De acuerdo con Simón Paz, concejal del FMLN por Mejicanos y quien busca ser alcalde de San Salvador Centro en 2024, solo dicho municipio de Mejicanos genera entre 80 a 120 toneladas de basura cada día. A ese panorama se suman las 700 toneladas de desechos que arroja cada día San Salvador, según datos del experto en urbanismo y planificación municipal, Andrés Espinoza. Y después, a ese mapa se añaden los cientos de toneladas que vendrán de Ayutuxtepeque, Cuscatancingo y Ciudad Delgado.
Es un “monstruo de basura” que el nuevo concejo municipal de San Salvador Centro deberá enfrentar desde mayo 2024; un reto que empieza por lo administrativo y legal, pues cada municipio actual tiene su propio sistema de recolección, con flotilla propia de camiones recolectores (muchos dañados o en desuso), contratos con empresas privadas para cumplir dicho servicio, o incluso asocios público-privados para la misma tarea.
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Para el concejal capitalino Héctor Silva Hernández, de Nuestro Tiempo, “lo mejor sería centralizar la recolección de los desechos sólidos en la alcaldía de San Salvador Centro para el resto de los distritos”.
Tiene esa postura porque “dejar que los distritos sigan manejando con contratos separados y sus propios arreglos la recolección de desechos sólidos es peligroso, sería desperdiciar una oportunidad. Y ha quedado claro que en algunos lugares eso tiene que cambiar, el caso de Mejicanos es emblemático, un problema hasta crónico, que va más allá de esta administración o un partido político. Desde que era un adolescente vengo escuchando este problema para Mejicanos”.
Espinoza lanza el mensaje claro de que “la recolección de basura quita y pone alcaldes”, y subraya que “Mejicanos ha sido un caos terrible, bajo muchas administraciones, pero en esta se ha lucido. Y el sistema de recolección en varios de estos municipios es totalmente deficitario. ¿Quién va a pagar ese déficit? La alcaldía de San Salvador actual va a tener que asumir ese costo, y sin FODES”.
Es importante, destaca Espinoza, que se optimice los recursos actuales que tienen las diversas alcaldías y próximos distritos.
En el caso del San Salvador actual, según la información de Espinoza, “con los 48 camiones que compró Nayib Bukele cuando fue alcalde, pero ya había 30 funcionales, se tenía entonces 78 camiones funcionales de 12 toneladas. En un buen sistema de recolección, cada camión puede hacer hasta cuatro viajes en 24 horas. Si multiplicás todo eso, te da 3,000 y pico de toneladas diarias”.
Agrega que “entonces, la capacidad instalada de San Salvador es de más de 3,000 toneladas que puede recoger al día (son 3,744 con exactitud). Pero en realidad solo produce 700 toneladas. O sea que tiene cuatro o cinco veces más capacidad de lo que produce. Ahí hay un problema administrativo”.
Según ese escenario, el San Salvador actual que dirige Mario Durán tiene una capacidad instalada de camiones recolectores superior a la basura que produce la ciudad capital, y “aparte, tiene contrato con empresas privadas para recolección de basura. Y paga, cuando tiene la posibilidad de recogerlo con la fuerza propia. Es un problema administrativo”, insiste Espinoza.
A la par de optimizar las flotas actuales en los cinco territorios, para Espinoza es fundamental que haya una campaña profunda y amplia que reeduque a la población en general sobre la disposición de la basura; así mismo, generar iniciativas de participación ciudadana.
“Todo lo que es basura… ¡no es basura! Es recurso. En los 90s, Martha Suplicy era alcaldesa de Sao Paulo. Organizó a los indigentes la señora. Les decía ‘tráiganme plástico, papel, reciclable y valorizable, porque tiene un valor económico’. Los organizó y les comenzó a convertir en microempresarios”, plantea, para ilustrar una experiencia similar.