Desde el final de la tarde del pasado martes, las comunidades La Realidad y Monseñor Romero, en Santa Ana, permanecen militarizadas.
Un contingente de soldados del Regimiento de Caballería ha instalado varias estructuras de hierro con alambre, a manera de barricadas, para controlar el flujo de personas al sector donde fueron asesinados un inspector y dos agentes policiales, por miembros de padillas.
El miércoles, hasta el mediodía, grupos de policías uniformados y de civil patrullaban las calles en busca de miembros de la pandilla 18 cuyo dominio en el sector es anunciado con viejos grafitis, que a la vez han sido tachados, en las paredes de la sede del Instituto Nacional de los Deportes (Indes).
En ese sector, el martes en la tarde, el inspector Carlos Mauricio Velásquez Rodríguez y los agentes, Martha Lisset Alas González y Franklin Antonio Lemus Magico fueron acribillados a balazos cuando pretendía la captura de delincuentes pandilleros cuya presencia había sido denunciada a las autoridades.
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Muchas de las viviendas de las comunidades La Realidad y Monseñor Romero están construidas de lámina usada, herrumbrosa; algunas casas están incluso sobre una canaleta de aproximadamente dos metros de profundidad por tres de ancho, donde corren la aguas usadas por el mismo vecindario.
La versión de los vecinos
El Diario de Hoy conversó con varios vecinos de las comunidades mencionadas, quienes no niegan que en la zona hay presencia de la pandilla Dieciocho desde hace mucho tiempo.
No obstante, los vecinos entrevistados afirmaron que no conocen a los pandilleros que la Policía Nacional Civil (PNC) y funcionarios de Seguridad han expuesto en redes sociales como los responsables del triple crimen contra los agentes del Estado.
Algunos dijeron que podrían ser de la comunidad La Realidad pero que nunca los vieron entrar o salir de la casa en la que sorprendieron a los miembros de la Policía que intentaron capturarlos.
Otros vecinos sospechan que los pandilleros que se habían posicionado de la vivienda, posiblemente usaban la canaleta para desplazarse por el vecindario sin necesidad de salir a las calles de la comunidad y por eso no se percataban cuando entraban o salían de la vivienda.
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La tarde del martes, varios vecinos fueron tomados por sorpresa al escuchar la balacera y luego varios gritos. Muchos se refugiaron en sus champas de lámina sobre la cual, afirman, escucharon cuando caía tierra o arena mientras duró la balacera.
Luego fue el ulular de sirenas policiales y ambulancias, cuando salieron a la calle a ver qué pasaba, vieron a los policías muertos y a un puñado de miembros de la Fuerza Armada y de la PNC que llegaban a la comunidad en auxilio de sus compañeros.
Policías sorprendidos
De la forma cómo los tres miembros de la PNC fueron asesinados no hay una versión concreta. Oficialmente se ha conocido que los agentes andaban realizando un patrullaje, pero los vecinos de las comunidades donde fueron asesinados los tres policías cuentan otra versión.
Al final de la tarde del pasado martes, vieron llegar un pick up de la PNC del cual se bajaron tres uniformados quienes se desplazaron por una de las calles.
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En el pick up solo se quedó el motorista, quien se retiró momentáneamente del lugar y luego vieron aparecer por el otro extremo de la calle en dirección a donde caminaban los tres uniformados.
Mientras tanto, una de las tres casas que habían registrado los policías se escuchaban voces fuertes, luego se escuchó la balacera y los gritos de dolor. La gente se encerró en sus viviendas y para cuando salieron ya vieron a los policías muertos.
La versión de una fuente policial coincide con la de los vecinos: los policías habían recibido información de que en una casa de ese sector se escondía un pandillero importante, supuestamente es el que capturaron y que fue identificado como José Héctor Bernal Colocho, alias “El Negro”.
Mientras procedían con ese pandillero, los policías fueron sorprendidos a balazos, con armas largas por otros compinches del capturado. El volumen de fuego de los pandilleros fue tan intenso que los policías no tuvieron tiempo de reaccionar para defenderse.
“El terrorista José Héctor Bernal Colocho, alias “El Negro”, resultó lesionado y ya se encuentra bajo custodia policial”, informó en Twitter el ministro de Seguridad, Gustavo Villatoro.
Luego publicó las fotos de dos pandilleros a quienes en el tuit identificó como Adolfo Alfredo Mejía Lemus, alias “Robiño”, y Geovanny Chigüila Olmedo, alias “Chimpa”, señalándolos de ser los asesinos del inspector y los dos agentes. Bernal Colocho y Chigüila Olmedo han estado en prisión, según documentos judiciales.
Un policía muy apreciado
El miércoles al mediodía, la familia del agente Lemus Mágico se preparaban para la velación de sus restos, en una colonia del municipio de Atiquizaya, departamento de Ahuachapán, donde vivía con su esposa y dos hijos y ambos padres.
De acuerdo con sus familiares, la muerte de Lemus Mágico ha causado mucha consternación en la comunidad debido a que era una persona muy apreciada por su empeño en apoyar a su comunidad.
“El era deportista, colaboraba mucho en las actividades para mejorar la colonia. Era un buen padre, un buen esposo y un buen hijo; no esperábamos que le pasara esto”, afirmó un familiar, de Lemus Mágico, de 40 años de edad, de los cuales trabajó 18 en la corporación policial.