El muelle del Puerto de La Libertad está cerrado desde el 2 de septiembre del 2023, cuando un fuerte oleaje dañó la caseta y el mecanismo de la grúa para bajar y subir las lanchas del mar. También parte de la cubierta asfáltica del muelle fue averiada. Desde entonces ya pasaron cuatro meses y la estructura que es utilizada por 564 pescadores, maniobreros, procesadores y otros, no han podido trabajar para mantener a sus familias. Además esto ha generado una disminución del 40% en la pesca, declaró Martín Cornejo, administrador del muelle.
Los pescadores y demás trabajadores que dependen directamente e indirectamente del funcionamiento del “winche”, como llaman los locales a la grúa, comentan que el comercio ha disminuido, lo que les ha traído consecuencias a sus bolsillos. Al momento del cierre del muelle no se preocuparon mucho por la situación, ya que el Ministro de Agricultura y Ganadería (MAG), Óscar Enrique Guardado, prometió entregarles mensualmente una compensación económica mientras se reparaba. Pasaron cuatro meses y el bono no les fue entregado.
Fue hasta que el 5 de enero, cuando los pescadores convocaron a los medios de comunicación para denunciar sobre su situación, que el MAG reaccionó y el 6 de enero entregaron el dinero prometido a 143 pescadores que son solo una parte de un total de 338 que han sido elegidos para recibir una compensación económica de $360 cada uno. Esto a través de la Dirección General de Desarrollo de la Pesca y la Acuicultura (Cendepesca), el Ministerio de Turismo, el Ministerio de Obras Públicas y el Ministerio de la Defensa Nacional.
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De la logística y del dinero quedó a cargo el MOP, según Cendepesca, la cual se negó a entregar mayor información sobre el número de pescadores beneficiados a este medio de comunicación que visitó su oficina del Puerto de La Libertad, a pesar de mencionar tenerla a su disposición.
“¡Queremos trabajar!”
“Nos ha afectado a todos. Algunos no han podido pagar el alquiler de su casa”, comentó Oswaldo Morales, pescador del muelle de La Libertad. Según comenta, ellos han tenido que dedicarse a otro tipo de trabajos para lograr obtener ingresos, como el abrir pozos, hacer redes de pesca y trabajos de construcción. Este último es el que más ganancias genera, pero el más difícil de conseguir, ya que los empleadores ya cuentan con una planilla de personas que se dedican solamente a ese rubro.
Dagoberto, otro pescador del lugar, comentó que ellos al ver que no avanzaba el proyecto decidieron invertir en la compra de cemento y otros materiales para apoyar en la labor de la reconstrucción del lugar, pero que al ingresar al muelle fueron sacados del sitio. “Lo que nosotros queremos es que abran el muelle y trabajar”, comentó Dagoberto.
Algunos de los pescadores afectados se encuentran en el parqueo del Mercado de Mariscos, a pocos metros del muelle. Allí están las lanchas, algunas permanecen tapadas con mantas para protegerlas del sol.
Sin embargo, otros pescadores han decidido tomar sus botes y buscar otras playas abiertas para salir al mar para seguir pescando.
Gastos extra
El Mercado de Mariscos del puerto de La Libertad ha sido afectado por la inactividad del muelle, pues, este provee la mayoría de la mercancía que ahí se vende. Pero debido a su cierre, los comerciantes han tenido que recurrir a otros gastos para lograr abastecerse, como la compra de producto pesquero de otros lugares del país, algunos tan lejanos como la Playa El Espino en Usulután.
Debido a la distancia y a los mecanismos para mantener en buenas condiciones el producto, el transporte aumenta su costo, por lo que el precio de los mariscos también sube. Una de las comerciantes del sitio comentó que, debido a esta variable, la libra de camarón grande tiene un valor de $10 y el camarón pequeño a $7.
Siempre hay venta de productos locales, pero en menor cantidad. Al medio día llega un pick-up desde la playa El Majahual con pesca de la mañana, producida por pescadores que anteriormente estaban en el muelle del puerto de La Libertad.
Pablo Ernesto Sanabria fue de los primeros en mudarse a la playa El Majahual para seguir trabajando; sin embargo, el cambio de lugar implica más peligro para ellos. “Con suerte no perdemos la vida”, comentó Pablo.
Son alrededor de 15 pescadores que se han trasladado a esta playa. Ellos, al no estar acostumbrados a entrar al mar desde la playa, han sufrido múltiples accidentes tratando de superar la zona donde rompen las olas, dejando algunos con heridas abiertas. “Los motores de las lanchas se apagan y hacen que el bote de vuelta, golpeando en la cabeza a varios” explicó Pablo.
Además, la pesca en la playa genera más gastos. Para meter y sacar la lancha del agua deben de pagar $15 dólares y transportar el pescado hasta el puerto son otros $10 adicionales. En general están gastando $100 dólares más al día que cuando el muelle funcionaba y pescando menos cantidad.
Los pescadores dicen estar agradecidos con el recién entregado bono, pero lo que realmente necesitan es que se habilite pronto el muelle.