A inicios de agosto, el refugio canino Échame una Pata, ubicado en la ciudad de San Miguel, recibió una inspección por parte de la Dirección de Salud Ambiental del SIBASI de la Región Oriental del Ministerio de Salud, en acompañamiento con personal de la Unidad de Bienestar Animal de la Alcaldía de San Miguel Centro, por motivo de una denuncia de un ciudadano que se quejó por los ladridos de los caninos y por un supuesto mal olor proveniente del lugar.
Este albergue de animales está ubicado en Final 1a. Calle Oriente, #103 BIS, San Miguel, a unas calles del estadio Juan Francisco Barraza.
En el reporte señalaron dos observaciones: una de ellas la salida de aguas grises hacia la cuneta pública y un recipiente que tenía larvas de zancudos. Establecieron un plazo de tiempo de un mes para corregir dicha situación; al cumplirse el tiempo, volverán a ejecutar una inspección. De no cumplir, el personal del MINSAL explicó que podrían cerrar el refugio.
Dicho lugar, fundado y administrado por la ciudadana Silvia Ayala, subsiste por colaboraciones y donativos de personas altruistas y empáticas con los caninos albergados. En este caso, lo que planteó la inspectora ambiental es que se debe romper la calle para hacer una conexión de tuberías y que el agua que sale de la limpieza que realizan no se exponga en las cunetas, sino que sea evacuada por conductos.
Para la propietaria del refugio, la inversión en mano de obra requiere fondos con los que no cuenta. Además con permisos de la alcaldía que deben ser autorizados, lo que le deja en una situación cuesta arriba porque tendrá que dejar de invertir los recursos en rescates, medicamentos, alimento, productos de limpieza, para responder a la denuncia.
"Es un poquito frustrante porque uno está tratando de salvar y cambiar vidas, a nosotros nadie nos ayuda y estas son iniciativas propias y lo difícil es que la misma sociedad nos está afectando, porque estas visitas y chequeos vienen a raíz de una denuncia", explicó Silvia.
El caso fue dado a conocer en redes sociales por un habitante que casualmente es vecino del refugio y se enteró al momento de la inspección y reprochó la intención de la denuncia, pues aseguró que él es el vecino más próximo del refugio y no se siente afectado.
"Yo aquí a la par soy el vecino de un albergue de perros, soy el único vecino que tienen alrededor. No me quejo, por mí feliz. Porque la muchacha dueña de ese refugio anda recogiendo a esos animalitos de la calle, pero a mí no me molesta que ellos estén ladrando, aparte ellos permanecen callados a menos que llegue gente, pase un gato por el techo o cuando me oyen hablar en la madrugada y ahí comienzan a ladrar", dijo Gilberto Martínez en un video que publicó.
En el otro costado del refugio se encuentra un taller de enderezado y pintura, y al preguntar en el lugar si les afectaba el ruido u olores del albergue de animales, manifestaron que no. Más adelante, al rodear la cuadra hay un hotel y su propietario, Jaime Barrera, fue quien interpuso la denuncia, pues busca que el albergue sea colocado lejos de la ciudad.
"Esta denuncia la he hecho varias veces y no había encontrado respuesta a ese problema, ahorita no se siente pero ya va a sentir usted el gran mal olor, se siente todos los días, no es las 24 horas pero sí es seguido. Para mí, por ser el centro de la ciudad no tienen que tener animales ahí y porque los tienen encerrados, ellos tienen que estar afuera y por el ruido de los ladridos", dijo el denunciante.
Ante esa situación, Ayala añadió que el personal de la Unidad de Bienestar Animal le solicitó el permiso de parte del Instituto de Bienestar Animal (IBA), algo que según uno de sus rescatistas colaboradores, aún no han extendido a ningún refugio. Al consultar al personal de la Unidad de Bienestar Animal de la alcaldía, negó que se le haya solicitado ese permiso y señaló que únicamente asumen la responsabilidad de brindar acompañamiento en ese tipo de inspecciones, debido a que la denuncia es enfocada al sector salud.
La situación ha generado preocupación en los rescatistas que colaboran con Ayala, debido a que señalan que no hay mucho apoyo por parte de las instituciones gubernamentales en el trabajo que realizan y les preocupa que por la falta de empatía de ciudadanos se tomen acciones que puedan perjudicar a los animalitos.
Cuál es la función del refugio Échame una Pata
El refugio canino Échame una Pata fue fundado en San Miguel en 2019 por Silvia Ayala; inició como un proyecto para ayudar a perros callejeros que se encuentran en situación de vulnerabilidad, maltratados y enfermos por el abandono. Su número de contacto es 79291589 y en Instagram aparece como @echameunapatasv.
En lo que era un predio se levantaron las bases y poco a poco se fueron construyendo jaulas y un espacio cerrado para la permanencia, cuidados, alimentación y atención veterinaria para los 89 caninos que actualmente se encuentran refugiados en el lugar.
Señaló la propietaria que ha sido posible con el apoyo de personas altruistas que han colaborado con donativos para ese fin. Todos se encuentran desparasitados, con sus vacunas al día, algunos se encuentran en tratamiento por tumores, otros son inválidos por atropellos y ellos son colocados en sillitas de ruedas en la parte frontal para evitarles estrés del encierro. El personal lava el área cuando los perros defecan y las aguas se van por la cuneta hasta el tragante que está metros adelante.
La fundadora de ese refugio manifestó que ese proyecto no ha sido nada fácil, son 6 personas que se dedican a los rescates, cuidado y recuperación de los perros que han sido encontrados en pésimas condiciones y su misión es cambiarles la vida ante tanta indiferencia.