Seis de cada diez mujeres en El Salvador desisten de trabajar de manera remunerada debido a las responsabilidades de cuidados y familiares; es decir, su tiempo lo dedican a las labores domésticas.
El Salvador tiene el mayor porcentaje en Centroamérica de las mujeres que toman dicha decisión, con el 66.5%
En Honduras es del 64.7%; en Nicaragua, el 54.7%; y en Costa Rica, el 55.8%, según datos compartidos por la Red por la Corresponsabilidad de los Cuidados, que está integrada por varias entidades sociales salvadoreñas.
Las mismas buscan que exista una corresponsabilidad en los hogares; pero también que el Estado brinde los mecanismos para reconocer el trabajo de las mujeres, que lo realizan de manera no remunerada, y garantizar los derechos que ellas poseen.
La falta de una protección social, el acceso a la educación y la imposibilidad de acceder a un empleo remunerado porque alguien debe de realizar las tareas de la casa, incluyendo el cuidado de hijos, de adultos mayores o personas con discapacidad y con enfermedades crónicas con niveles de dependencia, son algunas de las situaciones que enfrentan las mujeres en dicha condición.
La Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples 2022 consignó que para el año pasado, en El Salvador habían 6,330,947 de habitantes; de ellos, 3,373,945 eran mujeres, lo que representa el 53.3% de la población total. El 46.7% restante son hombres.
Karla Martínez tiene 33 años y de los cuales, 13 los ha compartido con su pareja. La joven relató que se dedica a la venta de papas; pero no siempre fue así.
Tiene esta ocupación desde hace cuatro meses por la necesidad económica, ya que su hogar no estaba percibiendo ingresos económicos luego que su compañero de vida tuvo un siniestro vial, el 5 de septiembre del año pasado, cuando viajaba en una motocicleta. El accidente lo dejó con problemas de movilidad.
Antes de esa fecha, Karla sólo se dedicaba a las tareas domésticas; aunque estas no las ha dejado de realizar a pesar de que dos o tres veces por semana, sale a su comunidad, en el cantón Tizapa, Apaneca, Ahuachapán, para vender papas.
A su regreso a casa, debe cocinar, hacer limpieza y cuidar a sus hijos, entre ellos, un niño de seis meses de edad. En su hogar hay cinco hijos.
“Nació el bebé y nos vemos sin recursos porque no hay nadie que nos ayude; entonces salgo a vender. En estos 13 años (de hogar) es la primera vez que trabajo. Antes no porque uno se dedica más al cuido de los hijos porque se descuidan cuando uno anda vendiendo”, dijo la joven madre.
Analizó que si ambos trabajaran tuvieran que pagarle a una persona para que realizara las tareas domésticas y el cuidado de sus hijos; algo que, para su caso, no ve viable porque entre los dos deberían de tener un salario elevado para cubrir dicha retribución económica.
Ella estudió hasta octavo grado y su compañero de vida se dedicaba a la albañilería.
La descripción de la ahuachapaneca no está alejado de la realidad. La responsable de derechos de las mujeres y feminismo de Oxfam El Salvador, Rosa Quintanilla, señaló que en el país, el 33% de las NINIS son mujeres que no estudian ni trabajan; pero que están realizando tareas reproductivas y del cuidado.
Agregó que son mujeres que valoran que toda la carga de cuidados que tienen es mayor y que si optan por un trabajo van a pagar más porque alguien haga el trabajo reproductivo que ellas realizan.
“Las mujeres hogareñas nos dedicamos a cuidar a los hijos; nos interesan más los hijos a cómo andar vestida. Si el hombre trae el sustento, somos conformes con el sustento”, expresó Karla.
Reconoció que la mayoría de las mujeres en su familia se dedican al cuidado en los hogares y que en los casos que sabe que las mujeres trabajan, es porque son madres solteras.
La familia de la ahuachapaneca debe de subsistir, en ocasiones, con ayuda de personas altruistas debido a las pocas oportunidades laborales que hay en su misma comunidad.
Carmen Urquilla, de la Organización de Mujeres Salvadoreñas por la Paz (Ormusa), señaló que la tercera parte de los hogares en El Salvador cuentan con una jefatura femenina; pero estos enfrentan diferentes características, entre ellas, que tienen mayores dificultades para acceder a servicios, protección y seguridad social. Además son los hogares más pobres.
“Es importante que de parte del Estado se tomen medidas para reconocer, pero también para redistribuir este tipo de trabajo. En ese sentido, cuando nosotros hablamos de corresponsabilidad, hablamos que este tipo de trabajo no tiene que ser repartido solamente en la casa; sino que también hay un papel que debe de asumir el Estado como principal garante de derechos y también las empresas empleadoras”, dijo Urquilla.
Agregó que una mujer, entre los 30 y 39 años, ocupa 6 horas con 4 minutos al día para realizar trabajos de cuidados. Un hombre ocupa 2 horas con 24 minutos al día; es decir casi tres veces menos.
Refirió que la Encuesta de Uso del Tiempo, que realizó en el 2017 la extinta Digestyc, señalaba que las mujeres utilizaban 15 horas con 55 minutos, para el cuidado de los menores de edad. Los hombres, diez.
El trabajo de los cuidados equivale al 18% del Producto Interno Bruto (PIB).
Urquilla señaló que históricamente ha existido una ausencia de corresponsabilidad de los hombres; pero también del Estado.
Por ello, pidió, al igual que otras organizaciones sociales, que se promuevan más políticas de dicha corresponsabilidad.
“Hay que garantizar que las personas tengan cuidados y garantizar que (a) las personas que están proporcionando cuidados, que en este caso son las mujeres, también es necesario garantizarles derechos”, dijo.
Implementar servicios de cuidado a personas adultas, con discapacidad y enfermedades con niveles de dependencia, son algunas de las propuestas que incluyen las organizaciones.
Mientras que la representante de Oxfam El Salvador, Rosa Quintanilla, señaló que la reciente pandemia puso de manifiesto que los cuidados son una carga “bien fuerte” para las mujeres y las niñas.
Estas últimas asumen tareas reproductivas y de cuidado desde temprana edad, teniendo limitaciones al acceso a la educación por desempeñar dichas actividades.
“Básicamente al referirnos al término de cuidado son todas aquellas actividades que permiten el sostenimiento de la vida; son tareas repetitivas que las hago hoy y las voy a hacer mañana, desde cosas básicas como lavar, cocinar, sacar la basura, la limpieza misma”, aseveró la representante de Oxfam.
A lo que agregó “por supuesto que en cada etapa del ciclo de vida, los seres humanos requerimos cuidados. En relación a esto, necesitamos garantizar que la población conozca que no es una responsabilidad exclusivamente de las mujeres y recaer sólo en ellas; sino que también el Estado debe de proveer servicios de calidad en razón de asegurar, aminorar la carga, o balancear la carga, de cuidado que tienen las mujeres”, dijo Quintanilla.