Ha pasado un año y medio desde que Douglas Antonio Tobar, 54 años, fue diagnosticado con insuficiencia renal crónica y desde entonces se ha visto obligado a viajar dos veces por semana 160 kilómetros ida y vuelta para poder recibir su tratamiento de diálisis.
Douglas es uno, de un estimado, de 40 pacientes con insuficiencia renal crónica que residen en el cantón El Suncita, en la jurisdicción de Acajutla, que claman por la construcción de una clínica u hospital donde puedan recibir sus procedimientos de diálisis, sin tener que viajar hasta Sonsonate o San Salvador.
El agricultor que comenzó a presentar problemas renales desde 2012 relata que, desde que necesitó la diálisis, dos veces por semana, sale a las 2:30 de la madrugada desde su vivienda, para comenzar el proceso de diálisis en el hospital Rosales a las 9:30, la cual finaliza a las 4:30 de la mañana del siguiente día, cuando es desconectado de la máquina.
“La diálisis lo deja bien débil a uno, cuando se levanta de un sólo le da mareos y es peligroso caerse, por eso lo recomendable es que alguien lo acompañe, pero por la falta de dinero mi esposa ya no puede ir a traerme”, manifiesta.
Patricia Soriano, esposa de Douglas, asegura que no les alcanza el dinero para pagar un transporte privado, porque desde que él enfermó solo viven con lo poco que ella gana reparando y vendiendo ropa, por eso debe desplazarse en el transporte público donde enfrenta mucho riesgo por su condición de salud.
“Sufro en el transporte público, porqué ahí va uno maltratado porque van llenos los buses, es un riesgo porque lo vienen apretando, si uno no logra asiento”, explica el paciente.
La esposa de Douglas asegura que en más de una ocasión se le ha quebrado un tapón que le cubre la salida del catéter que lleva fijo, lo cual lo pone en peligro de una infección o bacteria.
En algunas ocasiones que el paciente ha tenido recaídas, les ha tocado pagar hasta 100 dólares a un pick up para llevarlo de emergencia al hospital, hasta San Salvador.
A sus preocupaciones también se suma la falta de material que algunas veces afronta la unidad que lo atiende. “El mes pasado no había mucho material así que nos dejaron a 15 recambios a cada paciente, cuando es de 18”, relata.
Guadalupe Mujica, líder comunitaria, comenta que con el apoyo de las Comunidades de Fe Organizadas en Acción (Cofoa) han comenzado las gestiones con las autoridades con la esperanza de que les construyan una clínica u hospital en la zona que atienda ese tipo de necesidades, para lo cual ya cuentan con un terreno donado por una cooperativa.
William Lobos, líder de Cofoa, explicó que aunque el cantón El Suncita está conformado por 16 comunidades, ocho de ellas son las que se han organizado para buscar apoyo, en primera instancia con la alcaldía municipal. Lobos asegura que tuvieron cuatro reuniones con el alcalde y concejo municipal anterior.
En un video publicado por Cofoa hace nueve meses, el entonces alcalde, Benjamín Hernández, aseguró que habían llegado a un acuerdo como concejo de hacer una reorientación de los fondos que una empresa dona a la municipalidad como responsabilidad social o solicitar al Ministerio de Hacienda la reorientación de fondos que habían sido aprobados para un relleno sanitario, el cual no contaba con los permisos correspondientes.
Sin embargo, los peticionarios desconocen qué pasará con ese acuerdo luego del cambio de edil, con quien hasta ahora no se han reunido.
Por otra parte, aseguran que han sostenido pláticas con la directora de la Unidad de Salud y director regional del Sistema Básico de Salud Integral (Sibasi), pero lo que desean es que les reciba el ministro de Salud, para plantearle la problemática y hacer la petición de manera formal.
Yanira Mojica, residente en la comunidad La Planta, del referido cantón, explica que la falta de un hospital cercano afecta de manera diferenciada a las mujeres, cuando presentan alguna complicación de salud cuando están embarazadas.
“Han habido algunas mujeres que han muerto de parto o han fallecido los recién nacidos”, dijo, por lo que le hizo un llamado al ministro de salud para que los atienda.
Según datos de Cofoa, en el cantón habitan 1800 familias en las que hay 1200 personas de la tercera edad, unos 3600 adultos y un total de 3200 niños y niñas, en tanto que, en el jurisdicción de Acajutla se registraron en el último censo 52,359 habitantes
Mientras los líderes comunitarios luchan por conseguir que los atienda el ministro de salud, Douglas y su esposa batallan cada semana para conseguir un aproximado de 50 dólares para que él pueda ir a sus diálisis hasta San Salvador.