas mueren en las prisiones, se han dado actos de tortura y desaparición forzada temporal contra población civil”, apuntó.
El especialista en derecho constitucional subrayó que la medida excepcional es solo una parte de las leyes aprobadas por la Asamblea Legislativa, pues “la otra cara de la moneda le permite al Gobierno utilizar los fondos estatales sin ningún tipo de control”.
“Esto favorece la corrupción en el manejo del dinero que viene de nuestros impuestos; además se favorece la impunidad de crímenes de cuello blanco” concluyó.