El luto volvió a la Urbanización La Campanera este fin de semana, pero no a causa de las pandillas; esta vez ha sido por el Estado, afirmó un vecino de esa comunidad, cuando se le preguntó dónde vivía Gabriel.
A Gabriel (Franklin Gabriel Izaguirre), un hombre mayor, en esa urbanización no lo recuerdan como pandillero sino como un empleado de la alcaldía de Soyapango y a quien le gustaba impulsar el fútbol entre niños y jóvenes de la comunidad, en Soyapango.
Gabriel fue capturado el 31 de mayo de 2022, mientras se encontraba en su casa de habitación, en el pasaje 17 H, donde vivía solo desde hace muchos años.
“En La Campanera, Soyapango, ubicamos a Franklin Gabriel Izaguirre, (a) El Brujo, que posee antecedentes penales por agrupaciones ilícitas y se le incautó material para hacer brujería. En el procedimiento se ubicaron a 11 presuntos pandilleros de la zona. #GuerraContraPandillas”, informó la Fuerza Armada de El Salvador en un tuit publicado a las 5:34 p.m. del 31 de mayo del año anterior.
Desde entonces, Gabriel no volvió a La Campanera ni se supo más de él, hasta el sábado anterior, cuando se supo que había muerto mientras estaba en prisión, en el centro penal de Mariona. Ayer en la mañana, algunos familiares andaban reclamando su cuerpo en el Instituto de Medicina Legal de San Salvador.
La Campanera era un bastión de la pandilla Dieciocho Sureña, cuyo máximo cabecilla es el Viejo Lin, Carlos Mojica Lechuga, originario de Santa Ana.
La Fuerza Armada presentó a Gabriel escoltado por dos militares de la Brigada Especial de Seguridad Militar (BESM, ex Guardia Nacional), a cuyos pies aparecían varios puros de tabaco, algunas imágenes de santos, un par de libros esotéricos y algunos papeles con oraciones, así como unos atuendos de ropa negra con imágenes de calaveras.
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Nada ilegal, según dijeron especialistas en derecho a El Diario de Hoy, quienes afirman que la brujería o santería no es delito, según las leyes salvadoreñas.
Especialistas afirmaron que algunas de estas personas son capturadas por el delito de estafa, al prometer (falsamente) solucionar algún problema a cambio de dinero, pero en sí, solo practicarla no es delito, aseguraron.
Pero los tuits de la Fuerza Armada, la misma que desde hace diez días guarda silencio sobre la violación de una niña de 13 años por parte de un sargento y cinco más de tropa como cómplices del primero, mencionó dos cosas por las que dijo haber capturado a Gabriel: “posee antecedentes penales por agrupaciones ilícitas y se le incautó material para hacer brujería”.
De acuerdo con vecinos de Gabriel, no recuerdan que haya estado preso alguna vez y tampoco lo vinculan con miembros del grupo de pandillas que controlaba el lugar.
Más bien lo recuerdan como una persona que le gustaba el deporte, específicamente el fútbol; aseguran que en algún momento había organizado algunos equipos.
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También lo recuerdan como el empleado de la alcaldía; Gabriel, según el Sindicato de Trabajadores de la Municipalidad de Soyapango, estaba asignado al mantenimiento del parque municipal conocido como Finca Chantecuán, que se encuentra a corta distancia de La Campanera.
Algunos vecinos recordaron que, el mismo día que capturaron a Gabriel, los soldados también arrestaron -aprovechándose del régimen de excepción- una docena de personas, varias de las cuales no tenían vínculos con pandillas, como aseguró la Fuerza Armada en redes sociales.