Su orientación sexual y la envidia habrían sido las causas principales por las que Sandra Hernández y su pareja Eidi Claros fueron capturadas el pasado 28 de abril en la Isla El Espíritu Santo, en el municipio de Puerto El Triunfo, departamento de Usulután.
Para nadie en la Isla es secreto que ambas mujeres estuvieron presas y cumplieron sus penas en el 2020, una por ingreso de drogas al penal y la otra por agrupaciones, pero la razón por las que algunos hombres del lugar las habían amenazado es porque las consideran “chucas” por ser una pareja de lesbianas.
“Nos discriminan verbal y psicológicamente, nos llaman chucas, hijas de “tantas” y nos hacen burlas machistas” explicó Sandra. Con burlas machistas, la mujer se refiere a expresiones lesbofóbicas.
La mujer relata que, a pesar de los errores que cometieron en el pasado y por los que pagaron sus condenas, al salir de la cárcel decidieron comenzar de cero y trabajar de forma honesta para salir adelante, motivadas por los hijos de ambas. Eidi tiene tres hijos de 17, 18 y 22 años. Sandra tiene dos, uno de ellos estudia una licenciatura en ciencias jurídicas, con el apoyo de una beca.
“Al salir decidimos hacer nuestra vida juntas y como yo soy de la Isla nos fuimos para allá, comenzamos de cero, viviendo en una champa de plástico y lámina”, narró.
Las dos mujeres son emprendedoras y reconocidas por sus negocios en el lugar. Sandra comenzó a trabajar como carretonera (mototaxista) con una motocicleta propiedad de otra persona, pero a base de esfuerzo y un préstamo, logró comprar su primera moto para hacer viajes desde el embarcadero de la Isla.
Al considerarla una persona responsable con su trabajo, la organización no gubernamental Centro de Intercambio y Solidaridad (CIS), la cual brinda asistencia, ayuda y becas en la Isla, la seleccionó para que les diera el servicio cada vez que llegan al lugar.
Además, la recomendó para atender a turistas y otros visitantes. “Nos estamos esforzando por vivir honradamente, no importa la hora que me llamen para hacer un viaje, estoy a disposición las 24 horas”, aseguró Sandra.
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Mientras que Roxana logró que los encargados de la cooperativa agrícola de la Isla le concedieran un permiso para vender pan, café, sodas y golosinas en el embarcadero.
“Fue una iniciativa brillante, porque mientras los lugareños esperan las lanchas para salir de la Isla, pueden comer algo o tomar un café. Su mini venta también es muy popular. No compite con nadie porque nadie tuvo esta idea o hizo algo similar antes”, expuso Leslie Schuld, directora del CIS.
Pero según Sandra, el éxito que tenían con sus pequeños negocios habría ocasionado la envidia y enemistad de dos compañeros carretoneros y un vigilante de la cooperativa, quienes ante la entrada en vigencia del régimen de excepción, comenzaron a amenazarla con que las denunciaría ante las autoridades por sus antecedentes penales.
A las 9 de la noche del 28 de abril, la amenaza se cumplió. Más de 20 policías y soldados rodearon la vivienda de Sandra, la capturaron y la acusaron de asociación ilícita.
Cuatro días antes de la detención hubo una reunión en la comunidad, en la cual el grupo de mototaxistas intentó obligar a la Asociación de desarrollo comunal (Adesco), y a la cooperativa, que prohibieran a Sandra seguir trabajando como mototaxista acusándola de “robarles los clientes”. Además, denunciaron a Eidi de insultarlos.
Mientras Sandra permanecía capturada en el puesto militar, donde los soldados pernoctan en la Isla, Eidi, la pareja de ella, llegó a preguntar hacia donde sería trasladada. En ese momento un agente le pidió su DUI y cuando la mujer le dijo que no lo andaba, el policía le dijo que por eso iba a quedar detenida.
Sandra cuestionó al agente bajo qué delito estaba capturando a su pareja, a lo cual él respondió: “le vamos a poner lo mismo que a vos”.
“Se puede observar que todo lo sucedido fue a raíz de algo personal, por envidia, por ser mujeres y específicamente por ser lesbianas”, agregó la directora del CIS.
Posteriormente las dos mujeres fueron trasladadas a las bartolinas de Puerto El Triunfo, luego a Usulután y siete días después, sin audiencia, fueron confinadas en el Centro Penal de Apanteos, en el departamento de Santa Ana.
La directora del CIS considera ilegal que se capture a una perona que ya cumplió su pena, si esta no ha cometido otro delito. “¿Es decir que en el sistema no existe la creencia de que los seres humanos pueden cambiar o restaurarse; y cualquiera que cometa un delito está condenado de por vida?”, cuestiona Schuld.
El jueves 11 de mayo ambas mujeres tenían programada una audiencia virtual, sin embargo, debido a problemas de conexión no pudieron escuchar lo que ahí se determinó. Cuatro días después Sandra fue liberada sin ninguna explicación, mientras que su compañera de vida sigue detenida.
“Gritaron mi nombre y me dijeron que la seño (custodia) me llamaba, cuando salí del sector me dijeron que iba para afuera. Yo quise regresar al sector para ver a Eidi, pero ya no me dejaron entrar”, relató con tristeza.