Vecinos del cantón Suntecumat, enquistado en la cordillera de Apaneca, están preocupados por lo que pueda ocurrirle a Héctor Giovani Chachagua, quien se encuentra en prisión desde el pasado 25 de febrero luego de ser capturado bajo el régimen de excepción.
La preocupación surge porque Héctor es una persona con discapacidad intelectual, lo cual es ampliamente conocido por los vecinos del caserío Cerro Blanco, cantón Suntecumat, municipio y departamento de Ahuachapán.
Héctor fue capturado por un grupo de la policía rural que, aparentemente, ya sabe de la discapacidad que sufre el lugareño. De acuerdo con vecinos, al momento de ser capturado, el hombre parecía sonriente, no entendía que aquella noche ya no regresaría junto a su madre, Leonarda Chachagua con quien vive en en una casa desvencijada.
Los vecinos de Héctor y Leonarda aseguran que madre e hijo viven en extrema pobreza a tal punto que ninguno de los dos tiene teléfono celular, a través del cual ella pueda recibir alguna información sobre su hijo cautivo.
El temor de los vecinos de Héctor es que algo malo pueda sucederle mientras está en prisión, como aparentemente ha sucedido con otras personas con la misma condición de salud.
Durante el régimen de excepción, policías y soldados han capturado a personas con discapacidad intelectual, en algunos casos, a sabiendas de sus padecimientos, pues son arrestados por personal destacado en el mismo domicilio.
De acuerdo con diversos testimonios de personas que han salido de prisión después de ser capturadas por el régimen de excepción, los reos con discapacidades mentales se vuelven muy vulnerables en las prisiones, pues, a veces no saben atender indicaciones de disciplina u órdenes como salir a formar o realizar tal o cual tarea, y por ello a veces son agredidos o vapuleados por otros reclusos o custodios que toman sus actitudes como actos de rebeldía.
Personas con mismo diagnóstico que murieron en prisiones
Recientemente, en el cantón Huiziltepeque, municipio de San Pedro Perulapán, fue sepultado Carlos José Santos Mejía, quien había sido arrestado por militares el 7 de octubre de 2022 bajo cargos de pertenecer a pandillas. De acuerdo con familiares y vecinos, el joven, que recién había cumplido los 18 años, padecía de cierto grado de discapacidad mental.
Los familiares de Carlos afirmaron que el cadáver presentaba signos de haber sido golpeado. La parte de atrás del cráneo parecía destruida, afirmó un familiar quien pidió no revelar su identidad.
A poco de entrar en vigencia el régimen de excepción, el 15 de abril de 2022, en el municipio de Sensuntepeque, departamento de Cabañas, policías de esa localidad arrestaron a Óscar Alfredo Gallegos Pocasangre, de 46 años, quien padecía de discapacidad mental y llevaba muchos años bajo tratamiento en el Hospital Psiquiátrico.
Cinco días después, Óscar murió mientras estaba en el penal de Mariona. De acuerdo con reclusos que afirman haberlo conocido, Óscar gritaba llamando a su madre. Su cadáver presentaba diversas lesiones y suturas en el cráneo.
Henry Eleazar Joya Jovel, de 45 años, es otra persona diagnosticada con padecimientos mentales que murió mientras estaba encarcelada, luego de que el 21 de abril fuera capturado bajo el régimen de excepción y acusado de pertenecer a pandillas.
Henry murió el 25 de mayo en el penal de Mariona y enterrado el 8 de julio en una fosa común del cementerio La Bermeja de San Salvador sin que su familia fuera notificada de nada.
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“La Policía llegó y le dijeron que los acompañara; no puso resistencia, él no era normal, era bien obediente”, afirmó Jesús, hermano de Henry, quien se afanó en exhumar el cadáver de la fosa común para luego trasladarlo al cementerio municipal de San Sebastián, San Vicente, de donde era originario.
Epiléptico y con secuelas de infarto cerebral
En el caso de Héctor, diversos documentos médicos confirman que él es un persona diagnosticada con graves padecimientos cerebrales.
El pasado 27 de febrero, Leonarda acudió al hospital nacional de Ahuachapán, donde su hijo era tratado médicamente, para que le extendieran constancias médicas con las que pudiera probar la discapacidad de su hijo.
Ese mismo día le extendieron una constancia en la que se lee que Héctor ha sido diagnosticado con epilepsia y secuelas de infarto cerebral; que es un paciente que es tratado en ese nosocomio.
En el mismo documento se indica que Héctor necesita diariamente 200 miligramos de carbamazepina sólido oral dos veces al día; de acuerdo con médicos consultados, este medicamento sirve para controlar ciertos tipos de convulsiones con personas diagnosticadas con epilepsia.
Además, necesita tomar 100 miligramos de clorpromazina clorhidrato sólido oral, una vez al día; según las fuentes médicas, esta medicina sirve para aliviar el dolor provocado por contracciones musculares. Héctor también necesita tomar una vez al día, una tableta de ácido acetilsalicílico, medicamento que le ayuda en la prevención de coágulos en las arterias y reduce el riesgo de un accidente cerebrovascular.
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En resumen, son tres medicamentos que Héctor necesita diariamente para evitar convulsiones y reducir el riesgo de otro infarto cerebral.
Hasta el momento, los esfuerzos de Leonarda por obtener la libertad de su hijo han sido en vano, aseguran vecinos, quienes comparten el temor de la madre de Héctor de que pueda correr igual suerte que otras personas diagnosticadas con problemas mentales que han muerto estando en prisión por, presuntamente, haber sido vapuleadas.