El sobrepeso y la obesidad infantil en el país “se mantiene en aumento a causa de diferentes factores, sin embargo no se cuenta con estudios recientes en la población salvadoreña”, se expone en la investigación hecha como parte del trabajo de graduación de los ahora médicos Nahomy González y José Villegas.
De ahí la importancia de los hallazgos de la investigación universitaria, cuyos resultados exponen que “el 47% de. la población se encuentra en sobrepeso, el 30% tiene estado nutricional normal, el 22% presenta obesidad y el 1% desnutrición” en infantes entre 5 y 10 años de edad, atendidos en dos unidades de Salud, una en el municipio de Jocoro, en Morazán, y otra en San Rafael Oriente, en San Miguel.
En su investigación, González y Villegas tomaron de base el censo nacional 2005 para hacer los comparativos con los datos recolectados con las madres de niñas y niños entre las edades de 5 a 10 años, además de analizar los factores asociados a sobrepeso y obesidad.
Villegas explicó que la prevalencia del sobrepeso y obesidad son muy altas con predominio sobre el sexo femenino frente al masculino; así como en infantes a los que no se les brindó lactancia materna exclusiva y en vez de ello se les incorporó alimentación complementaria antes de los seis meses de vida.
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“A esto se suma el factor genético por alguno de sus familiares, la poca actividad física en los niños en su etapa inicial, que ha sido sustituida por los dispositivos electrónicos con acceso a internet para su entretenimiento, provocando el sedentarismo, consumo más retardado de los alimentos y por ende una digestión más lenta; consumo de publicidad negativa de alimentos altos en hipercalóricos y golosinas e incluso a problemas visuales tempranos”, explicó el doctor.
En El Salvador, en el año 2015, las estadísticas del Ministerio de Salud reportaban la obesidad en el segundo lugar en el perfil de enfermedades endocrinas, nutricionales y metabólicas.
En el trabajo de investigación, los médicos explican que “de acuerdo con los últimos datos oficiales, proporcionados por el Ministerio de Salud, la prevalencia de sobrepeso en grupos adolescentes escolares de 13 a 15 años, es del 38.45% de problema de sobrepeso y obesidad, con el 28.8% y 9.6%, respectivamente”.
Los datos oficiales quedan abajo de los resultados obtenidos en las dos unidades de Salud de Oriente, cuyo registro de sobrepeso es de 47% y de 22% de obesidad. El trabajo de campo de los médicos fue realizado de julio a septiembre del año pasado y su investigación, como parte de su trabajo de graduación, presentada este año.
El trabajo de graduación también cita datos del Cuarto Censo Nacional de Talla y Primer Censo Nacional de Peso en Escolares del Primer Grado, hecho en mayo de 2016, destacando que de 4,237 infantes censados en el municipio de San Miguel, el 17.21% (729) tenían sobrepeso, y 16.85% (714) obesidad; lo cual fue calificado como una prevalencia muy alta.
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En el caso de Jocoro, el censo reportó 213 niñas y niños: 35 se encontraban con sobrepeso, equivalente al 16.43%, y 33 con obesidad, es decir el 15.49%; lo cual también fue puesto en una categoría muy alta.
Uno de los objetivos de la investigación fue determinar el origen de la problemática, sugerir soluciones y aportar mecanismos de apoyo a bajar esas cifras alarmantes;, que a nivel mundial deja millones de fallecimientos de niños y adolescentes que desarrollaron obesidad hasta la etapa adulta, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS). La OMS cataloga la situación como una epidemia.
Las causas
Del total de población infantil analizada en los dos municipios, el 56% era del área rural y el 44% en la urbana. Los médicos González y Villegas destacan en el documento de su investigación que el lugar de residencia es importante para el análisis, puesto que en el área rural “las campañas de promoción para la salud, que ayudan a informar y a educar a la población sobre hábitos de vida saludable, son inexistentes; lo contrario al área urbana, en donde la promoción de la salud es mayor”.
Los datos fueron recopilados a través de encuestas a padres, madres o personas en cuido de infantes, al momento de la consulta. La población analizada fue de 200.
Como parte de los resultados, se expone que el 62% de la población recibe remesas desde el extranjero y el 38% no las recibe.
La interpretación que hacen los médicos sobre esos porcentajes es que: “ La mayoría de la población estudiada recibe remesas familiares del extranjero, esto genera un impacto positivo en el bolsillo de sus hogares, aumentando sus ingresos económicos, por lo que la mayoría realizan incentivos de comida rápida en los infantes, llevándolos a consumir comida chatarra con el marketing de las empresas de ‘Juegos infantiles’ o regalías de juguetes”.
El estudio mostró que el 79% de los infantes toman de una a dos comidas en familia; el 11% toma de tres a cuatro comidas; un 10% realiza de cinco a seis comidas.
Para los investigadores, los resultados pueden interpretarse como: “la mayoría de los infantes encuestados, comen menos de dos comidas diarias acompañados de sus padres. Esto puede estar relacionado a lo complicado del ambiente de comida en el que los niños están creciendo, a la par de otros problemas diarios de la vida familiar, tales como largas jornadas laborales, lo que causa una falta de vigilancia alimentaria por los padres”.
Otro dato relevante de la investigación es que el 100% de la población estudiada posee familiares con diagnóstico de sobrepeso u obesidad.
Señala el estudio que del 100% de la población investigada que afirmaron tener familiares con sobrepeso y obesidad, un 44% de las madres de los niños investigados poseen diagnóstico de sobrepeso u obesidad, seguido de los abuelos en un 34%, y en menor porcentaje los padres, con un 22%.
La interpretación hecha por los médicos investigadores es que: “la población encuestada tienen por lo menos un familiar con sobrepeso u obesidad en su hogar; siendo ellos los responsables de llevar a cabo la nutrición familiar, ya que el simple hecho que exista un antecedente familiar, predispone al individuo a desarrollar los mismos padecimientos; esto se relaciona con la idea de la ‘familia obesogénica’, la cual hace referencia a la existencia de ambientes o patrones de conducta alimenticios inadecuados con poca actividad física creados por los padres, las cuales contribuyen a que se presente sobrepeso y obesidad en los niños. Del mismo modo, la herencia de genes podría ser un factor relevante, ya que la influencia de la genética en la obesidad, es indudable, no obstante es difícil de estudiar en familias o a través de las generaciones”.
Según el estudio, el 41% de la población infantil estudiada realizaba entre una a tres horas semanales de actividad física, un 21% entre ocho y diez horas, un 20% no realizaba actividad física y un 18% entre cuatro a seis horas a la semana.
La recomendación de la Organización Mundial de la Salud es que se deben realizar al menos tres a cinco horas semanales de actividad física durante la primaria.
De acuerdo con los médicos investigadores, “uno de los factores que contribuyen a la génesis de la obesidad infantil es el uso de los medios de comunicación electrónicos, si se parte de la evidencia de que la obesidad puede ser generada tanto por un estilo de vida sedentario, como por la ingesta de alimentos hipercalóricos (independientemente de la influencia genética en el proceso)”.
Los datos de su investigación revelaron que el 46% de la población estudiada utiliza con mayor frecuencia el celular, un 33% la televisión, seguido de un 11% tablet, y por último, un 10% la computadora.
“Los dispositivos electrónicos, que deberían funcionar como una herramienta de aprendizaje, provocan que los niños tengan cada vez mayor dependencia a ellos, llevando a una vida sedentaria”, expone el estudio.
Otro factor importante, para la salud y desarrollo de infantes, es las horas de sueño.
La investigación, entre niñas y niños de cinco a 10 años, reveló que el 59% de la población duerme entre siete y nueve horas por la noche; el 21.5% entre cuatro a seis horas; seguido del 19.5% entre diez y doce horas; y ninguno duerme menos de cuatro horas por la noche.
“La mayoría de nuestra población en estudio duerme al menos ocho horas diarias, lo cual genera un efecto positivo para su salud”, comentaron los médicos.
Sobre el consumo de comida chatarra, los datos mostraron que el 48% de la población infantil estudiada consume con mayor frecuencia golosinas, el 29% bebidas carbonadas, seguido del 23% correspondiente a comida rápida.
Exponen los doctores en su investigación que: “ La comida chatarra que se consume con mayor frecuencia son las golosinas, esto podría deberse al rápido acceso y lo fácil que resulta comprar golosinas en las mayorías de tiendas y cafetines en la etapa escolar, añadiéndole su bajo costo. Es importante recordar el efecto negativo que tiene la comida chatarra en la población infantil, aumentando la frecuencia de enfermedades endocrinas, metabólicas y caries”.
La conclusión de los doctores es que “la malnutrición sigue siendo un problema de salud pública, ya que los casos de sobrepeso y obesidad cada día son más y este se debe a múltiples factores como las costumbres familiares en cuanto al tipo de preparación de los alimentos de consumo diario, el nivel socioeconómico bajo de los padres, además de la alta ingesta de alimentos hipercalóricos, asimismo la falta de actividad física, a la falta de educación nutricional y a la publicidad a través de los medios de comunicación que hacen la propaganda de cientos de comida chatarra; y en menor proporción los problemas endocrinos o genéticos que conllevan a estos estados nutricionales”.