El pasado 23 de diciembre, El Diario de Hoy publicó la nota donde Ana Cisneros, una ciudadana defensora de derechos humanos, solicitó ayuda para mejorar las condiciones del lugar de habitación de Patricia Leiva, conocida por la población de Lesbianas, gais, bisexuales, transexuales, intersexuales y otros (LGBTI+) como Paty Conde.
Conde vive en una habitación de una casa antigua, en el centro de San Salvador. Su cuarto tenía múltiples daños, pero la prioridad de esta anciana transgénero era el cambio de techo, debido a que en la época lluviosa las goteras terminan por inundar el sitio.
“Después del reportaje, varias personas me comenzaron a llamar y me ayudaron”, asegura. “Quiero darle las gracias a esas personas y que miren en qué lo he ocupado (el dinero)”, agrega.
Cisneros y Conde pudieron recaudar $800, con los que compró láminas, cuartones, madera, clavos y tornillos. Eso sirvió para el cambio de techo por uno nuevo.
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También pintó dos de las cuatro paredes de la habitación. La mano de obra la puso el dueño de la casa a quien ella le alquila.
Los arreglos al lugar de vivienda de Conde fueron oportunos, sobre todo, ahora que empiezan las lluvias. A pesar de esta considerable mejora, aún hay detalles que solucionar.
Por ejemplo, las paredes necesitan una intervención para la cual necesita tres bolsas de cemento y arena.
Cisneros explicó en el reportaje de diciembre que es importante mejorar las condiciones de vida de Conde, quien en el lugar cuenta con una red de apoyo que la auxilia en cualquier necesidad y las personas de la zona la conocen.
La avanzada edad de esta mujer transgénero impide que pueda desarrollar un trabajo que le deje buenas ganancias. Su único medio de vida es la venta de la tienda que tiene en su misma habitación.
Allí, a diario, abre la reja de su puerta y comercializa sodas, galletas, cigarros y artículos de higiene. De hecho, la pequeña refrigeradora que tiene muchas veces no es suficiente para almacenar los productos que vende. “La botella de tres litros de soda no me cabe y no puedo ofrecer ese producto”, describe.
El lugar es sencillo, pero es donde Conde ha establecido su hogar, junto a sus mascotas.
Un ícono de las personas trans
Paty Conde, ampliamente conocida por la población LGBTI+ del país, es un ícono de la resiliencia de las personas trans en El Salvador.
En los años ochenta, ella fue testigo de cómo más de una decena de mujeres trans que eran trabajadoras sexuales fueron desaparecidas por las fuerzas armadas, en la masacre conocida como La Praviana. Ese nombre se le dio por el lugar del centro de San Salvador donde solían trabajar las víctimas, muchas de ellas amigas de Conde, quienes de allí fueron llevadas y desaparecidas.
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El caso de Conde no es solamente un ícono porque sobrevivió en esa oportunidad; llegar a los 69 años de edad, que espera cumplir este mes, es un hito si se considera que en El Salvador, la esperanza de vida de esta población es de 33 años, según datos de la organización COMCAVIS TRANS.