A juicio de Tatiana Marroquín, el gobierno de Nayib Bukele está más interesado en improvisar respuestas comunicacionales a los problemas que enfrenta el país que en resolverlos. Su prioridad es, agrega, “imponer narrativas, no hacer políticas públicas”.
Para la economista y especialista en finanzas públicas, “todas las intervenciones hasta la fecha son improvisadas”, es decir carentes de estudio o preparación.
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Esto se debe a que el gobierno de Nayib Bukele no tiene ejecutores que conozcan la institucionalidad y a la sociedad salvadoreña.
“Construir un hospital sin permisos mínimos en una zona urbana, asegurar que sería construido en tres meses, eliminar CIFCO, todo eso son muestras de desconocimiento”, señala Marroquín.
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Y el resultado, sostiene, es que “la ejecución fue muy pobre, oscura y hasta contradictoria con leyes” y así, hay muchísimos casos, dice.
Sí es sostenible, afirma
Para Tatiana Marroquín, sí es sostenible el modelo de improvisación al que Nayib Bukele está acostumbrando al país. Pero no para un desarrollo y bienestar para la mayoría de la población, advierte.
“Sí es sostenible, porque al final logra el objetivo primordial del gobierno que es mantener el poder y la simpatía de gran parte de la población”.
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Sin embargo, aclara que “lo que no logra resolver son los problemas reales de las personas”.
Toda esta improvisación, según la experta, conlleva un costo social y financiero significativo, y apunta que cada intervención del gobierno termina desencandenando nuevos problemas.
La solución, según Marroquín, no es fácil. “La historia ha demostrado que se puede pasar mucho tiempo improvisando y acumulando poder”, advierte y sentencia: “el alto a la improvisación no puede venir más que de la población”.