Ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, el presidente de la República, Nayib Bukele, ofreció este martes un discurso en el que hizo numerosas invocaciones a la soberanía y a la libertad de El Salvador de elegir su propio destino.
Asimismo, destacó su política de seguridad y afirmó que “El Salvador ha pasado de ser el país más violento del mundo a estar en camino a ser el más seguro de América”.
Con esto, el mandatario defendió –sin mencionarlo– al régimen de excepción vigente en El Salvador desde hace casi seis meses. Si bien ha habido un declive en cifras de homicidios, esta política ha sido blanco de numerosas condenas por serias violaciones a derechos humanos.
En casi seis meses, en El Salvador ha habido miles de denuncias de violación a derechos fundamentales y abusos de poder. Entre ellas, se señala capturas arbitrarias, estigmatización de personas en virtud de su apariencia o su zona de residencia, torturas en los centros penales, tratos crueles y hasta muerte de personas bajo custodia. Además, familias señalan que no se les da información sobre sus parientes.
ANÁLISIS: ¿Qué dirá (y qué no dirá) Nayib Bukele ante la ONU?
Ante las críticas de gobiernos como el estadounidense, de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos o de las mismas Naciones Unidas, Bukele volvió al guion de reclamar soberanía y no injerencia.
“Además de decidir que queremos ser libres, es requisito indispensable que los poderosos respeten nuestra libertad”, mencionó en su discurso. También definió a El Salvador como “un pueblo donde nuestro destino siempre fue controlado por otros”, y reclamó que naciones poderosas “piensan incorrectamente que son dueños de nuestro país”.
Bukele usó el símil de dos vecinos, uno pobre y uno rico que interfiere en los asuntos del primero. “El vecino rico ha decidido que no solo es dueño de su palacio, sino que tiene que dar órdenes a la pequeña casa de su vecino pobre”, señaló en alusión a cómo ha sido emplazado por algunos gobiernos extranjeros.
Bukele se quejó de que países poderosos estén interfiriendo en lo que él considera algo que “está funcionando por primera vez” en materia de seguridad. “El vecino rico no tiene ninguna autoridad de decirle a su vecino pobre que regrese al pasado”, reclamó.
Deja entrever irrelevancia de la ONU
Al igual que en su discurso de hace tres años, el mandatario dejó entrever que el formato de la Asamblea General es obsoleto. Además, reclamó que los países pequeños no han podido forjar su propio destino por presiones de sus vecinos más poderosos.
“Humildemente les recuerdo que las Naciones Unidas no se crearon para dividir, destruir y someter sino para relacionarnos y trabajar juntos (...) pero con el respeto absoluto a la soberanía” de cada país, afirmó en su alocución.
El mandatario salvadoreño agregó que llegó al podio “en un formato en que ya no creo para decir algo que de todas maneras no cambie la forma en que los países poderosos ven a los demás pero quizá cambie la forma en que los países pequeños nos vemos a nosotros mismos”.
Y concluyó: “Tal vez con el tiempo surjan otras naciones y otros pueblos que también decidan luchar por su libertad. Entonces las Naciones Unidas habrán vuelto a ser relevantes, al menos para este humilde servidor”.