El fotoperiodista José Porfirio Osorio, quien fue editor fotográfico adjunto de El Diario de Hoy y Más!, falleció en San Salvador, informaron fuentes cercanas a la familia.
Osorio, a quien sus colegas y amigos cariñosamente le llamaban “el Negro Osorio” o "el Oso", dio cátedra no sólo de fotoperiodismo sino también de entrega a su profesión y altruismo a generaciones de comunicadores que pasaron por la Redacción de El Diario de Hoy.
Nacido el 3 de febrero de 1957, ingresó el 15 de octubre de 1977 a El Diario de Hoy, donde con mucho orgullo comenzó en el área de Servicios Generales y de ahí fue escalando sin perder nunca su humildad y espíritu de servicio.
Siempre de buen humor y compartiendo su entusiasmo con bromas o parabienes con sus compañeros, muchos lo recuerdan como mensajero llevando la correspondencia de la Redacción o las notas de los reporteros en cuartillas, escritas en máquinas Remington.
En los años 80 pasó definitivamente a la Redacción como laboratorista, haciendo maravillas en el cuarto oscuro para preparar las principales fotos de portaday de páginas interiores.
Tiempo después se dedicó a tiempo completo como reportero gráfico, sobre todo durante la guerra, donde corrió muchas aventuras y se volvió en “portadista” porque siempre que salía a la calle iba decidido a traer la foto de la primera plana, de la misma manera que su excompañero intrépido Antolín de Jesús Herrera Escobar, ahora también ya fallecido.
Le tocó cubrir marchas en medio de balazos y gas lacrimógeno en el centro de San Salvador y sus colonias o incluso en el interior del país durante las ofensivas guerrilleras y pasada la guerra también fue agredido por una turba que llegó a montar una manifestación incendiaria a El Diario de Hoy.
Fue el primer reportero gráfico que alcanzó a llegar al volcán Chichontepec, en San Vicente, tras el estrellamiento de un avión que le costó la vida a 65 personas, tripulantes y pasajeros, el 9 de agosto de 1995.
Sus excompañeros recuerdan que era de noche y llovía intensamente, pero “el Negro” se anotó para ir a la misión, en la cual le tocó subir terrenos accidentados, húmedos e inhóspitos con los primeros cuerpos de socorro y la Fuerza Armada para dar testimonio de la peor tragedia aérea en suelo salvadoreño. Después escribió una crónica detallada y conmovedora de premio.
Posteriormente fue nombrado editor adjunto de la sección de Fotografía,primero en El Diario de Hoy y luego en el periódico Más!, donde laboró hasta su retiro.
En su vida personal, fue un entregado padre de familia y debió enfrentar con estoicismo duros momentos, como la dolorosa pérdida de su hija en 2003.
Con la misma entereza enfrentó una penosa enfermedad que lo mantuvo en tratamiento y hospitalizado hasta su deceso.