Organizaciones civiles que promueven el uso de la bicicleta, como CESTA y Ciclista Urbanos, celebran la creación de nuevas ciclovías por parte del Gobierno; pero consideran necesario que impulse también una campaña integral de concienciación a la población, ante el descontento e irrespeto de parte de varios conductores.
El doctor Ricardo Navarro, presidente del Centro Salvadoreño de Tecnología Apropiada (CESTA), organización que lleva más de 40 años promoviendo las bondades de la bicicleta, expone que al igual que los conductores de carros, camiones y motos ante la ley los ciclistas, los peatones y quienes usan silla de ruedas también tienen derecho a tener estos espacios para poder circular con mejores condiciones de seguridad.
Según afirma, el uso de la bicicleta trae ventajas ambientales, desde el punto de vista del cambio climático, de la contaminación, ventajas económicas y en la salud de las personas: “Cada día va peor, cada día cuesta más movilizarse, tienen que buscar alternativas”.
Jesús López, coordinador del programa Sin Bicicletas no hay Planeta, del CESTA, coincide con el doctor Navarro en que la generación de ciclovías es algo que suma; pero advirtió que se necesitan campañas de concienciación y seguridad vial para evitar que haya competencia y molestia entre los conductores de vehículos automotores.
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“Es de que haya un poco de tolerancia. Usted sabe que la mayoría de vehículos son los que generan accidentes, personas que fallecen, incluso peatones. El que va en vehículo debería de pensar de otra manera. El que va en bicicleta evita que haya un carro más en el tráfico. Imagine en un tráfico donde haya mil vehículos, usted saca esos mil vehículos y pone mil bicicletas... el tráfico cambiaría completamente”, detalla.
López sostiene que el problema de circulación no se superará haciendo más puentes, calles y bulevares más anchos. Incluso detalla que ciudades norteamericanas, canadienses, europeas y sudamericanas que hicieron eso al final se dieron cuenta de que no era la solución; lo cual las llevó a cambiar la modalidad de transporte introduciendo el tren, el tranvía y la bicicleta, porque eso pacifica y vuelve el tráfico más liviano.
“A la persona que se queja el mensaje que le diría es que piense que si hay una bicicleta hay un vehículo menos; entonces le ayuda a él a transportarse mejor, le ayuda a bajar la contaminación”, indica.
Ileana Laínez, coordinadora del grupo Ciclistas Urbanos, sostiene que se debe educar a la población de que hay ciclistas en la calle y se le debe respetar a ellos y su espacio, incluso debería haber dos metros de distancia entre ellos y los automovilistas.
Laínez dice que los ciclistas y sobre todo las mujeres son incluso víctimas de acoso constantemente, más aún cuando andan con sus trajes de ciclistas que son ajustados: “Hay carros que se nos tiran para asustarnos, los buses nos pitan para que nos asustemos”.
Sostiene que si bien hay una ley que protege a los ciclistas, muchos de los conductores les pasan gritando que no deben andar en la calle y los maltratan: “Nosotros ya somos constituidos como un vehículo. Ya podemos movilizarnos en los carriles, tal como las motos, carros y transporte público, pero la gente no lo sabe, lo desconoce”.
La ciclista, una de las que lamenta que los carros y motos invadan las ciclovías, detalla que a la par de la habilitación de estos espacios se debe hacer una campaña fuerte y sostenida tanto para educar a los propios ciclistas como a conductores de otros vehículos.
Además, subraya que las personas deberían apreciar y valorar este transporte, pues sostiene que luego de tres años de utilizarlo ella se ha dado cuenta de que ayuda a la salud mental, la salud física y se disfruta de la vida, se relaja, se siente fuerte.
El doctor Navarro, López y Laínez, al hacer eco del discurso del ministro Rodríguez, advierten también la necesidad de que realmente las ciclovías sean bien planificadas y desarrolladas como toda una red a nivel nacional, que no solo estén enfocadas en el uso recreativo sino como opción para quienes se trasladan hacia sus trabajos. En este punto, López trae a colación que a veces en la tarde se ven panaderos que van sobre la autopista monseñor Romero sin ninguna seguridad.
Los tres insisten en que de manera urgente se debe avanzar en que estos espacios queden bien interconectados y señalizados para evitar riesgos a los ciclistas.
Según cuenta Laínez, en el punto en donde finaliza la ciclovía los ciclistas no tienen opciones por donde continuar; entonces, tienen que subirse a las aceras o incorporarse a la calle regular entre el gran tráfico.
“La ciclovía debe concebirse también para ofrecer facilidades al peatón y a la persona que usa silla de ruedas”, dice Navarro, quien al igual que López es de la opinión que no solo se potencien en lo urbano, sino también en la zona rural donde se usa mucho la bicicleta.
López detalla que si bien de Comalapa hacia Zacatecoluca, en la carretera Litoral, han hecho ciclovías, pero se necesita de San Diego a la Autopista a Comalapa; Las Isletas- San Marcelino- Costa del Sol; Guazapa- Aguilares - El Paisnal, entre otras.