“Si no hay para comprar nos toca aguantar…, ya he pasado hasta 3 días sin beber agua”, comenta Adela Cruz Miranda, de 74.
Adela no recibe ningún beneficio de la Ley del agua aprobada en diciembre anterior, al contrario se suma al estimado de 500,000 personas que viven sin agua potable en El Salvador.
Ella vive en la comunidad Las Neblinas II, situada en Los Planes de Renderos, en las faldas del cerro El Chulo, en la cercanías del Parque de la Familia, Panchimalco.
Adela, también, detalla que una forma de sortear la carencia de agua ha sido la toma de café elaborado con agua lluvia o de nacimiento “así ya va hervida y no hace daño”, dice la mujer.
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Es miércoles, y al lugar llegó un pequeño camión cargado con dos bidones con agua, cada uno de esos depósitos asegura cinco barriles del líquido.
Adela se afana en pedir a uno de sus familiares, de los más de 16 que habitan con ella, que acerque un barril para poder lograr agua.
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Al mismo tiempo dice “que el problema con el agua ha sido de toda la vida”.
En la zona la falta de agua también afecta a seis comunidades , entre ellas: Las Neblinas 1, Mil Cumbres y Monterrey; además de El Barreal.
La ley de agua que reconoce el acceso al recurso como derecho humano carece de efecto en el lugar.
Esa normativa fue aprobada hace 8 meses, el 20 de diciembre, en la Asamblea Legislativa, de amplia mayoría oficialista. La misma fue promovida por el Gobierno de Nayib Bukele.
“El Estado, en todos sus órganos fundamentales de gobierno y sus instituciones, tienen la obligación y la responsabilidad primordial de garantizar el goce efectivo a su población del derecho humano al agua potable y al derecho humano al saneamiento”, reza el primer artículo de la ley del agua.
Para el 2017, la Administración Nacional de Acueductos y Alcantarillados (ANDA) estimó que el 8,7 % de la población salvadoreña no tenía acceso alguno a agua potable, lo que representó 547,542 personas, la mayoría residentes en las zonas rurales.
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Los habitantes de Las Neblinas tratan de hacer buena cara a pesar de las dificultades que enfrentan a causa de la falta del agua, algunos hasta bromean y dicen “si sienten que ruge somos nosotros, por que casi no nos bañamos”.
De acuerdo al informe de 2019 de la UNICEF y la Organización Mundial de la Salud, alrededor de 2,200 millones de personas en todo el mundo no cuentan con servicios de agua potable gestionados de manera segura.
“Si sienten que ruge somos nosotros, por que casi no nos bañamos”.
La broma entre los vecinos de Las Neblinas
Además, los vecinos mencionan con ironía que viven desde hace décadas a pocos metros de importantes sitios turísticos de la capital, pese a ello no cuentan con el servicio de agua potable; sin mencionar que las comunidades se ubican a tan solo 10 minutos del centro de San Salvador.
De acuerdo a censos levantados por líderes comunitarios son más de 2,000 personas quienes viven en esa zona (unas 150 familias), las edades de los habitantes rondan entre niños y jóvenes entre los 0-20 años y adultos hasta de 80 años.
“Tenemos la particularidad que por casa en promedio viven de 15 a 20 personas”, comentó Juan José Parada, quien tiene 20 años de vivir en el lugar.
El número poco convencional de habitante por casa se debe a que las familias acostumbran a que los hijos forman sus hogares y llevan a sus parejas a la propiedad de sus padres, y allí se establecen.
En la zona es frecuente ver como las familias se las ingenian para solventar la carencia de agua: durante el invierno hacen correr la lluvia que cae en los techos de las casas por canaletas hasta que llega barriles o pilas. Esa agua la usan para los oficios y el aseo personal.
En la época seca les toca comprar el agua a “aguateros” de quienes ya son clientes”. El bidón de cinco barriles cuesta $10, una familia promedio de la zona usa dos de esos cada 15 días.
El agua es llevada hasta la calle principal y de allí las llevan por medio de gruesas mangueras hasta las casas.
En ambos momentos del año quienes más recursos tienen logran adquirir agua envasada para beber, el costo puede llegar a los $20.
Así, en promedio una familia puede gastar hasta 100 dólares solo en la compra de agua.
Quienes han logrado avanzar han perforado pozos artesanales y de allí obtienen el suministro.
Gestiones sin respuesta
Solo la comunidades las Neblinas I y II tienen más de 90 años de existir y en todo ese tiempo su habitantes han vivido en “la rebusca” por acercar el servicio de agua potable.
“Muchos piensan que vivir en la montaña es de lo más rico, pero en realidad es de lo más caro: no tenemos agua, se peleó por la energía eléctrica, no hay un sistema de alcantarillados”, continuó Juan José Parada.
Enfatizó que no buscan “nada regalado”, pero si el acceso al derecho al agua, “entendemos que todo tiene un costo”, puntualizó.
“Pedimos que venga Anda, que haga el estudio de factibilidad, esto ya es más urbano que rural. Hemos hecho gestionen, se ha pedido que vengan, pero no hemos logrado nada”, manifestó el lugareño.
A la necesidad del agua potable los lugareños suman la falta de calles adecuadas, en gran parte del lugar las entradas son de tierra y con el invierno baja agua de las zonas más altas y eso termina por cortar la superficie de tierra de las vías.