Bastaron unos minutos para que Freddy Danilo Arévalo, de 39 años, y su familia perdieran sus dos negocios y pertenencias personales luego que la vivienda se incendió, presuntamente, debido a un cortocircuito.
El hecho ocurrió el jueves a las 5:00 de la tarde en la colonia El Rosario, cantón Guacamaya, en Nahuizalco, Sonsonate.
Desde entonces, los cuatro miembros de la familia, entre ellos dos menores de edad de 11 y 16 años, han tenido que dormir donde familiares porque la casa quedó inhabitable.
Únicamente les quedó la ropa que tenían puesta el día de la tragedia.
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El incendió consumió los artículos que Arévalo ocupaba para la elaboración de pan dulce; los productos que comercializaban a través de una tienda, y todos los objetos del hogar, como cocina, televisores y la ropa. El techo de lámina de la casa también quedó inservible.
Arévalo se consuela que no le pasó nada a sus hijos y compañera de vida, ya que no se encontraban en la vivienda; pero lamenta la pérdida del pequeño patrimonio que habían construido con mucho esfuerzo.
“Lamentablemente todo lo perdimos… Tenemos entendido que quizás un cortocircuito habrá sido (la causa del incendio)”, dijo.
El día del hecho, Arévalo tenía menos de treinta minutos que había salido de la vivienda para comercializar el pan dulce en la misma zona.
Sus dos hijos también salieron escasos minutos antes que se originara el incendio y la madre tampoco estaba, por lo que la casa se encontraba sola.
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“Cuando vine ya estaba en llamas toda la casa; no logramos salvar nada, todo se quemó”, lamentó el afectado.
Entre las pérdidas están dos hornos a gas; uno de los cuales lo había comprado, al crédito, en $1,350 y otro lo adquirió usado en $600.
Arévalo calculó que el total de las pérdidas durante el incendio ascienden a más de $9,000.
La preocupación que enfrenta es que tiene compromisos con créditos; pero que al haberse consumido sus utensilios de trabajo, no tiene la forma de seguir elaborando pan dulce.
La alcaldía de la localidad les ayudó a sacar los escombros. Entre ellas, las láminas del techo y las vigas, ya que resultaron afectadas.
La panadería funcionaba en la vivienda desde el 2003 y la tienda, hace cinco años.
“Lo material es lo que se ha perdido; pero espero en Dios que vamos a salir de lo que estamos. Gracias a Dios que no estaban ellos (la familia) en la casa. Cuando me avisaron del incendio no lo creía; fue duro eso para mí”, relató.