FundaHabla, como parte de la coalición de sociedad civil Súmate (Sociedad Unida para la Movilización Anti Tabaco en El Salvador), pedirá a las autoridades correspondientes que se legisle sobre el consumo del cigarrillo electrónico en el país, ya que es un producto que no fue incluido en la Ley para el Control del Tabaco, que data de hace más de una década.
La petición podría realizarse en los próximos días y se da a conocer en el marco del Día Mundial sin Tabaco, que se realiza cada 31 de mayo.
Los argumentos de la petición son que éste, al igual que el consumo de tabaco tradicional, trae graves consecuencias para la salud de las personas.
Pero además porque, en el caso del consumo del tabaco tradicional, provoca en El Salvador, en promedio, 1,624 muertes cada año.
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Otro dato que genera que la Fundación trabaje para concienciar a las personas sobre el consumo de éste es que anualmente El Salvador sólo recauda $26 millones en impuestos al tabaco.
Sin embargo, el gasto público para tratar causas directas del consumo de dicho producto, como tratamientos médicos, ausentismo y presentismo laboral, es de alrededor de $263 millones al año, de acuerdo a datos de Fosalud consignados por la presidenta de la FundaHabla, Violeta Martínez de Palomo.
Explicó que el aerosol de los cigarrillos electrónicos que las personas inhalan y luego exhalan puede contener sustancias dañinas, como nicotina, saborizantes como diacetilo, la cual es una sustancia química vinculada a una enfermedad grave de los pulmones y, además, cuentan con metales pesados como níquel, estaño y plomo.
“Hacemos un llamado a la población y muy especialmente a los padres de familia (para) evitar el consumo de cigarrillos electrónicos porque no es cierto que sean inofensivos; estos son aerosoles que contienen sustancias que pueden ser muy tóxicas y otras que son desconocidas y no sabemos su probable toxicidad. (Contienen) formaldehído y benceno, que son conocidos por provocar cáncer; diacetilo de los saborizantes, que está relacionado con enfermedades pulmonares; metales pesados, como el cobalto, el níquel, el estaño y el plomo”, dijo De Palomo, respaldada con datos del Centro de Enfermedades Contagiosas (CDC) de Atlanta.
La falta de legislación de los cigarrillos electrónicos permite que sean comercializados con facilidad entre la población, utilizando como atractivo su aroma y sabor.
De Palomo señaló que una “bocanada” de un cigarro electrónico equivale a 20 de uno convencional.
Agregó que la propuesta que prevén presentar, aunque no tienen fecha para hacerlo, es que los cigarrillos electrónicos sean clasificados como tal: como un producto de tabaco.
“Lamentablemente en esta ley no están contemplados los cigarrillos electrónicos; sin embargo, yo sí quisiera hacer un llamado a la sociedad civil, que estén interesadas en apoyar esta iniciativa, para pedir al gobierno que se incluya en la ley, la prohibición del vapeo, igual que el cigarro convencional, porque prácticamente es aún peor el daño del vapeo porque se ve más rápidamente. Sin embargo, hoy por hoy no hay un estudio que demuestre la alta letalidad o perjuicio que puede hacer el tabaco en dispositivos electrónicos”, razonó.
Un documento preparado en el 2019 por RTI Internacional (Research Triangle Institute), Ministerio de Salud, Fondo Solidario para la Salud (Fosalud), Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), señaló que en el país alrededor de 31 personas mueren cada semana debido a causas asociadas al consumo de tabaco y que el 46% de ellas ocurre en menores de 70 años.
La Encuesta Nacional de Alcohol y Tabaco 2014 de El Salvador (ENAT) consignó que el 35.1% de los adultos mayores de 18 años ha fumado un cigarrillo en algún momento de su vida. Además, aproximadamente, una de cada cuatro personas, que alguna vez probó un cigarrillo, es fumadora actual: esto significa que han fumado al menos una vez en los últimos 30 días, de acuerdo a información consignada en el documento de 2019 y titulado el Caso a Favor de la Inversión del Convenio Marco de la OMS para el Control de Tabaco en El Salvador (CMCT).
Según la ENAT, el 59% de los hombres ha fumado durante su vida y alrededor del 17% son fumadores actuales. En comparación, el 16% de las mujeres alguna vez ha fumado tabaco y solo el 2% son fumadoras actuales.
“Casi la mitad de todos los fumadores consume entre uno y cinco cigarrillos por día; mientras que, en el extremo superior, el 6% consume entre 11 y 20 cigarrillos diarios. En el último año, el 57% de los fumadores actuales adultos informaron haber intentado dejar de fumar. Entre quienes intentaron dejar de fumar, cuatro de cada cinco reportaron haber tratado de abandonar el consumo más de una vez”, consigna parte del documento.
Prevención del consumo
FundaHabla realizará este 31 de mayo, en el salón de Usos Múltiples de la alcaldía de Antiguo Cuscatlán, un evento para concienciar sobre los efectos del consumo de tabaco. En la actividad habrá charlas.
Entre ellas, sobre el daño que genera en la salud de las personas; pero también al medioambiente.
De Polanco expresó que el cultivo de tabaco “es un problema serio” por el daño que ocasiona en la tierra y los mantos acuíferos.
“El cultivo del tabaco es un monocultivo porque no permite que haya otros cultivos como en el caso de cuando se cultivan alimentos que se pueden diversificar. El tabaco agota todos los nutrientes de la tierra y por lo tanto es el único producto que se puede sembrar en esos terrenos. El otro punto serio es que requiere de una cantidad de insecticidas y plaguicidas que obviamente dañan al medio ambiente por sus componentes químicos, así como la salud de los agricultores porque puede provocar enfermedades”, expresó la presidenta de la Fundación.
Agregó que en el oriente del país hay pequeñas zonas donde se cultiva tabaco.
Violeta jamás fumó, pero desarrolló cáncer debido al humo en su lugar de trabajo
Violeta Martínez de Palomo, presidenta de FundaHabla, realiza el trabajo de prevención del consumo del tabaco con mucha propiedad, ya que ella es una muestra de las consecuencias que trae en la población, no únicamente para los fumadores activos, sino que también pasivos.
Ella jamás fumó; sin embargo, durante muchos años estuvo expuesta al humo que emanaba de personas fumadoras.
Ocurrió en su lugar de trabajo, ya que hace más de una década no existía una ley que prohibiera fumar en lugares públicos y cerrados.
La exposición constante al humo provocó que en el 2013 le detectaran cáncer de laringe.
“El humo del tabaco tiene más de 7,000 sustancias tóxicas, entre ellas 50 son cancerígenas; entonces, va haciendo daño poco a poco”, dijo.
La opción que tuvo para salvar su vida fue que los médicos extirparan la laringe y cuerdas vocales, lo que la dejó sin voz y respirando por un agujero en el cuello.
Gracias al apoyo que tuvo del Instituto Salvadoreño de Rehabilitación Integral (ISRI), pero sobre todo de amigos que conoció en igual condición y que eran originarios de España, aprendió nuevamente a hablar, seis meses después de la cirugía.
La presidenta de la Fundación aprendió a hablar a través del esófago, que es una técnica que es difícil de aprender pero que ayuda a las personas a emitir palabras, en algunas ocasiones de forma pausada.
Fue a través de su experiencia que nació FundaHabla, que ha enseñado nuevamente a hablar a personas en las mismas condiciones; pero también trabaja desde hace una década en la concienciación de las personas sobre las consecuencias del tabaco.
“El consumo del tabaco es el primer factor de riesgo para desarrollar enfermedades no transmisibles, como pueden ser el cáncer, la diabetes, la hipertensión, accidentes cerebrovasculares y cardiovasculares, infartos al miocardio, neumonías y múltiples infecciones de índole de vías respiratorias. Son muchísimas enfermedades las que están relacionadas al consumo de tabaco, no solamente directa sino también los que son fumadores