Los moradores de las comunidades El Pedernal y Loma Alta del cantón Guajiniquil, en Lislique, en el departamento de La Unión, denunciaron lo que consideran “abusos de autoridad” y “violaciones a los derechos humanos” por parte de los militares destacados en el lugar.
Los lugareños aseguran que callaron sobre el maltrato que “por mucho tiempo” han recibido las personas trabajadoras y que no tienen ningún vínculo con las pandillas. Pero el fin de semana, ese maltrato colmó su paciencia, con el abuso del que fue objeto Mario Antonio Escobar Joya, de 32 años, aseguraron los lisliqueños.
Según denunciaron, el domingo 11 de septiembre, entre las 10:30 y 11:00 de la mañana Escobar Joya conducía su pick up, en el que transporta personas desde el municipio de Corinto (Morazán) hacia Guajiniquil, cuando fue abordado por un grupos de soldados en el caserío El Pedernal frente a la ermita de la localidad.
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Al picachero lo bajaron del carro, lo registraron, entregó los documentos, lo empujaron, le dieron varias pechadas y lo golpearon con la culata del fusil e hicieron un disparo para asustar a las personas que pedían que dejaran de maltratarlo, dice Francisco Medina, poblador.
Ciudadanos compartieron una fotografía de la víctima que tenía el rostro con sangre e hicieron la denuncia pública a través del Canal 15 El Zamorano de Santa Rosa de Lima, para pedir a los altos mandos del ejército que cesenlos abusos que por mucho tiempo se vienen cometiendo en contra los pobladores.
Francisco Medina, se transportaba en otro carro y vio el momento cuando su vecino fue golpeado, “los soldados fueron los agresores”, pero llamaron a la policía y dieron el informe que más les favorecía logrando que llegara una patrulla, que esposaran al picachero y se lo llevaran a la subdelegación de Anamorós.
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“No estamos en contra del régimen de excepción, sino de los abusos que están cometiendo en contra de gente trabajadora y que no tienen ningún vínculo con las maras; ya basta de tantos maltratos que nuestros cipotes reciben cuando vienen de trabajar la tierra solo porque al soldado se le ocurrió que tienen que pegarle”, lamentó Medina.
La víctima vive en el caserío Loma Alta a cinco minutos del lugar donde fue agredido. Su esposa Fátima Granados recibió el aviso de que “Toño”, como lo conocen en el lugar, estaba siendo golpeado por los militares.
La mujer con su bebé en brazos llegó al lugar para suplicar que dejaran de agredir a su esposo. Fátima dijo que su pareja no tiene ningún vicio, no consume bebidas alcohólicas ni fuma, pero que los soldados quisieron acusarlo de estar ebrio.
“Cuando llegué, ya lo habían golpeado; estaba sangrando del rostro. Nos amenazaron a todas las personas y no permitieron que nadie les grabara videos con los teléfonos. Se lo llevaron esposado por resistencia, pero lo liberaron ese mismo día a las 9:00 de la noche. Eso fue por la ayuda del alcalde de Lislique, Jaime Rivera”.
La gente en el lugar da a conocer detalles de otras agresiones cometidas por los uniformados, no solo en contra de los salvadoreños, sino también hondureños, que no se han escapado de ser víctimas, asegurando que la mayoría de los casos de agresiones se han dado en el caserío Loma Alta.
El cantón se ubica en los límites con la comunidad de Mesetas, Honduras, donde se da el tránsito de personas por trabajos de agricultura, ganadería y porque hay familias que residen en ambas comunidades.
Mercedes Hernández Benítez, habitante de El Pedernal, trabaja trasladando personas en su vehículo y lamenta los constantes casos de “abuso de poder de los soldados” que se han dado en el cantón.
“Una persona mala no va a pasar cerca de los soldados, solo la gente buena y trabajadora; pero todo el tiempo son los militares los que nos vienen atropellando nuestros derechos, cuando nosotros lo único que hacemos es darles apoyo con el transporte cuando quieren ir a otro lugar”, indicó Hernández Benítez.
Cuando a los soldados se les presentan emergencias y necesitan trasladarse a un sitio lejano, son los picacheros quienes les brindan apoyo sin cobrarles pasaje, aseguraron.
Las fuentes extraoficiales de la Fuerza Armada aseguraron que los mandos superiores se enteraron de lo ocurrido el domingo. Ese mismo día en la tarde, llegó una comisión al lugar para relevar al personal que se vio involucrado en el problema de la comunidad. Según las fuentes, la Fuerza Armada investiga lo ocurrido.