Si bien en España el uso de los cubrebocas en interiores dejará de ser obligatorio para este miércoles, muchos de sus ciudadanos no están dispuestos a dejarla de lado, pues consideran que con esta práctica resguardan sus vidas de la covid-19, según un artículo del diario El País.
Entre quienes se resisten a descontinuar la utilización de la mascarilla están los que tienen enfermedades crónicas, personas que han recibido trasplantes de órganos o los que tienen que trabajar atendiendo público, según evidencia la publicación que salió a luz bajo el título: “Los que van a seguir usando mascarillas: ‘No me la voy a quitar. Es una salvajada que se relaje todo’”.
Y es que este martes el Consejo de Ministros español prevé suprimir la obligatoriedad del uso de la mascarilla, aunque esta sí se tendrá que usar para ir a centros de salud, residencias de ancianos y en el transporte público.
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En los empleos, la decisión de continuar con el uso de esta medida de bioseguridad será tomada por los servicios de prevención de riesgos ocupacionales.
El País, entre otras, cita la historia de Joan Alba, un español que en septiembre de 2017 recibió un trasplante de corazón, esto después de vivir durante 48 años con una cardiopatía que lo mantenía en riesgo de muerte.
El trasplante ha sido para Joan Alba una segunda oportunidad, tras lo cual asegura : “No voy a perder esta vida que me han regalado. Yo no me voy a quitar la mascarilla y creo que es una salvajada que se relaje todo. La covid no se ha ido”.
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Vidal Arias, un sacerdote de 57 años, también se decanta por seguirla usando, pues para él “ahora llega lo peor, cuando la gente se relaja”, pero en su caso tiene que seguir dando la comunión, visitando a enfermos y gente mayor que está en riesgo, incluida su madre.