Uno de los recuerdos de la infancia que más ha perdurado en la mente de Gloria es ver a los niños caminar con uniforme y mochila para ir a estudiar a la escuela. Ella soñaba con usar un uniforme algún día, pero su sueño nunca se cumplió.
Gloria cuenta que a pesar de su deseo por estudiar, sus padres nunca le permitieron hacerlo, ni a ella ni a sus otros tres hermanos.
“Cuando yo le decía: papi yo quiero ir a la escuela, él me decía que ahí a buscar novio iba uno. Mejor te voy a comprar una piedra y vas a quebrar maíz y vas hacer tortillas me decía y a mis hermanos les decía que les iba a comprar cumas para que fueran a trabajar”
Gloria
Al igual que otras mujeres de su edad, que tampoco aprendieron a leer ni a escribir cuando eran niñas, Gloria se casó joven y se dedicó a cuidar a su familia, pero siempre recordaba el sueño que no pudo cumplir.
“Incluso ahora me siento mal. Yo le digo a mi hija que yo me siento mal con mis padres porque no me dieron esa oportunidad, y tan bueno que es aunque sea tener un tercer grado le digo yo”.
Los únicos empleos a los que Gloria pudo aplicar siempre fueron en tareas domésticas, un trabajo en el que debía abandonar su hogar y viajar cada fin de semana para visitar a su familia. Además eran empleos mal pagados con jornadas extenuantes.
“Imagínese trabajar en casa, ahí hay que hacer un montón de oficio para poder ganarse uno el dinero, pero ya ser uno profesional ya es diferente, ese es el anhelo que uno a veces tiene”, expresa.
Alternativas a la lectura
Saber leer es una habilidad indispensable para poder desarrollarse plenamente. La lectura es utilizada para las cosas más simples como ir al super o para algo más complicado como leer un libro. En el caso de Gloria, ella tuvo que buscar alternativas para poder identificar objetos o lugares, sin necesidad de leer.
Para viajar sola hasta San Salvador ella memorizó las rutas que debía abordar, también memorizó los números hasta 100 para poder ir al super y contar el dinero.
“Sé un poquito de número porque cuando yo salgo para San Salvador me voy en la ruta 205 para allá y cuando vengo de regreso igual me puedo la ruta de regreso para Guaymango, pero los números son los que yo me puedo. Por lo menos marcar un número en el teléfono yo sí puedo”, explica.
Por su edad, Gloria considera que ya no puede conseguir un trabajo, sin embargo a ella le gustaría aprender a leer y escribir para tener un pasatiempo.