El 19 de enero anterior, la Dirección Policial Antimaras y Pandillas contra el Crimen Organizado (DIPAMCO) de Honduras, entregó a la Policía Nacional Civil (PNC) de El Salvador, a Carlos Arnoldo Cardoza Sandoval, alias “Melao”, a quien en 2017, la Fiscalía señaló de ser un proveedor de armas y drogas a grupos de pandillas con conexiones policiales que le ayudaban en ambos negocios ilícitos.
A finales de marzo de 2017, la Fiscalía informó de la captura de al menos 16 personas vinculadas a Melao, incluyendo tres agentes policiales de la subdelegación de la residencial Altavista, en Ilopango, quienes lo apoyaban en sus crímenes a cambio de 500 o 1,000 dólares.
A esa fecha, Melao ya estaba detenido por actos de terrorismo, procesado en un Juzgado Especializado contra Crimen Organizado de San Miguel. Lo investigaba la oficina de la Fiscalía de Usulután, por proveer armas a la pandilla 18, según documentos de la Fiscalía General de la República (FGR).
Sin embargo, a pesar de que la Fiscalía informó en, al menos, sendos boletines sobre las pruebas que contra Melao tenía de haber cometido diversos delitos graves, este fue localizado a mediados de este mes viviendo tranquilamente en un pueblito llamado Cololaca, departamento de Lempira, Honduras.
¿Por qué andaba libre?
No se sabe cuándo y por qué Cardoza Sandoval fue puesto en libertad.
La PNC salvadoreña se limitó a decir, tras recibirlo de parte de Honduras, que “Este sujeto, era el encargado de la venta de drogas y otros ilícitos, con los que se financiaban armas para asesinar a inocentes, en la residencial Altavista. Además, tenía una orden de captura girada por un juzgado. Alias Melao, contaba con antecedentes penales desde el 2015, por posesión y tenencia de droga”.
Al menos de manera pública, ni la Fiscalía ni la Policía indicaron qué pasó con las investigaciones que había contra Melao. Entre finales de marzo e inicios de abril de 2017, la Fiscalía aseguraba que entre las diversas pruebas contra él, había escuchas telefónicas a través de las cuales determinaron la vinculación de al menos tres agentes policiales asignados a la residencial Altavista, bastión de la pandilla 18 Sureña.
Las investigaciones fiscales y policiales de 2017 indicaban que Cardoza Sandoval pasó de ser conductor de un autobús del transporte colectivo, a proveer armas, drogas y vehículos a las pandillas MS-13 y 18 Sureños y Revolucionarias, ayudado por un pandillero, compañero de escuela, que operaba en el sector de San Martín.
Las armas que comercializaba eran traídas desde Honduras donde se las proveían otros dos salvadoreños que nunca se supo que fueran capturados.
“Subametralladoras, lanzagranadas, fusiles, pistolas y munición de diverso calibre, es parte del armamento del cual este imputado abasteció en diferentes precios y fechas tanto a pandilleros de la MS como a la 18, así como también, les suministró diversos tipos de drogas”, reza un boletín de la Fiscalía, publicado el 29 de marzo de 2017.
Melao, según la Fiscalía, realizó 125 movimientos migratorios hacia Honduras entre los años 2002 hasta principios de agosto de 2016.
Los favores policiales
En relación a la misma investigación, ninguna autoridad informó sobre si los tres policías detenidos bajo cargos de colaborar con Melao fueron condenados o absueltos de cargos o si continúan trabajando en la institución policial.
Reportes periodísticos de marzo y abril de 2017 indican que una investigación por el delito de extorsión a un comerciante al que pandilleros le exigían $30,000 los llevó a determinar la vinculación de Cardoza Sandoval con esas estructuras delincuenciales.
Un reporte de La Prensa Gráfica del 1 de abril de 2017 indica que la investigación también descubrió que al menos tres agentes policiales ayudaban a Cardoza Sandoval a darle seguridad en sus actividades delictivas, limpiaban rutas por donde pasaría la droga, negociaban capturas de pandilleros y hasta le servían de gavilleros (sicarios).
El 29 de marzo de 2017, la PNC publicó un tuit en el que presentaba e identificaba a los tres policías que colaboraban con Melao.