“¡Al Presidente de la República, con todo respeto, le cambio mi libertad por la de mi hijo que está en el penal de Mariona! Señores agentes, un sordomudo no se puede defender ante un juez. Basta ya de tanto abuso. Ustedes quizás son padres como yo. Me siento angustiado”. Así gritaba con un megáfono Edgar Amaya frente a casa presidencial el 19 de julio del año pasado. La vehemencia con que expresaba sus palabras llamaron la atención de varios medios de comunicación que cubrían una marcha de parientes de detenidos para pedir la liberación de los capturados en régimen de excepción.
Los videos comenzaron a circular por redes sociales y una semana después su hijo, Edwin Ismael, fue liberado; pero su hermano René Mauricio sigue en el penal La Esperanza, Mariona, hasta hoy en día.
Edgar Amaya hizo una transmisión en vivo para agradecer al presidente Nayib Bukele su intervención para lograr la liberación de Edwin Ismael, pero pidió también que ayudaran a liberar a su otro hijo.
Amaya tiene 55 años de edad. Dos de sus hijos fueron detenidos el 14 de julio de 2022 mientras trabajaban vendiendo verduras en San Lorenzo, Ahuachapán. Ese es el oficio que les ha enseñado su padre y el cual es desde hace 30 años la fuente de sustento de toda la familia.
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Según comenta Karla de Amaya, esposa de René Mauricio, el hijo de Edgar que sigue preso, agentes de la delegación de Atiquizaya llegaron a su casa a preguntar por ellos. Los describieron físicamente, pero no portaban una lista de nombres, solo fueron identificados por sus camiones donde iban de un lugar a otro a vender verduras.
“A los minutos venía el camión manejado por un agente de la PNC y a un lado venía mi esposo y su hermano Edwin”, comentó Karla.
Edgar y sus demás familiares siguieron el camión hasta la delegación de Atiquizaya, en donde los agentes afirmaron que los hermanos habían sido detenidos por pertenecer a grupos delictivos.
Esta afirmación de los agentes estaba totalmente fuera de lugar para Edgar, ya que ellos se mudaron a San Lorenzo, Ahuachapán, para huir de pandilleros que querían asesinarlos por no pagar “la renta” para dejarlos seguir con su negocio.
Incluso uno de sus hijos fue atacado a balazos cuando iba en uno de los camioncitos con que reparten la verdura. Ese hecho se denunció en la delegación de Chalchuapa. “¿Cómo vamos a ser parte de eso, si nosotros hemos sido víctima de ellos?”, cuestionó Edgar.
Edgar estaba preocupado, sobre todo, por su hijo mayor Edwin Ismael, debido a su discapacidad auditiva, ya que solamente se comunica con un lenguaje de manos creado por la misma familia.
“Si le da una orden un custodio, y como no oye, ¿cómo la va a cumplir? Me lo van a golpear. Llegan a hacer requisa, o llegan a media noche diciendo todo mundo arriba, y él dormido, y como no oye, ¿cómo se va a levantar? El custodio va a pensar que es rebelde y me lo van a golpear”, expresó Edgar.
La liberación de Edwin Ismael
“Recibimos una llamada de un hombre que se identificó como un alto funcionario del gobierno. Nos dijo que nos llamaba en representación del señor presidente para liberar a Edwin y René”, comentó un familiar de los hermanos.
Durante esa llamada les pidieron el número de DUI de ambos hermanos y su dirección. Les dijeron que había que estar pendientes del celular, ya que pronto se comunicarían de nuevo. “Luego de unas horas nos llamó otro ministro, para decirnos que iban a proceder con la liberación de los hermanos, pero que, si alguno de ellos tenía antecedentes o vínculos con pandillas, ni uno saldría”, comentó el familiar.
El día 21 de julio les llamó otra persona, que no se identificó, para decirle a la familia que Edwin Ismael estaba libre y preguntaron a cuál lugar lo podían llevar para entregarlo. La familia pidió que lo llevaran a la delegación de Atiquizaya.
Al llegar y recibir a Edwin, un agente les dijo que no podían entregar a René Mauricio porque él tendrá que pasar por el debido proceso legal para ser liberado, ya que el sí escucha y habla.
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“Sean pacientes, el presidente ya conoce su caso y sabe que ellos no tienen nada”, comentó el agente.
De esa conversación ya han pasado 11 meses y no han tenido ningún tipo de información sobre el estado de salud de René Mauricio Amaya. Ni siquiera saben si aún está vivo. Se han intentado contactar por medio de los números de los funcionarios de los que recibieron las llamadas, pero esos aparecen como números deshabilitados.
“¡Lo queremos vivo!”
Karla de Amaya, esposa de René Mauricio, ha asistido a distintas marchas que ha convocado el Movimiento de Víctimas del Régimen de Excepción (MOVIR) para pedir su liberación. En una de estas llegaron a la Procuraduría para los Derechos Humanos en San Salvador, donde tuvieron una pequeña reunión con la actual Procuradora, Raquel Caballero, a quien le expuso el caso. “Yo estoy preocupada. Lo que pido es que se lo llevaron vivo y lo queremos vivo”, recuerda Karla que le dijo a la procuradora.
Edgar Amaya le ha bajado al tono a sus protestas que se dio a conocer, porque en redes sociales empezó a recibir todo tipo de acoso, difamaciones y amenazas. Pero nunca ha dejado, ni un solo día, de seguir tratando de buscar información.
Por el momento la familia sigue llevando los paquetes de higiene, que se tienen que entregar cada mes y medio, pero cada semana van desde San Lorenzo hasta el penal de Mariona para dejar un paquete de alimentos con la esperanza de que René Mauricio lo reciba.
Una buena noticia que era falsa
El 26 de mayo, la familia recibió una alerta que René había sido liberado esa noche en las bartolinas de San Salvador, por lo que Edgar y sus demás familiares salieron desde San Lorenzo en distintos vehículos. Edgar agarró su motocicleta a las 8:30 p.m. y llegó a las 10:00 p.m. frente las bartolinas. Fue el primero en llegar.
“Nos dijeron que ha sido liberado el hermano del sordo, pero tiene otro nombre. Nosotros vamos a ir para corroborar si es él o no”, comentó Edgar sobre la información que recibió en la red de ayuda que mantienen los parientes de detenidos en grupos de chats. En ellos se dan a conocer los nombres de las personas que están siendo liberadas, según listados que tiene la policía.
Pero entre los liberados, un grupo de seis hombres muy jóvenes, todos rapados y delgados que esperaban a sus parientes dentro de un comedor frente a las bartolinas, no estaba René Mauricio. La información era falsa. Probablemente la confusión se dio porque entre los liberados estaba un joven moreno con mascarilla que tenía discapacidad auditiva.
Edgar, al no ver a su hijo, agachó la cabeza y dio un suspiro grande. “Buenas noches, ¿alguno de ustedes es de Ahuachapán? Mi familia viene en camino y podemos llevarlos si gustan”, dijo Edgar a los presentes.
Salió de la tienda y se acercó a la ventanilla de la delegación de la PNC para pedir información. “Buenas noches, vengo desde Ahuachapán para saber si han liberado a René Mauricio Amaya Godoy, él está en Mariona”, pregunto Edgar.
Una voz desde adentro le contestó que ese día no liberaron a nadie con ese nombre y que en la lista del día siguiente tampoco aparecía nadie con ese nombre.
Edgar se tomó la cabeza con ambas manos, suspiró y dio las gracias al agente policial que le respondió. “Al parecer era información falsa”, expresó.
La familia de René espera que pronto salga libre, ya que la prueba más grande de su inocencia es la liberación de su hermano Edwin, porque según palabras del funcionario que le llamó, no saldría ni uno si alguno de los dos tenía vínculos con pandillas. Esa esperanza acompaña a Edgar hoy, en el Día del Padre, y todos los siguientes días.