¿Se imaginan una ciudad donde cada cuadra luce pintorescos murales, que obligue a los que le observan a pensar en una etapa de su vida, coyuntura social o el desarrollo de un municipio o un país? Y que a su vez la delicadeza de sus trazos encante a los turistas.
Un grupo de jóvenes ha soñado con plasmar 300 murales en las paredes de las edificaciones de la ciudad de Santiago de María, en Usulután. El proyecto está dividido en cuatro etapas que busca mostrar los edificios que forman parte de su historia, rendir tributo a sus obreros, así como murales temáticos y una cuarta etapa que conlleva un muralismo libre.
“Busca una interacción entre los estados de ánimo entre la pintura y la persona que mira. Tenemos un mural en homenaje a las personas de la tercera edad con problemas de Alzheimer y ha provocado una reacción en la comunidad más que el resto de murales, y así otras con las que se identifican las personas”, comentó Gilberto Arévalo, presidente de la Asociación de Jóvenes para Santiago de María,
Santiago de María data de mediados de 1800, al caminar por sus estrechas calles aún se observan grandes edificaciones erigidas con paredes de adobe, madera e incluso lámina. Muchas de las antiguas casas lucen descuidadas, y es a través de los murales que la Asociación de Jóvenes de Santiago de María quiere dar nueva vida a dichas paredes.
“El lugar donde se ha comenzado la segunda etapa es la casa de don Prudencio Llach, que en su momento era uno de los hombres más fuertes entre los cafetaleros de la ciudad, fundador del beneficio Oromontique. Era una cuadra que estaba algo olvidada y hoy el tener los murales motivó a la familia a pintar toda la fachada de la casa, para darle elegancia a la ciudad”, comentó Arévalo.
Las primeras etapas del proyecto de muralismo para Santiago de María están conformadas por dos murales que plasman los edificios históricos y las cortadoras de café, este último en las afueras del beneficio Oromontique; la segunda etapa consta de 11 murales, de los cuales ya se encuentra siete y aún faltan tres. Posteriormente, continuarán con otros 14 murales más.
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Las creaciones están a cargo de Alexander Mejía, un joven que con sus brochas y un aerógrafo ha logrado dar vida a viejas paredes.
“Me parece que la idea es muy buena, de recobrar espacios que han estado un poco olvidados y es una bonita forma de darle más vida, hacemos un par de murales que algunos son decorativos y otros que tienen significados, como el que se refiere a los adultos mayores con Alzheimer”, dijo el artista.
A pesar de no ser santiagueño de nacimiento, Mejía se ha comprometido con el proyecto, cobra un precio simbólico por su trabajo y los productos que utiliza como la pintura son donados por miembros o amigos de la asociación.
Por ejemplo, en estos momentos carecen de un tipo de pintura que sirve para sellar la pared y así protegerla de la humedad, lo cual permitirá que el mural sea más resistente en el tiempo.
Para dar rienda suelta a la creatividad, la asociación está organizando un evento que reúna a los mejores muralistas del país que estén deseosos de plasmar su talento en una de las 70 casas preparadas para este evento, que se encuentran ubicadas en el casco urbano de Santiago de María.
“Queremos tener una premiación de por lo menos $1.000 para el ganador, $750 al segundo y $500 al tercero, se hará una invitación a nivel nacional”, agregó Arévalo.
Los murales surgieron con la idea de convertir el municipio en “el mural cultural de la república”, una idea que consistía en dividir la ciudad en 14 zonas, cada una dedicada a un departamento del país; pero, debido a la falta apoyo necesario por las instituciones o gobierno, la idea cambió a un número reducido de murales, pero con el mismo propósito de embellecer la ciudad y atraer el turismo.