El integrante de la mara Salvatrucha Wilber Alexander Portillo Amaya fue condenado a 63 años de prisión por el asesinato de un sargento de la Policía cometido el 4 de noviembre de 2016.
La condena fue impuesta por el Juzgado Especializado de Sentencia de San Miguel por el delito de homicidio agravado se le impuso 43 años y 20 por los delitos de extorsión y agrupaciones ilícitas.
El 4 de noviembre de 2016 un grupo de mareros de la mara Salvatrucha, entre ellos Portillo Amaya, asesinaron a balazos en el centro de San Miguel al sargento José Manuel Guardado Serrano.
Quizá te interese: Así vigiló la Mara Salvatrucha al hermano de un policía para matarlo
Guardado Serrano era el encargado de una caseta policial que estaba localizada en el parque Barrios de San Miguel, frente a la catedral de la ciudad.
Los criminales atacaron por la espalda al policía, quien intentó defenderse sacando su arma de fuego, pero ya no le dieron tiempo para reaccionar.
El día del hecho, las autoridades policiales, informaron que los pandilleros habían estado “posteando” (vigilando) para cometer el asesinato.
Algunos testigos dijeron que los pandilleros se dieron a la fuga en motocicletas, tras asesinar al sargento.
Otro condenado
Mientras que, José Edgar Geovanny Amaya Umaña, integrante de la misma clica fue condenado a 30 años de cárcel por el homicidio del taxista Elenilson Machuca Molina.
Quizá te interese: El Barney, cabecilla que le decomisan sus bienes pero no lo han podido capturar
El taxista fue asesinado el 7 de junio de 2016, siempre en el centro de San Miguel, detalla el reporte fiscal.
El taxista fue atacado a balazos por Amaya Umaña y un adolesencente, cuando se conducía a velocidad lenta por la 3a. avenida Norte, entre la calle Chaparrastique y la 2a. calle Poniente del barrio Las Mercedes, de San Miguel.
El conductor murió en el instante pero los dos atacantes, incluso, se acercaron al carro para asegurarse que había muerto y continuaron disparando.
El joven de 17 años que participó junto a Amaya Umaña en el asesinato, identificado como Paolo N. fue sancionado ese mismo año por el Juzgado de menores, a cinco años de internamiento.