La familia Sorto Castro nunca se imaginó que una pequeña ocurrencia se convertiría en la catapulta para que el pequeño Cristofer Santiago comenzara una etapa como artista de música ranchera romántica. De solo leer comentarios en redes sociales pasó a recibir aplausos de públicos pequeños y grandes.
Era un domingo de enero de 2022, en una habitación de la casa ubicada en el municipio de Santa Rosa Guachipilín, en Santa Ana, sonaba “Palabra de hombre” del mexicano El Fantasma. Su padre, Carlos Santiago Sorto, de 41 años, al escuchar su forma de cantar, lo grabó con su teléfono celular, lo subió a redes sociales y fue así como poco a poco el pequeño artista de 10 años ha ido endulzando los oídos de locales y de otros municipios.
Carlos y su esposa han sido claves para que Cristofer Santiago pueda distribuir su vida entre presentaciones, entrevistas, grabaciones y sus estudios, sus hobbies, sus actividades de niño. Esta promesa de la música ha comenzado a ser conocido en ferias ganaderas, fiestas patronales y escenarios de diferentes municipios del país. “Mi canción preferida para cantar es ‘Mamá solita’ de Pedrito Fernández. Siempre empiezo con esa porque me da seguridad para las demás canciones”.
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Luego continúan las de Vicente y de Alejandro Fernández, de Los dos Carnales, Grupo Firme, El Fantasma, Christian Nodal, entre otros artistas. En medio de los nervios, “se siente muy bien cuando la gente le aplaude y le corea a uno”, dice sonriente Cristian Santiago mientras añade que su padre lo acompaña a todas sus presentaciones.
“Uno como padre lo menos que puede hacer es apoyar en todo lo que esté en nuestras manos en cualquier don que tengan nuestros hijos”, afirma Sorto, quien es docente de profesión. “Este apoyo no solo se trata de hacerlo en términos económicos, sino con algo más importante que es con tiempo”, agrega.
Crecer en un ambiente rural de pueblo, agropecuario y en el que se realizan ferias con actividades como jaripeos, carreras de cintas, aderezadas con ritmos norteños, de banda o de cumbia ha influenciado en el gusto musical de Cristofer.
Su principal apuesta, por el momento, son los arreglos en género ranchero romántico, banda regimental y en marimba que él y su padre le han hecho a una lírica de tradición oral propia del municipio: Canto a Santa Rosa. “Hemos solicitado a la Alcaldía de Santa Rosa Guachipilín que sea declarado como himno del municipio o como canto popular folklórico”, asegura Sorto. Él espera que este esfuerzo sea el aporte que, como familia y mediante la voz de Cristofer, puedan darle a este pequeño municipio del occidente de El Salvador, ese que ha visto crecer a este artista incipiente paseando en bicicleta por sus calles, jugando al fútbol con sus amigos, contemplando las plácidas aguas del río Lempa que fluye entre Santa Rosa Guachipilín y Metapán, o caminando rumbo a la escuela local.
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Cristofer va a cuarto grado, su asignatura favorita es Ciencias Naturales y es amante de los animales, ha logrado medallas en actividades deportivas organizadas por la alcaldía local, practica fútbol y natación y también canto los sábados, en Santa Ana. Además, toca el xilófono en la banda de la municipalidad y sirve como acólito en la iglesia católica de Santa Rosa de Lima del lugar.
Los domingos prácticamente se dedica a su arte, a grabar los videoclips para YouTube y redes sociales. Una agenda un tanto apretada a su corta edad. “Aunque no descuidamos que él tiene que ser niño y andamos haciendo cosas de niños junto con él”, dice su padre. “Estoy muy agradecido y alegre de que mis padres me están apoyando”, comenta el pequeño artista al pensar en todo el esfuerzo de sus progenitores, ambos docentes.
Soñar en grande
Desde su debut en las fiestas patronales de su municipio, en febrero pasado, Cristofer Santiago ha cantado ante centenares de asistentes a conciertos como el de El Chapo de Sinaloa, en Metapán, en junio anterior, en el que abrió la presentación del mexicano. Además, pronto grabará un sencillo al estilo banda con la salvadoreña Julissa Ventura.
Este niño multifacético cuenta que le gustaría tener una trayectoria como la de Pedro Fernández, pero que otra de sus aspiraciones es llegar a ser piloto de aviones comerciales. “Los sueños se cumplen, cuando uno se lo propone hacerlo, lo puede lograr”, dice con una sencilla mirada. “Lo que como padres soñamos es que él tenga mucho éxito, que sea considerado como uno de los mayores exponentes de la música en nuestro país, como lo son Álvaro Torres y otros artistas salvadoreños”, aspira Carlos mientras recuerda las tantas ocasiones que ha visto cantar a Cristian Santiago desde atrás del escenario.